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Frozen The Musical en el Royal Drury Lane Theatre

Magia Disney en estado puro

Frozen The Musical en el Royal Drury Lane Theatre

La segunda función teatral de nuestro viaje londinense de mayo de 2023 nos llevó al Theatre Royal Drury Lane para ver Frozen el musical. La elección, una vez más, estuvo marcada por la fórmula que nunca falla: Rafa y su pasión por Disney, una historia conocida por todos, y esa garantía de calidad que siempre acompaña a las producciones de la casa del ratón.

Un teatro con historia en el corazón de Covent Garden #

El Theatre Royal Drury Lane es uno de esos templos teatrales que respiran historia por cada rincón. Situado en pleno Covent Garden, este teatro ha visto pasar algunas de las producciones más memorables del West End. Para la ocasión de Frozen, todo el entorno había sido tematizado de manera sutil pero efectiva, creando esa atmósfera mágica que Disney sabe crear tan bien.

Al llegar al teatro, la decoración invernal ya te transporta al mundo de Arendelle. Los detalles cuidados, desde la entrada hasta los pasillos, te preparan para lo que está por venir. Es esa capacidad de Disney para crear experiencias completas, no solo espectáculos aislados, lo que marca la diferencia.

Una apuesta segura con matices #

Si El Rey León había sido mi elección de riesgo cero, Frozen se presentaba como una opción igualmente segura pero con un perfil ligeramente diferente. La película de 2013 había conquistado a millones de espectadores en todo el mundo, y sus canciones se habían convertido en himnos generacionales. Para alguien como Rafa, fan confeso de Disney, era una cita ineludible.

Sin embargo, hay que ser honesto: Frozen el musical no tiene la misma ambición escénica que El Rey León. Mientras que la producción de Julie Taymor revolucionó el concepto de teatro musical, Frozen opta por una aproximación más clásica, más directa. Eso no significa que sea inferior, simplemente que apunta a un público ligeramente diferente.

La adaptación: fiel pero con personalidad propia #

Una de las sorpresas más agradables del espectáculo fue descubrir que no se trataba de una simple traslación de la película al escenario. Los guionistas han sabido aprovechar las posibilidades del teatro para profundizar en aspectos que en la película quedaban apenas esbozados, especialmente en la relación entre Anna y Elsa.

La historia mantiene su estructura básica - dos hermanas, poderes mágicos, el miedo al rechazo, la búsqueda de la identidad - pero gana en matices emocionales. Elsa, en particular, se presenta mucho más melancólica y torturada que en la versión animada. Es una interpretación más madura, más compleja, que funciona sorprendentemente bien tanto para adultos como para niños.

Una sensación constante de obra menor #

Durante toda la función, no pude evitar la sensación de estar viendo una producción que, aunque bien ejecutada, se queda corta comparada con otros espectáculos Disney que había visto anteriormente. Después de la grandiosidad de El Rey León o la sofisticación de La Bella y la Bestia, Frozen se presenta como una obra más convencional, más segura en sus planteamientos.

No es que esté mal hecha - todo lo contrario, la ejecución es impecable - pero le falta esa chispa de genialidad que convierte un buen musical en una experiencia inolvidable. Se nota que ha sido concebida pensando primero en el público familiar, y esa orientación marca todas las decisiones creativas.

Los cambios de vestuario, especialmente el de Elsa durante "Let It Go", están bien resueltos y generan el aplauso del público. Son momentos efectivos, aunque no lleguen a la categoría de momento mágico que uno espera en un gran musical.

Las escaleras móviles del palacio de hielo, los efectos de nieve, las proyecciones que simulan las auroras boreales... Cada elemento visual cumple su función sin resultar nunca gratuito, aunque uno no puede evitar pensar en lo que Disney ha conseguido en otras ocasiones.

Personajes que cobran vida #

Los muñecos de Olaf y Sven merecen capítulo aparte. Lejos de las típicas adaptaciones teatrales de personajes animados, aquí nos encontramos con creaciones sofisticadas que mantienen toda la personalidad de sus contrapartes cinematográficas. Olaf, logra que el público olvide completamente que hay un actor detrás del muñeco.

El elenco vocal es, como era de esperar, excepcional. Las voces tienen esa potencia y claridad que exige el West End, y las interpretaciones están perfectamente calibradas entre el drama y el entretenimiento familiar.

Un escalón por debajo, pero sólido #

Si tengo que ser completamente honesto, Frozen se sitúa claramente un escalón por debajo de El Rey León en términos de ambición e impacto teatral. Le falta esa grandilocuencia, esa capacidad de sorprender que caracteriza a las grandes obras maestras del musical. Es una producción competente y profesional, pero sin esa magia especial que te hace salir del teatro con la sensación de haber vivido algo extraordinario.

Está claramente más orientado hacia el público familiar, con menos capas de lectura para los adultos que acompañan a los niños. Eso no es necesariamente un defecto, pero sí una característica que hay que tener en cuenta.

A pesar de estas consideraciones, Frozen el musical es una experiencia teatral redonda y satisfactoria. Disney ha conseguido crear un espectáculo visualmente deslumbrante, emocionalmente sólido y técnicamente impecable. Para las familias, es una apuesta segura que cumple todas las expectativas.

Para los aficionados al teatro musical, ofrece suficientes momentos de excelencia como para justificar la entrada. Y para los fans de Disney como Rafa, es sencillamente irresistible.

Reflexiones de un espectador ocasional #

Saliendo del Theatre Royal Drury Lane, la sensación era de haber visto un espectáculo bien hecho, honesto con sus propósitos y ejecutado con profesionalidad. No es la revolución teatral que supuso El Rey León, pero tampoco pretende serlo.

Es Disney haciendo lo que mejor sabe hacer: crear experiencias mágicas, accesibles y memorables. En un mundo teatral donde a veces se prima la innovación sobre la solidez, hay algo profundamente satisfactorio en ver un musical que simplemente funciona, que hace su trabajo con elegancia y que deja al público con una sonrisa.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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