Escondido en las faldas del monte Artxanda, en Bilbao, se encuentra un barrio que parece sacado de un cuento: Loruri, también conocido como Ciudad Jardín. Este enclave único combina la tranquilidad del campo con la proximidad al bullicioso centro de la villa, ofreciendo a sus visitantes una experiencia urbana singular que merece ser descubierta.
Los orígenes de un sueño urbano #
La historia de Ciudad Jardín se remonta a principios de los años 20 del siglo pasado, en un contexto de rápida industrialización y crecimiento urbano en Bilbao. La expansión de la industria siderúrgica y naval en la capital vizcaína había provocado una afluencia masiva de población de otras comunidades, lo que desencadenó una grave escasez de viviendas y problemas de hacinamiento.
En 1921, inspirados por las ideas del urbanista británico Ebenezer Howard sobre las "ciudades jardín", un grupo de trabajadores visionarios propuso la creación de una cooperativa para construir viviendas económicas en las afueras de Bilbao. Esta iniciativa se vio favorecida por los cambios en la legislación sobre casas baratas, que facilitaban el acceso de las clases medias a las ayudas estatales para la construcción de viviendas.
El 20 de agosto de 1922, se constituyó oficialmente la Sociedad Cooperativa de Empleados y Periodistas "La Ciudad Jardín Bilbaína". El presidente fue Celso Negueruela Montes (cuyo nombre hoy honra una plaza del barrio) y el secretario Benjamín Jubindo Pérez, ambos empleados del Ayuntamiento de Bilbao.
El proyecto toma forma #
El Ayuntamiento de Bilbao, consciente de la importancia de esta iniciativa, convocó un concurso para el diseño del nuevo barrio. El jurado, del que formaba parte el reconocido arquitecto municipal Ricardo Bastida, seleccionó el proyecto presentado por Pedro Ispizua Susunaga, también empleado municipal.
Ispizua, nacido en Bermeo en 1895, presentó su propuesta a finales de 1922, resultando vencedor. Sin embargo, el proyecto fue reformulado dos años más tarde, en 1924, para adaptarse mejor a las necesidades y posibilidades de la cooperativa.
Arquitectura y diseño: un sueño hecho realidad #
La Ciudad Jardín bilbaína se ubica estratégicamente en una ladera soleada del monte Artxanda, protegida de las lluvias y vientos dominantes, pero al mismo tiempo cercana al centro de la villa. Esta ubicación privilegiada permite a sus habitantes disfrutar de las ventajas del campo sin renunciar a la proximidad de la vida urbana.
El complejo diseñado por Ispizua consta de 56 edificios bifamiliares, cada uno albergando dos viviendas pareadas. Estos chalés, construidos en estilo neovasco, cuentan con dos plantas principales, además de sótano y bajo-cubierta. La superficie de las casas oscilaba entre los 112 metros cuadrados de las más pequeñas y los 160 de las más amplias, a los que se sumaban la construcción bajo cubierta, los camarotes y, por supuesto, el jardín o huerta contigua.
Ispizua dividió las casas en tres categorías, aunque su distribución interior era prácticamente idéntica en todas ellas:
- La planta baja contaba con porche, sala, comedor, cocina y "un retrete con bañera", todo un lujo para la época.
- La planta alta albergaba cuatro o cinco dormitorios, dependiendo de la categoría de la casa.
El estilo arquitectónico predominante es el regionalista neo-vasco, aunque Ispizua incorporó elementos de otros lenguajes artísticos, creando un conjunto armonioso y único. Las casas recuerdan a las semi-detached anglosajonas, pero con un toque distintivamente vasco que las arraiga en su entorno cultural.
Más que viviendas: una comunidad autosuficiente #
Ciudad Jardín no se limitó a ser un mero conjunto de viviendas. El barrio fue concebido como una comunidad prácticamente autosuficiente, con una serie de servicios e instalaciones que favorecían la vida comunitaria:
- Centro Social: Ubicado en la plaza central (hoy Plaza Celso Negueruela), este edificio ha desempeñado diversas funciones a lo largo de su historia. Inicialmente concebido como centro social, más tarde sirvió durante sesenta años como escuela. En la actualidad, ha vuelto a su función original como centro de reuniones, dedicado en gran parte a la juventud.
- Escuela de primera enseñanza: Garantizaba la educación de los niños del barrio sin necesidad de desplazarse al centro de la ciudad.
- Capilla-parroquia: Atendía las necesidades espirituales de la comunidad.
- Comercios de alimentación: Varios establecimientos que actuaban como aglutinadores de la vida social del barrio.
