La mañana del tercer día comenzó con destino a Djurgården, la isla que concentra algunos de los museos más importantes de Estocolmo.
El Museo Vasa: cara a cara con la historia naval #
Nuestro primer objetivo era el Museo Vasa, y la expectación era máxima. Habíamos leído sobre este barco del siglo XVII recuperado del fondo del mar, pero nada nos había preparado para la impresión de encontrarnos cara a cara con el Vasa real.
El edificio del museo, específicamente diseñado para albergar esta joya arqueológica, crea un ambiente de expectación desde el momento en que cruzas la entrada. Pero cuando accedes a la sala principal y te encuentras con los 69 metros de eslora y los tres mástiles del Vasa alzándose ante ti, la sensación es simplemente abrumadora. No es solo un barco, es una máquina del tiempo que te transporta directamente al siglo XVII sueco.
El Vasa zarpó el 10 de agosto de 1628 desde el puerto de Estocolmo en su viaje inaugural, cargado de cañones, soldados y las expectativas de convertirse en el buque insignia de la armada sueca de Gustavo II Adolfo. Sin embargo, apenas había recorrido 1.300 metros cuando una ráfaga de viento lo hizo escorar y se hundió ante la mirada atónita de los estocolmeses que habían acudido a despedirlo. Permaneció en el fondo del puerto durante 333 años hasta que en 1961 fue reflotado en una operación que se convirtió en una de las mayores hazañas de la arqueología marina.




Explorando cada rincón del gigante naval #
La posibilidad de contemplar el Vasa desde todos los ángulos convierte la visita en una experiencia única. Los diferentes niveles del museo permiten observar el barco desde la quilla hasta los mástiles, acceder al interior y comprender la complejidad de esta obra maestra de la ingeniería naval del siglo XVII. Las esculturas que decoraban la popa, restauradas minuciosamente, muestran el nivel artístico que alcanzó la carpintería naval sueca.
Poder caminar por el interior del barco, observar los camarotes de los oficiales, la bodega donde se almacenaban los suministros, los puestos de los cañones, todo ello conservado por las aguas frías del Báltico durante más de tres siglos, genera una conexión directa con la vida a bordo de un navío de guerra del Barroco. Los objetos personales recuperados del pecio, desde botas de cuero hasta juegos de ajedrez, humanizan la experiencia y acercan la vida cotidiana de aquellos marineros.
Una hora y media transcurrió como si fueran minutos. La combinación de historia, arqueología, ingeniería naval y arte decorativo convierte el Museo Vasa en una experiencia absolutamente fascinante que justifica por sí sola un viaje a Estocolmo.




Skansen: un viaje por la Suecia tradicional #
Desde el Vasa, nuestro siguiente destino fue Skansen, el museo al aire libre más antiguo del mundo, fundado en 1891 por Artur Hazelius. Si el Vasa nos había sumergido en la historia naval sueca, Skansen nos ofrecía un viaje completo por la cultura tradicional del país, desde el extremo sur hasta Laponia.
Las tres horas que pasamos en Skansen se convirtieron en un recorrido fascinante por cinco siglos de vida sueca. El museo reúne más de 150 edificios históricos trasladados desde sus ubicaciones originales, creando una Suecia en miniatura donde cada región del país está representada por sus construcciones más características.
La granja de Skogaholm, del siglo XVIII, nos mostró cómo vivían los campesinos suecos con sus casas de madera roja, sus establos y sus huertos perfectamente mantenidos. Los intérpretes vestidos con trajes de época demostraban oficios tradicionales, desde la herrería hasta la panadería, creando una experiencia inmersiva que trasciende la simple contemplación museística.
El barrio urbano reconstruido, con sus casas de artesanos y comerciantes del siglo XIX, ilustraba perfectamente la transición de Suecia desde una sociedad agrícola hacia la industrialización. Las tiendas históricas, la farmacia antigua, la panadería tradicional, todo recreado con un detalle que permite comprender cómo era la vida cotidiana en las ciudades suecas decimonónicas.




La Suecia salvaje en plena ciudad #
Pero Skansen no es solo arquitectura y historia social. La parte zoológica del museo alberga animales típicamente escandinavos en espacios que recrean sus hábitats naturales. Los osos pardos, los lobos, las focas del Báltico, los renos lapones, todos conviven en un entorno que permite observar la fauna nórdica sin salir de Estocolmo.
El aviario con aves rapaces escandinavas, las manadas de alces en espacios semilibres, las nutrias jugando junto a estanques que imitan los lagos suecos, todo contribuye a crear una experiencia completa de la naturaleza sueca. Para dos visitantes venidos del sur de Europa, contemplar alces y renos en un entorno natural, aunque recreado, añadía una dimensión especial a la comprensión del país que nos acogía.




El Museo Nórdico: diseño y cultura contemporánea #
Después de la intensidad de Skansen, el Museo Nórdico nos ofreció una perspectiva diferente de la cultura sueca. Este edificio, construido en estilo neorrenacentista nórdico, alberga la colección más completa de cultura escandinava, desde objetos tradicionales hasta manifestaciones contemporáneas del famoso diseño nórdico.
Las salas dedicadas a la moda escandinava mostraban cómo los países nórdicos han desarrollado una estética propia que combina funcionalidad, elegancia y sostenibilidad. Los muebles de diseñadores como Carl Malmsten o Bruno Mathsson ilustraban perfectamente esa filosofía del diseño que ha convertido a los países escandinavos en referencia mundial del buen gusto aplicado a la vida cotidiana.
La exposición sobre las tradiciones navideñas nórdicas, con sus luces para combatir la oscuridad invernal, sus tejidos rojos y sus decoraciones de madera, nos acercaba a esa particular relación que los escandinavos mantienen con las estaciones y especialmente con los largos inviernos que definen su carácter nacional.


