Hoy quiero compartir con vosotros una experiencia que quedará grabada en mi memoria por mucho tiempo: el Instameet Balmaseda 2018. Este evento, magistralmente organizado por "Balmaseda y tú", reunió a un grupo diverso y entusiasta de instagramers con un objetivo común: descubrir y capturar la esencia de Balmaseda, una joya escondida en el corazón de Vizcaya.
El Viaje y el Encuentro #
Mi aventura comenzó en la bulliciosa Bilbao, donde abordé un autobús con destino a Balmaseda. El trayecto, serpenteando por las verdes colinas vascas, fue un preámbulo perfecto para lo que nos esperaba. Conforme nos acercábamos a nuestro destino, el paisaje urbano daba paso a vistas más rurales y pintorescas, anunciando la llegada a una Vizcaya más tradicional y menos conocida.
Al llegar a Balmaseda, el aire fresco y el ambiente acogedor me recibieron junto con las sonrisas de otros participantes. Nos reunimos en la plaza principal, donde los organizadores nos dieron una cálida bienvenida. El entusiasmo era palpable; cámaras en mano y móviles listos, todos estábamos ansiosos por comenzar nuestra primera actividad del día: la subida al monte Kolitza.
Antes de partir, los organizadores nos dieron una breve introducción sobre Balmaseda, la villa más antigua de Vizcaya, fundada en 1199. Su rica historia como punto estratégico en las rutas comerciales entre la meseta castellana y los puertos cantábricos nos preparó para un día lleno de descubrimientos históricos y culturales.
Monte Kolitza: Un Testigo de la Historia #
El monte Kolitza, con sus imponentes 879 metros de altura, se alzaba ante nosotros como un desafío y una promesa de vistas espectaculares. Pero este monte es mucho más que un simple accidente geográfico; es un testigo silencioso de siglos de historia vasca.
Durante nuestro ascenso, nuestro guía nos fue revelando la importancia histórica del Kolitza. En la Edad Media, formaba parte de una red de montes utilizados para transmitir mensajes y alertas mediante hogueras y sonidos de cuerno, conocidos como los montes bocineros. Esta función comunicativa fue crucial para la organización de las Juntas Generales de Vizcaya, un antiguo sistema de gobierno que refleja las raíces democráticas del pueblo vasco.
Sin embargo, fue durante la Guerra Civil española cuando el Kolitza adquirió un papel estratégico crítico. Su posición dominante sobre el valle lo convirtió en un punto de observación codiciado por ambos bandos. Nos contaron cómo, en 1937, el monte fue escenario de feroces combates durante la ofensiva franquista sobre Vizcaya. Los restos de trincheras y fortificaciones, aunque difíciles de ver para el ojo inexperto, aún permanecen como cicatrices silenciosas de aquellos tiempos turbulentos.
La Cima: Entre la Fe y la Historia #
Tras un ascenso desafiante pero gratificante, alcanzamos la cima del Kolitza. Allí, como guardiana eterna, nos esperaba la ermita de San Sebastián y San Roque. Esta modesta construcción, que ha resistido siglos de vientos y tormentas, es un testimonio de la fe y la perseverancia de los habitantes de la región.
La ermita, cuya construcción original se remonta al siglo XVI, ha sido testigo de peregrinaciones, romerías y momentos de devoción a lo largo de los siglos. Nuestro guía nos explicó cómo, incluso durante los años más oscuros de la Guerra Civil, la ermita sirvió como un símbolo de esperanza y continuidad para la población local.
Desde la cima, las vistas panorámicas de la comarca de Las Encartaciones nos dejaron sin aliento. El paisaje de colinas verdes, salpicado de pequeños pueblos y atravesado por ríos serpenteantes, parecía un lienzo vivo de la Vizcaya rural. Fue un momento perfecto para sacar nuestras cámaras y capturar la belleza natural e histórica que nos rodeaba.
Un Festín en las Alturas #
Después del esfuerzo físico y la inmersión histórica, nuestros estómagos clamaban atención. Y vaya sorpresa nos esperaba en el refugio de la cima: una auténtica alubiada casera, preparada in situ por cocineros expertos locales.
El aroma de las alubias cocidas lentamente, mezclado con el de los chorizos y morcillas, inundaba el aire fresco de la montaña. Nos explicaron que la alubiada es mucho más que un simple plato; es una tradición culinaria profundamente arraigada en la cultura vasca, especialmente en las zonas rurales.
Mientras disfrutábamos de este manjar, los cocineros nos contaron anécdotas sobre la importancia de las comidas comunales en la cultura local. Estas reuniones alrededor de la mesa no solo sirven para alimentar el cuerpo, sino también para fortalecer los lazos comunitarios. La experiencia de compartir esta comida tradicional, con vistas panorámicas de las montañas vascas, fue sin duda uno de los puntos culminantes del día.
Historia y Cultura en la Cima #
Con los estómagos satisfechos y el ánimo alto, nos reunimos para escuchar una fascinante charla ofrecida por "Alboan Servicios Turísticos". El escenario no podía ser más adecuado: la cima del Kolitza, con la ermita como telón de fondo y el vasto paisaje vasco extendiéndose ante nosotros.
