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Día 3. De Montjuïc al mar, una jornada épica

06 diciembre 2021

Día 3. De Montjuïc al mar, una jornada épica

El lunes amaneció con esa energía especial que tienen los días en los que sabes que vas a cubrir mucho territorio. Sin haberlo planificado, esta jornada nos llevaría desde las alturas de Montjuïc hasta la orilla del mar, pasando por algunos de los lugares más emblemáticos de Barcelona. Era el momento de descubriéramos la diversidad arquitectónica y urbanística que caracteriza a esta ciudad.

Plaza de España: el punto de partida perfecto #

Comenzamos nuestro recorrido en la Plaza de España, ese espacio grandioso que marca la transición entre la Barcelona más urbana y la zona de Montjuïc. La plaza tiene esa capacidad de impresionar por su amplitud y por la armonía arquitectónica del conjunto. Para alguien que viene de ciudades con una escala urbana diferente, como nosotros, la monumentalidad del espacio resulta especialmente impactante.

Las Fuentes de Montjuïc se presentaron ante nosotros en todo su esplendor matinal. Aunque no estaban en funcionamiento con el espectáculo de agua y luz que las caracteriza por las noches, su estructura arquitectónica ya resulta suficientemente espectacular. Poder contemplarlas sin las multitudes típicas de otros momentos del día nos permitió apreciar mejor los detalles de su diseño y entender la escala del proyecto urbanístico.

La fachada del Palau de la Fira de Barcelona, con su estilo historicista de principios del siglo XX, nos sirvió como introducción perfecta a la diversidad arquitectónica que íbamos a encontrar durante el día. Es curioso cómo Barcelona tiene esa capacidad de combinar estilos y épocas diferentes sin que el resultado parezca una mezcla caótica.

El Museu Nacional y la escalinata monumental #

El Museu Nacional d'Art de Catalunya, aunque no entráramos a visitarlo por dentro, ya impresiona desde el exterior. El edificio del antiguo Palacio Nacional, construido para la Exposición Internacional de 1929, tiene esa grandiosidad característica de la arquitectura expositiva de la época. Su ubicación privilegiada, presidiendo toda la zona de Montjuïc, lo convierte en un mirador natural sobre la ciudad.

Subir las escalinatas que conducen hacia el museo es todo un espectáculo en sí mismo. No solo por el ejercicio físico que supone, sino por las vistas panorámicas que se van abriendo a medida que ganas altura. Barcelona se extiende ante ti como un mapa tridimensional donde puedes identificar los diferentes barrios, la línea de costa y los puntos de referencia más significativos.

Poder contemplar la ciudad desde las alturas te da una comprensión espacial que complementa perfectamente lo que habíamos visto a nivel de calle durante los días anteriores. Es una de las ventajas de Barcelona: su topografía permite estos cambios de perspectiva que enriquecen enormemente la experiencia urbana.

Plaza de España y Museu Nacional d'Art de Catalunya Plaza de España y Museu Nacional d'Art de Catalunya Plaza de España y Museu Nacional d'Art de Catalunya Plaza de España y Museu Nacional d'Art de Catalunya
Plaza de España y Museu Nacional d'Art de Catalunya

El anillo olímpico: historia deportiva reciente #

Continuar subiendo hacia el Anillo Olímpico nos transportó directamente a 1992, cuando Barcelona se convirtió en el centro del mundo deportivo. El Palau de la Música Sant Jordi, con su característica cúpula diseñada por Arata Isozaki, sigue siendo uno de los edificios más innovadores y reconocibles de la ciudad.

La Torre de Comunicaciones de Calatrava, con sus líneas elegantes y su funcionalidad evidente, representa perfectamente ese momento en el que Barcelona apostó por la arquitectura contemporánea de máximo nivel. Para cualquier visitante interesado en entender la evolución urbanística de las ciudades españolas, poder ver de cerca estas intervenciones olímpicas resulta especialmente revelador.

Pero lo realmente emocionante fue poder entrar en el Estadio Olímpico Lluís Companys. Caminar por las gradas donde se vivieron los Juegos Olímpicos de 1992 tiene algo de mágico. El pebetero olímpico, aunque apagado, sigue siendo un símbolo poderoso de lo que significó aquella cita deportiva para la transformación de Barcelona.

Rafa se mostró especialmente impresionado por la capacidad del estadio y por la sensación de estar en un lugar donde había pasado historia reciente. Poder explicarle lo que habían significado aquellos Juegos Olímpicos para la proyección internacional de Barcelona añadía una dimensión narrativa especial a la visita.

