Día 3. El barrio del castillo de día y lluvia que lleva al refugio comercial
13 julio 2025
El domingo 13 de julio decidimos empezar la jornada volviendo al barrio del castillo que habíamos visitado en nuestra primera noche. Pero esta vez queríamos verlo con luz natural, explorarlo con calma y descubrir esos rincones que la noche anterior habían quedado en penumbra.
Callejeando por el barrio del castillo #
En lugar de ir directamente al Bastión de los Pescadores, que ya habíamos visto iluminado, empezamos dando un paseo por el barrio del castillo, callejeando sin rumbo fijo. Es una de las ventajas de volver a un lugar: puedes permitirte el lujo de perderte un poco, de explorar sin la presión de tener que verlo todo en una sola visita.




Las calles empedradas del barrio tienen un encanto especial durante el día. Se pueden apreciar mejor los detalles arquitectónicos, los colores de los edificios, esa mezcla de estilos que caracteriza a esta zona histórica de Budapest. Era domingo por la mañana y había menos turistas que en otros momentos, así que podíamos caminar con tranquilidad.
Pasamos por el Laberinto del Castillo de Buda, aunque solo entramos a la primera parte que era gratuita. No teníamos especial interés en hacer el recorrido completo, pero curiosear un poco nos dio una idea de lo que era la atracción.


Palacios y castillos entre obras #
Luego fuimos caminando hacia el Palacio Sándor y el Castillo de Buda. Aquí nos encontramos con una pequeña decepción: parte de las murallas y zonas del castillo estaban en obras, por lo que solo pudimos recorrer una parte del conjunto. Es una de esas cosas que pasan cuando viajas, que los monumentos no siempre están en su mejor momento o completamente accesibles.
Aún así, lo que pudimos ver era impresionante. El Castillo de Buda, incluso con obras, sigue siendo un conjunto monumental de primer orden, y las vistas sobre el Danubio y la ciudad desde esta posición elevada son espectaculares.






Bajando hacia el río #
Desde el castillo fuimos bajando por el Bazaar de los Jardines del Castillo, una bajada agradable que te lleva poco a poco desde la zona alta del barrio hasta el nivel del río. Era un descenso tranquilo que permitía ir disfrutando de las perspectivas cambiantes de la ciudad.
Volvimos caminando por la orilla del río hasta llegar a la zona de la Szilágyi Dezső Square Reformed Church. Por el camino encontramos un supermercado donde compramos unos sándwiches y algo de beber. La idea era hacer un picnic improvisado en algún sitio con buenas vistas.






Almuerzo con vistas al Bastión #
Con nuestro almuerzo comprado, volvimos a coger el autobús hacia la zona del Bastión de los Pescadores. Encontramos un banco a la sombra con buenas vistas y allí comimos tranquilamente, disfrutando del ambiente y de las perspectivas sobre la ciudad.
Era uno de esos momentos simples pero perfectos del viaje: comida sencilla, buenas vistas, tiempo para hablar y procesar todo lo que habíamos visto en los días anteriores.




El Bastión de los Pescadores de día #
Después del almuerzo llegó el momento de ver el Bastión de los Pescadores con luz natural. Es un lugar que cambia completamente según la hora del día. Las vistas nocturnas tienen su magia, pero las diurnas permiten apreciar mejor los detalles arquitectónicos y tener una perspectiva más clara de la geografia de Budapest.
Las vistas sobre el Danubio, el Parlamento y toda la zona de Pest son simplemente espectaculares. Es uno de esos lugares que justifican por sí solos una visita a Budapest, uno de esos miradores que se quedan grabados en la memoria visual de cualquier viaje.
Hicimos un último recorrido por el barrio del castillo, ya con la satisfacción de haberlo conocido tanto de noche como de día, tanto con la magia de la iluminación como con la claridad de la luz natural. Dábamos por finalizada la visita a esta zona de Buda con la sensación de haberla exprimido bien.




La Ópera y su metro especial #
Nos desplazamos hasta la zona de la Ópera para ver el edificio y, sobre todo, la estación de metro, que es realmente especial. Es una de esas estaciones de metro que son atracciones turísticas por sí mismas, con esa decoración de época que la convierte en algo más que un simple medio de transporte.
El edificio de la Ópera, visto desde fuera, es imponente. Esa arquitectura decimonónica que respira historia y cultura, que te hace entender inmediatamente la importancia que tenía la ópera en la vida social de la Budapest de finales del siglo XIX.






El Parlamento en todo su esplendor #
Desde la Ópera fuimos hasta el Parlamento para verlo en todo su esplendor diurno. Aunque en esta ocasión no entré en su interior, recordaba claramente la visita de mi viaje anterior, esos interiores dorados y esa sensación de estar dentro de uno de los edificios más espectaculares de Europa.
Vimos también el monumento a los judíos, el memorial de los zapatos junto al río. Es un monumento conmovedor y necesario, que te recuerda la historia más oscura de Budapest y la importancia de mantener viva la memoria.






Cuando llueve, el refugio comercial #
Empezaba a llover y decidimos buscar refugio en el Westend, uno de los centros comerciales más grandes de Europa. No era exactamente lo que habíamos planeado para un domingo en Budapest, pero a veces los planes se adaptan a las circunstancias meteorológicas.
Como era domingo, parte de las tiendas estaban cerradas, pero aprovechamos para comprar la cena en el supermercado y tener un rato de descanso cubierto mientras pasaba la lluvia. No era la experiencia más auténtica de Budapest, pero formaba parte del ritmo natural del viaje.


Vuelta al apartamento #
Cogimos el autobús de vuelta al apartamento para descansar y refugiarnos definitivamente de la lluvia. Habíamos tenido una mañana intensa de exploración del barrio del castillo y una tarde que había terminado de forma inesperada pero práctica.
Era el final de un día que había combinado lo mejor del turismo cultural con las pequeñas adaptaciones que requiere cualquier viaje real. Budapest había mostrado otra de sus caras, y nosotros habíamos aprendido a adaptarnos a sus ritmos y a sus circunstancias.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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