- Depósito de agua: Se construyó un depósito para almacenar agua de la ría y agua potable, garantizando el suministro al barrio. Aunque este depósito ha sido demolido en la actualidad, fue un elemento crucial en la autonomía inicial de la comunidad.
La vida en Ciudad Jardín: un experimento social #
La creación de Ciudad Jardín no fue solo un proyecto urbanístico, sino también un experimento social. Los primeros habitantes del barrio, en su mayoría empleados municipales, empleados de comercio, titulados de carreras medias, jornaleros y marinos, formaban una comunidad diversa pero cohesionada.
El funcionamiento en régimen de cooperativa fomentó estrechos lazos entre los vecinos, creando un fuerte sentido de pertenencia. Las viviendas eran propiedad de la cooperativa hasta que los asociados completaban su amortización, lo que se regulaba mediante cuotas mensuales con un plazo total de veinte años.
La vida en el barrio era prácticamente autosuficiente. Los niños iban a la escuela local, las compras se hacían en los comercios del barrio, y el centro social era el punto de encuentro para reuniones y actividades comunitarias. Esta forma de vida, que combinaba las ventajas del campo y la ciudad, fue considerada revolucionaria en su época.
Desafíos y transformaciones #
A lo largo de sus casi cien años de historia, Ciudad Jardín ha enfrentado diversos desafíos que han amenazado su carácter original:
- La autovía de acceso norte: En la década de los 60, la construcción de la "Solución Centro" obligó a eliminar seis casas de la primera fila (afectando a doce viviendas) y alteró significativamente el entorno del barrio. Desde entonces, Ciudad Jardín limita con un vial de intenso tráfico que ha perjudicado las condiciones ambientales y la calidad de vida del barrio.
- Desarrollo urbanístico circundante: La edificación en la zona de Artasamina, frente a Ciudad Jardín, impuso una infranqueable barrera urbanística entre Bilbao y la ladera de Artxanda. Esto hizo que el barrio perdiera su privilegiada posición como "balcón sobre Bilbao".
- Disminución de la población: A lo largo de los años, el número de habitantes del barrio se ha reducido considerablemente. De los 658 habitantes que ocupaban las cien viviendas en 1931, se ha pasado a unos 337 en la actualidad.
- Cambios en el perfil socioeconómico: Aunque el estatus social del barrio no ha variado sustancialmente, se ha observado un aumento en la presencia de titulados superiores a partir de 1980, reflejo de la entrada de gente joven en la cooperativa.
Ciudad Jardín hoy: un legado vivo #
A pesar de los cambios y desafíos, Ciudad Jardín ha logrado mantener gran parte de su esencia original. Los senderos que se abren entre las casas, los espacios ajardinados y las huertas conservan el espíritu del proyecto inicial de Ispizua.
En 1989, ante los cambios en la legislación sobre cooperativas de viviendas, los vecinos decidieron por una estrecha mayoría mantener el régimen cooperativo, demostrando su compromiso con el espíritu original del barrio.
Hoy en día, Ciudad Jardín sigue siendo un remanso de paz en medio de la urbe. Sus calles tranquilas y sus casas de estilo neovasco ofrecen un contraste fascinante con los modernos edificios que han ido surgiendo a su alrededor. El barrio ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su identidad, y sigue siendo un ejemplo vivo de una forma diferente de entender la vida urbana.
Una visita a Ciudad Jardín #
Para el visitante curioso, un paseo por Ciudad Jardín es como realizar un viaje en el tiempo. Comenzando en la Plaza Celso Negueruela, donde se encuentra el antiguo centro social, uno puede recorrer los senderos que serpentean entre las casas, admirando la arquitectura neovasco y los cuidados jardines.
Un punto de interés es el paso del Funicular de Artxanda por el barrio, que ofrece vistas pintorescas y recuerda la conexión de Ciudad Jardín con el resto de Bilbao. Aunque ya no existen los comercios originales, el barrio mantiene su atmósfera única, especialmente en primavera y verano cuando los jardines están en pleno esplendor.
Conclusión: un tesoro urbano por descubrir #
Loruri - Ciudad Jardín es mucho más que un simple barrio residencial. Es un testimonio vivo de una época en la que se soñaba con crear espacios urbanos más humanos y en armonía con la naturaleza. Su historia, su arquitectura y su espíritu comunitario lo convierten en un lugar único que merece ser descubierto y apreciado.
Para el viajero que busca experiencias auténticas más allá de los circuitos turísticos habituales, una visita a Ciudad Jardín ofrece una perspectiva diferente de Bilbao. Es una oportunidad de sumergirse en la historia viva de la ciudad, de apreciar una arquitectura única y de experimentar cómo los sueños urbanísticos del pasado siguen dando forma al presente.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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