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Día 1. Primer contacto con una ciudad que despierta memorias

07 diciembre 2018

Día 1. Primer contacto con una ciudad que despierta memorias

El vuelo de Vueling fue puntual. A las 14:50 tocaba suelo sevillano después de un viaje sin complicaciones. El aeropuerto de San Pablo me recibió con esa luz especial del sur que ya había echado de menos sin saberlo durante todos estos años.

Desde el aeropuerto, cogí el autobús que me llevó hasta la Plaza de Armas. Desde allí, con la mochila a la espalda y un plano en el móvil, me dirigí caminando hacia mi alojamiento en Triana. Era mi primera toma de contacto real con la ciudad después de tantos años, y ya desde esos primeros pasos pude confirmar algo: Sevilla seguía siendo una ciudad perfectamente caminable.

Autobús desde el aeropuerto de Sevilla
Autobús desde el aeropuerto de Sevilla

Bienvenida en Triana #

Irene y Félix me recibieron con la calidez que caracteriza a los andaluces. En pocos minutos me habían explicado todo lo necesario sobre la casa, el barrio y me habían dado las primeras recomendaciones sobre qué ver y hacer en la ciudad. Su hospitalidad me hizo sentir inmediatamente bienvenido.

Después de organizar un poco mi mochila en la habitación, decidí salir a hacer mi primera exploración de Sevilla. No tenía un plan definido más allá de caminar y empezar a reconstruir mi mapa mental de la ciudad. Quería que fuera la propia ciudad la que me guiara en este reencuentro.

Caminando hacia Triana
Caminando hacia Triana

Cruzando el puente: Del Triana histórico al corazón de Sevilla #

Lo primero que hice fue cruzar el Puente de Triana, ese icono que conecta el barrio marinero con el centro histórico. Caminar por él ya era toda una declaración de intenciones: estaba cruzando no solo el Guadalquivir, sino también los años que me separaban de mi última visita.

Una vez al otro lado, decidí caminar junto a la orilla del río. El paseo fluvial estaba precioso, con la tarde sevillana bañándolo todo de una luz dorada que hacía que cada rincón pareciera una postal. Seguí caminando hasta llegar a la Torre del Oro, ese cilindro dorado que se alza orgulloso junto al río desde hace siglos.

Paseo junto al Guadalquivir y Torre del Oro Paseo junto al Guadalquivir y Torre del Oro
Paseo junto al Guadalquivir y Torre del Oro

Primeros reconocimientos en el centro histórico #

Desde la Torre del Oro me adentré en la zona antigua hasta llegar a la Catedral. Al ver esa mole impresionante, con la Giralda alzándose hacia el cielo, tuve mi primera sensación clara de déjà vu. Estaba seguro de haber estado allí hace veinticinco años, pero mis recuerdos eran difusos, como fotografías desenfocadas que necesitaban un nuevo revelado.

Di un paseo sin rumbo fijo por el centro histórico, dejándome llevar por las calles empedradas y la arquitectura que rezuma historia por cada piedra. Cada rincón me resultaba a la vez familiar y nuevo, como si estuviera redescubriendo un libro que había leído hace mucho tiempo y del que solo recordaba la sensación general, pero no los detalles.

Redescubriendo el centro histórico de Sevilla Redescubriendo el centro histórico de Sevilla Redescubriendo el centro histórico de Sevilla Redescubriendo el centro histórico de Sevilla
Redescubriendo el centro histórico de Sevilla

La noche sevillana y el ambiente de Triana #

Cuando se hizo de noche, regresé caminando por la orilla del río hacia Triana. Fue entonces cuando me di cuenta de una de las cosas que más me iban a impresionar de Sevilla: su vitalidad nocturna. Me encontré con muchísima gente disfrutando de la noche en Triana, con una energía y un ambiente que me conquistaron inmediatamente.

Las terrazas estaban llenas, la gente paseaba tranquilamente por las calles, había conversaciones en cada esquina. Se respiraba esa vida de barrio que hace que una ciudad se sienta como un hogar, incluso para un visitante que acaba de llegar.

Cené algo sencillo en uno de los bares del barrio, disfrutando de esa primera inmersión en el ambiente sevillano. La gente era acogedora, el ambiente relajado pero vibrante, y yo ya empezaba a intuir que este viaje iba a ser muy especial.

Regreso a mi alojamiento disfrutando de la noche sevillana Regreso a mi alojamiento disfrutando de la noche sevillana Regreso a mi alojamiento disfrutando de la noche sevillana Regreso a mi alojamiento disfrutando de la noche sevillana
Regreso a mi alojamiento disfrutando de la noche sevillana

Primeras impresiones de una ciudad que despierta #

Al regresar a mi habitación en casa de Irene y Félix, hice balance de este primer día. Sevilla me había recibido con los brazos abiertos, confirmando esas sensaciones positivas que guardaba en la memoria, pero añadiendo nuevos matices que no recordaba o que tal vez no había sabido apreciar hace veinticinco años.

La ciudad me parecía limpia, bien cuidada, con una arquitectura impresionante y, sobre todo, con una vida auténtica que se notaba en cada calle. No tenía la sensación de estar en una ciudad-museo, sino en un lugar vivo, habitado, donde el patrimonio histórico convivía perfectamente con el día a día de sus habitantes.

Solo había sido el primer día, pero ya tenía claro que este reencuentro con Sevilla iba a superar todas mis expectativas. La ciudad había cambiado, sí, pero claramente a mejor. Y yo también había cambiado, lo que me permitía apreciar matices y detalles que tal vez se me habían escapado en aquella primera visita de juventud.

Mañana sería el momento de profundizar en ese redescubrimiento, de caminar más, de perderme más, de dejarme conquistar definitivamente por una ciudad que ya empezaba a robarme el corazón.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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