Situado en la margen izquierda de la ría del Nervión, en Barakaldo, el Edificio Ilgner se alza como un impresionante testimonio de la era industrial de Vizcaya. Este majestuoso edificio, que una vez fue parte integral de las instalaciones de Altos Hornos de Vizcaya (AHV), ahora se erige como un símbolo de la transformación y revitalización de la zona.
Una arquitectura que desafía el tiempo y el entorno #
Inaugurado en 1927, el Edificio Ilgner sorprende por su imponente arquitectura, que combina funcionalidad industrial con una estética casi palaciega. Su fachada de ladrillo visto, puntuada por enormes ventanales, crea un contraste fascinante entre la robustez de su estructura y la luminosidad que inunda su interior.
Lo que hace única a esta construcción es su esqueleto de hormigón armado, una innovación para su época en las instalaciones de AHV. Los pilares, distribuidos entre los amplios ventanales, verticalizan las fachadas, mientras que las líneas horizontales de la cornisa y el tímpano aportan un equilibrio visual que recuerda a un templo clásico.
La cubierta, a diferencia del resto de la estructura, fue construida con cerchas metálicas, añadiendo un toque de ligereza a la robustez general del edificio.
Una historia de desafíos y superación #
La historia del Edificio Ilgner es tan fascinante como su arquitectura. Su construcción fue un verdadero reto de ingeniería. Debido a la falta de espacio en las instalaciones principales de AHV, se decidió ubicarlo en un terreno pantanoso al otro lado de la carretera Bilbao-Portugalete. Este emplazamiento requirió una cimentación innovadora, llevada a cabo por el ingeniero Alfonso Peña Boeuf, experto en consolidación de terrenos.
Peña Boeuf logró asentar el edificio a 27 metros de profundidad mediante una técnica revolucionaria: construyó una gran placa de hormigón armado y, a través de ella, inyectó a grandes presiones mortero con escorias. Esta cimentación experimental fue un gran éxito, permitiendo que el edificio se mantuviera estable en un terreno que, en principio, parecía inadecuado para una construcción de tal envergadura.
El origen de su nombre #
El edificio debe su nombre a Karl Ilgner, un ingeniero que revolucionó la industria siderúrgica con su invención del accionamiento eléctrico reversible para trenes de laminación. Este sistema, que Altos Hornos de Vizcaya decidió implementar en su fábrica de Barakaldo, representó un salto cualitativo en la eficiencia energética, reduciendo los costes en un 75% respecto a los sistemas de vapor.
Un interior que sorprende: la "catedral industrial" #
Si el exterior del Edificio Ilgner impresiona, su interior no se queda atrás. La sala principal, con 55 metros de longitud y 20 de luz, albergaba la maquinaria y el tablero de mandos. Lo que más sorprende es la riqueza decorativa, poco común en construcciones industriales.
La planta basilical del edificio se divide en una nave central diáfana y dos naves laterales a diferente nivel. La nave de mayor altura albergaba la instalación de distribución, mientras que la menor contenía las instalaciones de transformadores y rectificadores.
Los zócalos de baldosa cerámica, las siete puertas de arco rebajado y un piso de terrazo con motivos ornamentales convierten este espacio en una verdadera "catedral industrial". Esta atención al detalle y a la estética era revolucionaria para la época, cuando las fábricas solían ser espacios puramente funcionales sin concesiones a la belleza.
Curiosidades del Edificio Ilgner #
- Un oasis en el pantano: A pesar de estar construido en una zona pantanosa, hoy en día el Edificio Ilgner se ubica en una de las mejores zonas de la ciudad, testimonio de cómo la ingeniería puede transformar el entorno.
- Revolución estética: En su época, el Edificio Ilgner supuso una auténtica revolución. Las fábricas de aquel tiempo no solían destacar por su estética, por lo que este edificio cambió la percepción de cómo podía ser un espacio de trabajo industrial.
- Belleza interior y exterior: Es difícil decidir qué es más impresionante, si su fachada de ladrillo con enormes ventanales o su decoración interior con motivos ornamentales. Ambos aspectos contribuyen a su estatus de joya arquitectónica.
- Un paraíso para los trabajadores: Los obreros de la época no solo contaban con las mejores maquinarias, sino que también disfrutaban de un espacio de trabajo de gran belleza, algo inusual en el ámbito industrial de principios del siglo XX.
Renacimiento y futuro #
Tras los derribos de gran parte de las instalaciones de AHV en 1995, el Edificio Ilgner se salvó de la demolición gracias a su valor arquitectónico e histórico. Fue completamente rehabilitado por BILBAO Ría 2000, bajo la dirección del arquitecto José Luis Burgos, quien logró preservar su carácter de patrimonio industrial.
Hoy en día, este edificio de 5.000 m² alberga el Centro de Desarrollo Empresarial de la Margen Izquierda (CEDEMI), también conocido como BIC (Business Innovation Center) Bizkaia Ezkerraldea. Este centro impulsa proyectos innovadores en la zona, convirtiendo al Edificio Ilgner en un motor de progreso, ahora en el ámbito de la innovación y el emprendimiento.
Un destino imprescindible #
Para los amantes de la arquitectura industrial, la historia o simplemente para aquellos que buscan descubrir los tesoros ocultos de Vizcaya, el Edificio Ilgner es una visita obligada. Su imponente presencia y su fascinante historia lo convierten en un destino único que ejemplifica perfectamente la transformación de la zona: de corazón industrial a centro de innovación y cultura.
Este edificio no solo es un monumento al pasado industrial de la región, sino también un símbolo de su capacidad de reinvención y adaptación a los nuevos tiempos. El Edificio Ilgner nos recuerda que la belleza puede surgir de la funcionalidad, y que el patrimonio industrial puede y debe ser preservado como parte fundamental de nuestra historia y nuestra identidad.
Visitar el Edificio Ilgner es sumergirse en un pedazo de la historia industrial de Vizcaya, admirar una obra maestra de la arquitectura y ser testigo de cómo el pasado y el futuro pueden coexistir en perfecta armonía.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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