La charla comenzó con una explicación detallada sobre los montes bocineros, profundizando en lo que habíamos aprendido durante el ascenso. Nos contaron cómo estos cinco montes (Gorbea, Oiz, Ganekogorta, Kolitza y Sollube) formaban un sistema de comunicación crucial para la gobernanza de Vizcaya. Cuando se convocaban las Juntas Generales, se encendían hogueras y se hacían sonar cuernos desde estas cimas, un método que aseguraba que la noticia llegara a todos los rincones del territorio en cuestión de horas.
Luego, la charla se centró en la importancia histórica de la región de Las Encartaciones, donde se encuentra Balmaseda. Esta comarca, con su ubicación estratégica entre Castilla y la costa cantábrica, ha sido testigo de numerosos eventos históricos que han moldeado no solo la historia local, sino la de todo el País Vasco.
Nos hablaron de cómo Balmaseda, fundada en el siglo XII, jugó un papel crucial en las guerras carlistas del siglo XIX, y cómo su puente viejo, que visitaríamos más tarde, fue escenario de importantes batallas. La charla concluyó con una reflexión sobre cómo estos eventos históricos han influido en la cultura y la identidad de la región hasta el día de hoy.
Descenso y Visita a la Fábrica de Chocolate Kaitxo #
Tras despedirnos de las alturas del Kolitza, emprendimos el descenso hacia Balmaseda. El camino de vuelta nos ofreció nuevas perspectivas del paisaje y la oportunidad de digerir, tanto literal como figurativamente, todo lo que habíamos experimentado en la cima.
Ya de vuelta en el pueblo, nos dirigimos a nuestro siguiente destino: la fábrica de chocolate Kaitxo. Esta visita prometía ser un deleite para los sentidos y una inmersión en otro aspecto de la cultura local: la tradición chocolatera.
Nada más entrar en la fábrica, fuimos recibidos por el aroma embriagador del cacao. Los propietarios de Kaitxo nos dieron una cálida bienvenida y comenzaron a desvelar los secretos de su oficio. Nos explicaron que la tradición del chocolate en el País Vasco se remonta al siglo XVII, cuando los primeros granos de cacao llegaron a los puertos vascos desde América.
La visita comenzó con una explicación detallada sobre la selección del cacao. Aprendimos que Kaitxo trabaja con granos de diferentes orígenes, cada uno con sus características únicas de sabor y aroma. Nos mostraron cómo evalúan la calidad de los granos y cómo esta selección cuidadosa es el primer paso crucial en la creación de un chocolate excepcional.
Luego, pasamos a la parte más fascinante: el proceso de elaboración del chocolate. Vimos cómo los granos son tostados, molidos y refinados hasta convertirse en la suave masa de chocolate que conocemos. Los maestros chocolateros nos explicaron cada paso con pasión, desde el conchado hasta el temperado, procesos que garantizan la textura y el brillo perfecto del chocolate final.
Explorando Balmaseda #
Con el dulce sabor del chocolate aún en nuestros paladares, nos dispusimos a explorar el casco histórico de Balmaseda. El contraste entre la modernidad de la fábrica de chocolate y las calles empedradas del centro histórico era fascinante, un recordatorio de cómo esta villa ha sabido combinar tradición e innovación a lo largo de los siglos.
Nuestro paseo nos llevó primero al emblemático Puente Viejo, una estructura medieval que ha sido testigo de siglos de historia. Construido en el siglo XII, este puente no solo era un punto de cruce del río Cadagua, sino también una entrada fortificada a la villa. Nos detuvimos a admirar sus arcos góticos y a imaginar las numerosas personas que lo han cruzado a lo largo de los siglos, desde mercaderes medievales hasta soldados durante las guerras carlistas.
Continuamos nuestro recorrido por las estrechas calles del casco antiguo, donde cada edificio parecía contar una historia. Pasamos por la iglesia de San Severino, un imponente ejemplo de arquitectura gótica y renacentista, y por el palacio de Horcasitas, una magnífica mansión barroca que ahora alberga el museo de historia de la villa.
A medida que el sol comenzaba a ponerse, el grupo decidió hacer una última parada en un bar local. Allí, entre risas y anécdotas del día, degustamos algunos pintxos tradicionales y brindamos con txakoli, el vino blanco típico de la región. Fue el final perfecto para un día lleno de descubrimientos y nuevas amistades.
Reflexiones Finales #
Mientras nos despedíamos al anochecer, no pude evitar sentir una mezcla de satisfacción y nostalgia. El Instameet Balmaseda 2018 había sido mucho más que un simple evento fotográfico. Fue una inmersión profunda en la historia, la cultura y la belleza natural de una parte de Vizcaya que muchos desconocen.
Esta jornada nos demostró que, a veces, los tesoros más valiosos se encuentran escondidos en los lugares menos esperados. Balmaseda, con su rica historia, su patrimonio cultural y su cálida hospitalidad, se reveló como un destino fascinante que merece ser descubierto y redescubierto.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a "Balmaseda y tú" por organizar esta experiencia inolvidable. Su pasión por compartir la belleza y la historia de su tierra fue evidente en cada detalle del evento. También agradezco a todos los participantes por su compañerismo y entusiasmo, y a los locales que nos recibieron con tanta calidez y generosidad.
El Instameet Balmaseda 2018 no solo nos dejó con tarjetas de memoria llenas de hermosas fotografías, sino también con recuerdos que perdurarán mucho más que cualquier imagen digital. Nos recordó la importancia de explorar, de aprender y de conectar con nuevos lugares y personas.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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