El anillo olímpico de Barcelona El anillo olímpico de Barcelona El anillo olímpico de Barcelona El anillo olímpico de Barcelona
El anillo olímpico de Barcelona

Teatre Grec y el descenso hacia el raval #

El paseo por Montjuïc nos llevó hasta el Teatre Grec, ese espacio escénico único que aprovecha la topografía natural de la montaña para crear un ambiente casi mágico. Aunque estuviera sin actividad, el simple hecho de poder contemplar su estructura e imaginar cómo debe de ser asistir a una representación allí ya resulta evocador.

Desde el Teatre Grec iniciamos el descenso hacia El Raval, callejeando por esas calles serpenteantes que conectan la montaña con la ciudad llana. Es uno de esos recorridos que Barcelona permite hacer a pie y que te van mostrando diferentes facetas urbanas sin solución de continuidad.

El cambio de ambiente al adentrarnos en El Raval es radical. De los espacios abiertos y monumentales de Montjuïc pasas a un barrio con una estructura urbana completamente diferente, más densa, más popular, con una personalidad muy definida que lo distingue claramente de otras zonas de la ciudad.

Teatre Grec
Teatre Grec

El Raval: autenticidad urbana #

Llegar al Antiguo Hospital de la Santa Cruz fue como descubrir una joya arquitectónica escondida en medio del barrio. El conjunto gótico, con sus patios interiores y su biblioteca, representa esa Barcelona histórica que va más allá de los circuitos turísticos más evidentes. Para nosotros, que estábamos descubriendo diferentes facetas de la arquitectura catalana, poder ver este ejemplo de gótico civil resultaba especialmente interesante.

Continuar hasta el Gato de Botero en la Ronda del Raval nos permitió experimentar la diversidad cultural característica del barrio. La escultura del artista colombiano se ha convertido en uno de los símbolos de la transformación urbana de El Raval, y su presencia marca simbólicamente la evolución de una zona que ha sabido reinventarse manteniendo su autenticidad.

Paseando por EL Ravel Paseando por EL Ravel Paseando por EL Ravel Paseando por EL Ravel Paseando por EL Ravel Paseando por EL Ravel
Paseando por EL Ravel

Vistas panorámicas desde el Barceló Raval #

Subir a la terraza del Hotel Barceló Raval fue una de esas experiencias que no estaban en la planificación inicial pero que resultaron absolutamente memorables. La vista 360º que ofrece desde su terraza es espectacular, permitiendo contemplar Barcelona desde una perspectiva completamente diferente a la que habíamos tenido desde Montjuïc.

Desde allí arriba pudimos identificar todos los lugares que habíamos visitado durante los días anteriores, así como anticipar algunos de los que teníamos pendientes. Para Rafa era especialmente útil poder situar geográficamente todo lo que estaba conociendo y entender mejor cómo se articulan los diferentes barrios de la ciudad.

La terraza del Barceló Raval se ha convertido en uno de esos lugares de moda que combinan la funcionalidad turística con el disfrute local. Poder tomarnos algo allí mientras contemplábamos las vistas nos daba un respiro necesario en una jornada que estaba resultando especialmente intensa.

La terraza del Hotel Barceló Raval La terraza del Hotel Barceló Raval La terraza del Hotel Barceló Raval La terraza del Hotel Barceló Raval
La terraza del Hotel Barceló Raval

La boquería: explosión de color y sabores #

El Mercado de La Boquería fue una explosión sensorial completa. Pasear entre los puestos, observar la variedad de productos, los colores de las frutas y verduras, la disposición artística de los navideños, es una experiencia que va mucho más allá del simple abastecimiento. La Boquería es espectáculo puro, un lugar donde la funcionalidad comercial se convierte en arte visual.

Aunque no compráramos nada en particular, el simple hecho de caminar entre los pasillos del mercado, observar el trabajo de los comerciantes y sentir esa atmósfera única que tienen los mercados tradicionales ya justificaba completamente la visita.

Mercado de La Boquería Mercado de La Boquería
Mercado de La Boquería

Passeig de Gràcia: arquitectura modernista #

Pasamos de largo por Las Ramblas, que ya habíamos explorado el día anterior, y nos dirigimos directamente hacia el Passeig de Gràcia. Esta arteria comercial y arquitectónica de Barcelona concentra algunos de los edificios más espectaculares del modernismo catalán.

