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Día 1. Cuando los retrasos no importan y Budapest se presenta de noche

11 julio 2025

Día 1. Cuando los retrasos no importan y Budapest se presenta de noche

Los viajes tienen esos momentos en los que todo parece ir mal y al final resulta que van mejor de lo esperado. El viernes 11 de julio empezó siendo uno de esos días en los que el transporte público te recuerda que los horarios son más bien orientativos.

El autobús que llegó cuando quiso #

A las 15:40 teníamos que salir de Bratislava rumbo a Budapest en un autobús de Blablacar Bus. El plan era sencillo: dos horas y cuarto de viaje para llegar a las 17:55 a la estación de Kelenföld. Pero los planes y la realidad pocas veces coinciden exactamente.

El autobús llegó a Bratislava con una hora de retraso. En la estación se notaba el nerviosismo de los pasajeros que esperábamos, esa mirada constante al reloj y al teléfono buscando confirmación de que el retraso era real. Por suerte, la aplicación de Blablacar mostraba claramente la información actualizada, así que no quedaba más remedio que armarse de paciencia.

Cuando finalmente subimos al autobús, ya con más de una hora de retraso acumulado, el conductor parecía tener muy claro que iba a hacer todo lo posible por recuperar tiempo perdido. Y efectivamente lo intentó. Adelantamientos arriesgados, cambios constantes de carril, velocidad que bordeaba los límites permitidos. Todo iba más o menos bien hasta que llegamos a un atasco.

Cuando la impaciencia se vuelve contraproducente #

Lo que vino después fue una masterclass de cómo no gestionar un atasco. Adelantamientos por el arcén, maniobras para entrar y salir en una gasolinera intentando saltarse la cola de vehículos parados en la carretera, cambios frenéticos de carril que no llevaban a ninguna parte. La guinda fue cuando decidió abandonar la autopista para tomar una carretera regional, convencido de que así evitaríamos el tráfico.

Spoiler: no funcionó. La carretera regional estaba igual de colapsada que la autopista, pero además tenía la desventaja de ser de un solo carril por sentido. En algunos tramos donde ambas vías corrían paralelas, podíamos ver claramente cómo el tráfico de la autopista avanzaba más rápido que nosotros. La ironía era evidente, pero ya no había vuelta atrás.

Llegamos a Budapest cerca de las 19:30, con casi dos horas de retraso. Pero curiosamente, la frustración del viaje se diluyó en cuanto pusimos pie en la estación de Kelenföld. Estábamos en Budapest, y eso era lo único que importaba.

La caótica conducción de nuestro chófer entre Bratislava y Budapest La caótica conducción de nuestro chófer entre Bratislava y Budapest
La caótica conducción de nuestro chófer entre Bratislava y Budapest

Primeras decisiones logísticas #

Desde la estación de autobuses teníamos que llegar a nuestro apartamento, Little Americas Hillside Apartments, ubicado en el lado de Buda cerca del puente Margit híd. Antes del viaje había investigado las opciones de transporte público y había encontrado que un bono de 15 días costaba solo 200 forintos más que uno de 3 días: 5950 frente a 5750. Para cuatro días de estancia era una obviedad matemática.

El problema llegó en las máquinas expendedoras de la estación. Por más que busqué, solo aparecían opciones de un día, tres días y un mes completo. El bono de 15 días había desaparecido de las opciones disponibles. Después de varios intentos y consultas rápidas en el móvil, decidimos comprar el de 72 horas y ya veríamos cómo gestionar el día extra.

Tomando el tranvía camino a nuestro apartamento
Tomando el tranvía camino a nuestro apartamento

Un apartamento bien situado #

El apartamento estaba perfectamente ubicado. En el lado de Buda, relativamente céntrico, y con esa sensación de estar en un barrio real de la ciudad en lugar de en una zona puramente turística. Dejamos las mochilas y salimos inmediatamente a buscar un supermercado para abastecernos de provisiones básicas: desayunos y algunas cenas sencillas para no depender siempre de restaurantes.

Ya era bastante tarde, pero tenía una misión clara: quería que Rafa tuviera su primer contacto visual con Budapest, y sabía exactamente dónde llevarlo.

Budapest se presenta en sociedad #

Cogimos un tranvía y después un autobús que nos llevaron hasta la Iglesia de Matías, junto al Bastión de los Pescadores. Era mi carta de presentación de la ciudad, el lugar donde Budapest muestra su mejor perfil, donde el Danubio se despliega a tus pies y la ciudad se extiende iluminada en la distancia.

Cuando llegamos ya había anochecido, pero Budapest estaba preciosa con su iluminación nocturna. La reacción de Rafa fue inmediata y genuina. Esa expresión de sorpresa que solo aparece cuando algo supera tus expectativas. "¡Qué sitio tan bonito!", decía mientras no podía parar de hacer fotos. Incluso hizo una videollamada con su madre para compartir las vistas en tiempo real.

Estuvimos allí más de una hora. La afluencia de gente era muy baja a esa hora, así que podíamos movernos con comodidad, elegir los mejores ángulos para las fotos, disfrutar de las vistas sin agobios. Era el Budapest perfecto para una primera toma de contacto.

La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest
La zona del Bastión de los Pescadores y las vistas de Budapest

Cuando se apagan las luces #

A las once de la noche se apagó la iluminación monumental de los edificios y solo quedaron las farolas del alumbrado público. La vista perdió parte de su espectacularidad, pero siguió siendo impresionante. Budapest nocturna tiene algo magnético, una capacidad de seducción que funciona incluso con la iluminación mínima.

Nos quedamos un rato más disfrutando de la noche agradable que había quedado, y después empezamos a caminar hacia el apartamento bajando poco a poco por la colina. Era una bajada tranquila, sin prisas, saboreando esas primeras impresiones de una ciudad que se había presentado de la mejor manera posible.

La primera jornada en Budapest había comenzado con retrasos y pequeñas complicaciones logísticas, pero había terminado con una presentación espectacular. No se podía pedir mejor introducción a cuatro días que prometían estar llenos de descubrimientos.

La zona del Bastión de los Pescadores con las luces ornamentales de los edificios ya apagadas La zona del Bastión de los Pescadores con las luces ornamentales de los edificios ya apagadas La zona del Bastión de los Pescadores con las luces ornamentales de los edificios ya apagadas La zona del Bastión de los Pescadores con las luces ornamentales de los edificios ya apagadas
La zona del Bastión de los Pescadores con las luces ornamentales de los edificios ya apagadas
Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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