Situado en pleno centro de Bilbao, a pocos pasos del famoso Museo Guggenheim, el Palacio de Ibaigane se erige como un magnífico ejemplo de la arquitectura neovasca de principios del siglo XX.
Este imponente edificio, que actualmente sirve como sede oficial del Athletic Club, no solo es un símbolo del poderío económico de la burguesía bilbaína de la época, sino también un testigo silencioso de la turbulenta historia de la ciudad.
Una joya arquitectónica con historia #
Construido en 1900 por encargo del naviero e industrial Ramón de la Sota y Llano, el Palacio de Ibaigane fue diseñado por el arquitecto Gregorio Ibarreche, quien más tarde se convertiría en el primer alcalde nacionalista de Bilbao. El edificio se inspiró en los palacios clasicistas del primer barroco, fusionándolos hábilmente con el estilo neovasco tan en boga a finales del siglo XIX.
La estructura del palacio es un fascinante ejemplo de la combinación entre tradición y modernidad. Mientras que su fachada evoca la estética de las antiguas casas-torre medievales vizcaínas, su esqueleto interior es completamente metálico, una innovación notable para la época. Los pilares de hierro, fabricados en los Altos Hornos de Bizkaia, sostienen una estructura que consta de tres plantas distribuidas alrededor de un patio central coronado por una impresionante vidriera obra del artista Anselmo de Guinea.
Un reflejo de los vaivenes históricos #
La historia del Palacio de Ibaigane es tan rica y variada como la de la propia ciudad de Bilbao. Tras la Guerra Civil española, el edificio fue incautado por el régimen franquista y reconvertido en cuartel militar, sirviendo como sede del Gobierno Militar de Vizcaya durante décadas. No fue hasta 1979, con el retorno de la democracia, cuando el palacio fue devuelto a sus legítimos propietarios.
En 1986, el Athletic Club llegó a un acuerdo con la familia Sota para adquirir el edificio y convertirlo en su sede oficial. Tras una meticulosa restauración dirigida por el arquitecto Javier Aristegui, el Palacio de Ibaigane fue inaugurado como hogar del club rojiblanco el 22 de agosto de 1988.
Un tesoro para los amantes de la arquitectura y el fútbol #
Hoy en día, el Palacio de Ibaigane no solo alberga las oficinas y departamentos administrativos del Athletic Club, sino que también es escenario de importantes reuniones, celebraciones y actos oficiales del equipo. Sus elegantes salas, decoradas con maderas nobles, mármoles de Ereño y suelos venecianos, son testigos silenciosos de decisiones trascendentales para el club y la ciudad.
Una curiosidad que no deja indiferente a ningún visitante es la presencia de una reliquia de San Mamés en el último piso del palacio. Esta pequeña esquirla de hueso, donada por el obispo Gúrpide en 1959, conecta simbólicamente la sede del club con su legendario estadio.
Para los aficionados al fútbol y los amantes de la arquitectura, un paseo por los cuidados jardines que rodean el Palacio de Ibaigane es una parada obligatoria en cualquier visita a Bilbao. Aunque el interior no está abierto al público general, la majestuosidad de su fachada y la historia que rezuman sus muros hacen de este edificio un auténtico icono de la capital vizcaína.
El Palacio de Ibaigane no es solo la sede de un club de fútbol; es un símbolo de la historia, la cultura y la identidad de Bilbao, un testamento pétreo del pasado industrial de la ciudad y un faro que guía su futuro.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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