La capital portuguesa vuelve a aparecer en mi horizonte viajero. Diciembre de 2023 será el momento de mi tercer encuentro con esta ciudad de colinas, tranvías amarillos y pastelitos de nata. Esta vez con un aliciente especial: mostrar Lisboa a mi pareja, que nunca ha pisado sus empedradas calles, y hacerlo durante la semana navideña, cuando las luces y el ambiente festivo prometen añadir un toque mágico a cada rincón.
Un reencuentro con sentimientos encontrados #
Siempre he tenido una relación de amor-desamor con Lisboa. No es una ciudad que me haya conquistado completamente, como sí lo han hecho otras capitales europeas. Le falta, a mi entender, ese pulso vibrante de gran metrópoli que cabría esperar. Sin embargo, posee un encanto innegable, una melancolía particular que se respira en sus miradores, en el sonido del fado que intuye por las puertas entreabiertas de los restaurantes al anochecer, en esa luz atlántica tan característica que baña sus edificios.
La Lisboa que conocí hace años ha ido transformándose a pasos agigantados. El centro histórico, especialmente el Barrio Alto y el Chiado, ha experimentado una notable "turistificación" que ha diluido parte de su autenticidad. Donde antes había comercios locales y vecinos de toda la vida, ahora proliferan tiendas de souvenirs, alojamientos turísticos y restaurantes con menús en varios idiomas y fotografías de platos en las puertas.
La autenticidad resistente de Alfama #
A pesar de esta evolución, hay zonas que mantienen su esencia. Alfama, el barrio más antiguo de la ciudad, sigue conservando ese laberinto de callejuelas estrechas donde la ropa tendida ondea entre balcones y los vecinos charlan desde sus ventanas. Aun siendo uno de los distritos más visitados, su estructura medieval y la vida cotidiana que allí persiste le confieren una autenticidad que resiste al paso del tiempo y a las hordas de turistas.
Es en estos rincones donde Lisboa muestra su verdadero rostro, donde se puede sentir el alma de la ciudad entre los ecos del fado, el aroma a sardinas asadas y el traqueteo del histórico tranvía 28 subiendo cuestas imposibles.
Navidad lisboeta: un nuevo aliciente #
Esta visita trae consigo la novedad de experimentar Lisboa en Navidad. Del 19 al 26 de diciembre de 2023, tendremos la oportunidad de ver cómo la ciudad se viste de luces y celebración. La Plaza del Comercio, la Avenida da Liberdade y el Rossio seguramente lucirán decoraciones festivas que añadirán una nueva capa de encanto a estos espacios emblemáticos.
La gastronomía navideña portuguesa, con sus bacalaos, sus dulces tradicionales como el bolo rei (un pan dulce con frutas confitadas) y sus vinos, promete ser otro aliciente para este viaje. Además, el ambiente en las calles durante estas fechas seguramente combinará la calidez mediterránea con la nostalgia atlántica tan característica de esta ciudad.
Una semana para degustar Lisboa sin prisas #
Aunque inicialmente consideré realizar excursiones a lugares cercanos como Sintra, con su exuberante paisaje y sus palacios de cuento; Cascais, con su encanto costero; o Estoril, con su elegancia de otra época, finalmente he optado por dedicar la semana completa a Lisboa.
Esta decisión responde a varios factores. Por un lado, los días cortos del invierno limitan el tiempo efectivo para explorar. Por otro, la filosofía de este viaje busca alejarse del turismo de checklist para abrazar una experiencia más pausada y profunda.
Hacia una inmersión auténtica #
En lugar de correr de un lugar a otro, esta vez me propongo pasear sin rumbo fijo, sentarme en cafés a observar el fluir de la vida local, redescubrir rincones que visité apresuradamente en ocasiones anteriores y, sobre todo, permitir que mi pareja desarrolle su propia relación con Lisboa, sin condicionarla con mis percepciones previas.
Quizás así, a través de sus ojos nuevos, pueda yo también ver facetas de la ciudad que se me hayan escapado. Puede que en este ritmo más lento, en esta temporada especial, Lisboa por fin termine de conquistarme o, al menos, revele nuevas capas de su personalidad que no haya sabido apreciar hasta ahora.
En cualquier caso, este viaje se presenta como una oportunidad para reconciliarme con una ciudad que, si bien no me ha enamorado completamente, siempre me ha dado razones para volver. Y esta vez, con la magia navideña envolviendo sus siete colinas, quizás la experiencia sea diferente.
Las excursiones a Sintra, Cascais y Estoril quedarán pendientes para una futura visita, idealmente durante los meses de primavera o verano, cuando los días más largos y el clima más benigno permitan disfrutar plenamente de estos destinos complementarios.
Expectativas realistas para un viaje memorable #
No espero que Lisboa se transforme mágicamente en una ciudad diferente, ni pretendo que mi pareja la vea necesariamente con mis ojos. Lo que sí espero es que este viaje navideño nos permita crear recuerdos juntos, descubrir lugares que resuenen con nosotros y, sobre todo, disfrutar del simple placer de estar en movimiento, de experimentar lo cotidiano en un escenario diferente.
Lisboa, con sus imperfecciones y sus encantos, con su nostalgia y su evolución, nos espera. Y nosotros vamos a su encuentro, no como simples turistas en busca de fotografías para las redes sociales, sino como viajeros curiosos dispuestos a dejarnos sorprender por lo que la ciudad tenga a bien mostrarnos en estos días especiales de diciembre.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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