Museo de Antigüedades Nacionales: prehistoria escandinava #
Nuestra ruta cultural continuó en el Museo de Antigüedades Nacionales de Suecia, donde la historia del país se remonta hasta sus orígenes más remotos. Las colecciones prehistóricas, con objetos que abarcan desde la Edad de Piedra hasta la época vikinga, ofrecían una perspectiva temporal que conectaba la Suecia contemporánea con sus raíces más profundas.
Los tesoros vikingos, con sus joyas de oro, sus armas decoradas y sus runas talladas en piedra, mostraban una civilización mucho más compleja y sofisticada de lo que sugieren los estereotipos populares. Las piezas de orfebrería medieval, los objetos litúrgicos cristianos, los testimonios de la conversión religiosa del país, todo ello ilustraba las sucesivas transformaciones que han configurado la identidad sueca.
La sala dedicada a la arqueología medieval urbana, con objetos cotidianos recuperados en excavaciones de Estocolmo y otras ciudades suecas, humanizaba la historia mostrando cómo vivían, trabajaban y se divertían los suecos de hace quinientos o seiscientos años.
Östermalms Food Hall: gastronomía en mercado histórico #
Después de tanta inmersión cultural, era hora de explorar otro aspecto fundamental de la cultura sueca: su gastronomía. El Östermalms Saluhall, construido en 1888, es mucho más que un mercado de alimentación. Es una institución gastronómica que reúne bajo sus bóvedas de ladrillo rojo lo mejor de la producción culinaria escandinava.
Los puestos de pescado y marisco del Báltico, con sus arenques en todas las preparaciones imaginables, sus salmones ahumados y sus langostinos rosados, mostraban la riqueza de las aguas que rodean Suecia. Los quesos artesanales, desde los suaves cremosos hasta los añejados de sabor intenso, ilustraban una tradición quesera menos conocida pero igualmente refinada.
Las carnicerías especializadas en caza escandinava, con sus preparaciones de alce, reno y venado, abrían una ventana hacia una gastronomía que aprovecha los recursos naturales del país de forma sostenible. Todo ello en un ambiente de mercado tradicional que conserva la autenticidad sin renunciar a la calidad.


La Biblioteca Real y el distrito comercial #
Desde el mercado, nuestro paseo nos llevó hasta la Kungliga Biblioteket, la Biblioteca Real de Suecia. Este imponente edificio neoclásico alberga la mayor colección bibliográfica del país y constituye un ejemplo perfecto de la importancia que los suecos otorgan a la cultura y el conocimiento como pilares fundamentales de su sociedad.
El paseo por las calles comerciales alrededor de Hötorgshallen nos permitió observar el día a día de los estocolmeses. Las tiendas de diseño nórdico, las boutiques de moda escandinava, los cafés con sus irresistibles kanelbullar (bollos de canela), todo contribuía a crear esa atmosfera de calidad de vida que caracteriza a las capitales nórdicas.




Segundo paseo en barco: descubriendo otros rincones acuáticos #
La tarde nos reservaba otro paseo en barco, esta vez con un recorrido diferente que nos llevaría hasta Isbladsvikenp a través del Djurgårdsbrunnskanalen. Si el paseo del día anterior nos había mostrado el corazón histórico desde el agua, este segundo recorrido nos permitía descubrir otros aspectos de la compleja geografía estocolmesa.
El canal de Djurgården nos ofreció perspectivas íntimas de la isla cultural, con vistas de los museos que habíamos visitado desde ángulos completamente nuevos. Las casas flotantes amarradas junto a las orillas, los pequeños muelles privados, los jardines que se asoman al agua, todo mostraba esa integración natural entre vida urbana y entorno acuático que define Estocolmo.
El regreso por Saltsjön hasta el Ayuntamiento completó un circuito que nos había mostrado la ciudad desde múltiples perspectivas acuáticas. Ver el Stadshuset desde el agua al atardecer, con la luz dorada reflejándose en sus ladrillos rojos, fue el broche perfecto para una jornada culturalmente intensa.






Un último paseo y vuelta a casa #
El día terminó con un paseo tranquilo alrededor del Ayuntamiento, aprovechando esas horas de luz interminable que caracterizan el verano nórdico. Los jardines que rodean el edificio, con sus esculturas y sus vistas al agua, proporcionaban el ambiente perfecto para digerir mentalmente todas las experiencias acumuladas durante una jornada que había sido auténticamente maratoniana.
El regreso al apartamento de Eva transcurrió con esa satisfacción que produce haber aprovechado al máximo el tiempo disponible. Habíamos conseguido sumergirnos en la cultura sueca desde múltiples perspectivas: historia naval, tradiciones populares, diseño contemporáneo, arqueología, gastronomía y ese particular urbanismo acuático que hace única a Estocolmo.
El tercer día nos había regalado una comprensión mucho más profunda del país que nos acogía. No solo habíamos visitado museos, habíamos viajado por cinco siglos de historia y cultura suecas, desde los vikingos hasta el diseño contemporáneo, pasando por esa particular relación con la naturaleza que define el carácter escandinavo.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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