Nantes, una urbe sorprendente a orillas del Loira, ha sabido transformar su legado industrial en un fascinante playground urbano. Esta metrópolis del oeste francés combina con maestría su rico patrimonio histórico con una vibrante escena artística y cultural.
El Castillo de los Duques de Bretaña #
El imponente Castillo de los Duques de Bretaña es el punto de partida perfecto para sumergirse en la historia de Nantes. Recuerdo la primera vez que crucé su puente levadizo: fue como retroceder en el tiempo. Sus robustas murallas de piedra blanca contrastan con los cuidados jardines interiores, creando una atmósfera única.
En el patio, no pude evitar imaginar las intrigas cortesanas que debieron desarrollarse allí siglos atrás. El museo de historia de Nantes, alojado en el interior, ofrece una visión fascinante de la evolución de la ciudad. Aunque la entrada al museo es de pago, pasear por los jardines y el patio es gratuito y ya merece la pena.
La Isla de las Máquinas #
Si hay algo que define el espíritu actual de Nantes, es sin duda la Isla de las Máquinas. Este proyecto artístico, ubicado en una antigua zona industrial, es un auténtico parque de atracciones steampunk. Lo más impresionante es el Gran Elefante, una estructura mecánica de 12 metros de altura que pasea a los visitantes por la isla.
Recuerdo la emoción de ver por primera vez a esta bestia metálica en movimiento, lanzando chorros de agua por su trompa. Aunque subirse al elefante es de pago, se puede disfrutar del espectáculo desde tierra de forma gratuita. El taller de la galería de las máquinas también merece una visita: allí puedes ver cómo se crean estas fascinantes estructuras.
El barrio medieval de Bouffay #
Perderse por las callejuelas del barrio de Bouffay es como hacer un viaje en el tiempo. Sus casas con entramado de madera y sus plazas empedradas conservan el encanto del Nantes medieval. Me encanta pasear por aquí al atardecer, cuando los últimos rayos de sol bañan las fachadas de colores.
La plaza Bouffay es el corazón del barrio, siempre llena de vida con sus terrazas y restaurantes. No te pierdas la Rue de la Juiverie, una de las más antiguas de la ciudad, donde podrás encontrar tiendas peculiares y cafés con encanto. Es el lugar perfecto para tomarse un café y observar el ir y venir de la gente.
El Passage Pommeraye #
El Passage Pommeraye es mucho más que una galería comercial: es una auténtica obra de arte arquitectónica. Construido en el siglo XIX, este pasaje cubierto de tres plantas te transporta a la época dorada de la burguesía nantesa. Cada vez que lo visito, descubro nuevos detalles en su decoración.
Las escaleras de madera, las barandillas de hierro forjado y las estatuas que adornan el pasaje crean una atmósfera casi teatral. Aunque las tiendas son bastante exclusivas, vale la pena visitarlo aunque solo sea para admirar su belleza. Mi consejo: sube hasta el último piso para tener la mejor vista del conjunto.
El Jardin des Plantes #
Después del bullicio del centro, el Jardin des Plantes ofrece un remanso de paz y verdor. Este jardín botánico del siglo XIX es un auténtico pulmón verde en pleno corazón de Nantes. Me encanta venir aquí en primavera, cuando los magnolios están en flor y llenan el aire con su fragancia.
El jardín alberga más de 10.000 especies de plantas, pero lo que más me gusta son sus rincones secretos: un estanque con nenúfares, un laberinto de setos, esculturas contemporáneas escondidas entre la vegetación... Es el lugar perfecto para un picnic o simplemente para sentarse en un banco y disfrutar de la calma.
La Torre LU #
La Torre LU es uno de los símbolos más reconocibles de Nantes. Esta torre del siglo XIX, que formaba parte de la antigua fábrica de galletas LU, ha sido reconvertida en un espacio cultural único. Su silueta, coronada por una figura dorada, es visible desde muchos puntos de la ciudad.
Aunque subir a la torre tiene un coste, vale la pena por las vistas panorámicas de Nantes. En la base de la torre se encuentra Le Lieu Unique, un centro cultural con una programación variada y un bar muy agradable. Es un ejemplo perfecto de cómo Nantes ha sabido reinventar su pasado industrial.
El Memorial de la Abolición de la Esclavitud #
Nantes no esconde su pasado y el Memorial de la Abolición de la Esclavitud es una prueba de ello. Ubicado a orillas del Loira, este monumento nos recuerda el papel que jugó la ciudad en el comercio triangular. Es un lugar para la reflexión y el recogimiento.
El memorial, diseñado por Krzysztof Wodiczko y Julian Bonder, es una experiencia inmersiva. Descender por la rampa que se hunde en el suelo, rodeado de citas y testimonios, es profundamente conmovedor. Es un recordatorio poderoso de la importancia de la libertad y la dignidad humana.
El barrio de Trentemoult #
Cruzar el Loira para visitar Trentemoult es como entrar en otro mundo. Este antiguo pueblo de pescadores, con sus casas de colores y sus callejuelas estrechas, tiene un encanto único. Me encanta venir aquí los domingos para disfrutar de su ambiente relajado y bohemio.
Pasear por sus calles es un festival de colores: cada casa parece competir con la vecina en originalidad. No te pierdas el paseo junto al río, donde podrás ver los antiguos almacenes reconvertidos en viviendas y restaurantes. Y si tienes la oportunidad, quédate hasta el atardecer: las vistas del skyline de Nantes desde aquí son espectaculares.
La plaza Graslin y el Teatro #
La plaza Graslin es el corazón del Nantes clásico. Presidida por el magnífico Teatro Graslin, esta plaza del siglo XVIII rezuma elegancia por los cuatro costados. Me encanta sentarme en la terraza de La Cigale, una brasserie art nouveau, y observar el ir y venir de la gente.
El Teatro Graslin, con su imponente fachada neoclásica, merece una visita aunque no asistas a una representación. Si tienes la oportunidad, echa un vistazo al interior: su decoración dorada y sus pinturas son impresionantes. La plaza cobra vida especialmente en verano, cuando acoge conciertos y espectáculos al aire libre.
El paseo del Erdre #
Para terminar nuestro recorrido por Nantes, nada mejor que un paseo junto al Erdre, el afluente del Loira que atraviesa la ciudad. Este río, al que Napoleón llamó "el río más bello de Francia", ofrece un agradable paseo fluvial.
Puedes alquilar una bicicleta y recorrer el camino que bordea el río. A lo largo del recorrido encontrarás mansiones del siglo XIX, pequeños puertos deportivos y zonas verdes perfectas para un picnic. Si tienes tiempo, puedes llegar hasta el Parque de la Chantrerie, un hermoso espacio natural a las afueras de la ciudad. Es la manera perfecta de despedirse de Nantes, disfrutando de la naturaleza en pleno corazón urbano.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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