La Casa Batlló y La Pedrera se presentaron ante nosotros como ejemplos supremos de la creatividad de Gaudí. Aunque no entráramos a visitar los interiores, las fachadas ya resultan suficientemente espectaculares como para justificar el desplazamiento. La Casa Batlló, con sus formas ondulantes y su colorido cerámico, y La Pedrera, con su estructura de piedra que parece esculpida por el viento, representan perfectamente esa Barcelona modernista que tanto la caracteriza.

Passeig de Gràcia Passeig de Gràcia Passeig de Gràcia Passeig de Gràcia
Passeig de Gràcia

Park Güell: turismo masivo versus autenticidad #

Desde el Passeig de Gràcia cogimos el autobús hacia el Park Güell. El trayecto nos permitió ver otros barrios de Barcelona y entender mejor la extensión real de la ciudad más allá del centro histórico y turístico.

Llegar al Park Güell me produjo sentimientos encontrados. No pude evitar recordar los tiempos en los que el parque era gratuito y de libre acceso, cuando podías pasear tranquilamente por sus senderos sin encontrarte con las multitudes de turistas que ahora lo caracterizan. La necesidad de pagar entrada y la masificación han cambiado completamente la experiencia de visitarlo.

A pesar de ello, las obras de Gaudí siguen siendo impresionantes. Los bancos serpenteantes cubiertos de mosaicos, la sala hipóstila con sus columnas inclinadas, las casitas de cuento de hadas de la entrada, todo mantiene esa magia particular del genio catalán. Para Rafa, que estaba completando su primera aproximación a la obra de Gaudí, el Park Güell representaba otra faceta más de la creatividad del arquitecto.

Pasamos un buen rato paseando por el parque, haciendo fotos y simplemente disfrutando de estar en un lugar único, a pesar de las incomodidades derivadas de la masificación turística.

Park Güell Park Güell Park Güell Park Güell Park Güell
Park Güell

El Carmel: vistas privilegiadas #

Salir del Park Güell por la parte superior nos llevó hasta el barrio de El Carmel, una zona residencial que ofrece algunas de las mejores vistas panorámicas de Barcelona. Era la oportunidad de ver la ciudad desde otro ángulo completamente diferente a los que habíamos tenido durante los días anteriores.

Desde El Carmel se contempla Barcelona en toda su extensión, desde la montaña hasta el mar, con una perspectiva que permite entender la estructura urbana de la ciudad de forma global. Es uno de esos miradores naturales que Barcelona ofrece gratuitamente y que muchos turistas se pierden por centrarse únicamente en los lugares más conocidos.

Vistas de Barcelona desde el barrio de El Carmel
Vistas de Barcelona desde el barrio de El Carmel

Regreso al mar: Barceloneta nocturna #

Ver de nuevo el mar desde las alturas de El Carmel nos despertó unas ganas irresistibles de volver a estar cerca del agua, esta vez de noche. Cogimos un autobús que nos llevó hasta la zona del Casino Barcelona, en el Port Olímpic.

Caminar por la orilla de la playa de la Barceloneta de noche tiene algo de mágico. El sonido de las olas, las luces de la ciudad reflejándose en el agua, esa sensación de infinitud que da el mar, todo contribuía a crear un momento especialmente memorable después de un día tan intenso.

El paseo hasta el Hotel W Barcelona, con su característica silueta en forma de vela, nos permitió completar el recorrido por la fachada marítima de la ciudad.

Paseo nocturno por la playa de La Barceloneta Paseo nocturno por la playa de La Barceloneta Paseo nocturno por la playa de La Barceloneta Paseo nocturno por la playa de La Barceloneta
Paseo nocturno por la playa de La Barceloneta

Cena en el Gótico y regreso a casa #

Terminamos el día cenando en el Barrio Gótico. Después de un día tan intenso de caminatas y descubrimientos, poder sentarnos tranquilamente y hacer balance de todo lo vivido era exactamente lo que necesitábamos.

La cena nos dio la oportunidad de comentar las impresiones del día, repasar los lugares visitados y planificar lo que queríamos hacer durante los días siguientes. Había sido una jornada especialmente reveladora: habíamos pasado de las alturas monumentales de Montjuïc a la autenticidad popular de El Raval, del modernismo arquitectónico al contacto directo con el mar.

El regreso a casa fue tranquilo, con esa satisfacción especial que da haber aprovechado intensamente un día sin llegar al agotamiento. Habíamos conseguido cubrir una cantidad impresionante de territorio y experiencias diferentes, manteniendo siempre el ritmo adecuado para poder disfrutar realmente de cada momento.

Plaza de de Sant Jaume en el Barrio Gótico Plaza de de Sant Jaume en el Barrio Gótico
Plaza de de Sant Jaume en el Barrio Gótico
Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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