El domingo amaneció con una tregua meteorológica. La lluvia torrencial del día anterior había cedido, pero el cielo seguía amenazante, con nubes grises que prometían chubascos intermitentes y una atmósfera cargada de humedad. Era el momento perfecto para explorar el Shanghai más tradicional, aquel que se esconde entre rascacielos y nos conecta con siglos de historia.
El Jardín Yuyuan: oasis de serenidad milenaria #
Comencé el día en el Jardín Yuyuan (豫园), uno de los tesoros más preciados de Shanghai y un perfecto ejemplo de la arquitectura de jardines clásicos chinos de la región de Jiangnan.
Este jardín, construido durante la dinastía Ming hace más de 400 años, tiene una historia fascinante. Fue creado por Pan Yunduan, un funcionario del gobierno, como regalo para sus padres en su vejez, un lugar donde pudieran disfrutar de tranquilidad y felicidad en sus años dorados. El nombre "Yu" significa precisamente eso: satisfacción y felicidad.
El jardín, que ocupa actualmente 2 hectáreas y cuenta con más de 40 puntos escénicos, incluyendo pabellones, formaciones rocosas y estanques, es un microcosmos perfecto de la filosofía china del paisajismo. Cada rincón está diseñado para crear una escena miniatura, ofreciendo vistas pintorescas en cada recodo del sendero.


Arquitectura que desafía al tiempo #
Lo que más me impresionó fue la extraordinaria arquitectura tradicional china. El jardín refleja el estilo arquitectónico de los jardines de Jiangnan durante las dinastías Ming y Qing, con pabellones elegantes, puentes serpenteantes, estanques cristalinos, rocas esculpidas y una impresionante variedad de árboles y plantas.
Las pagodas que salpican el jardín se convirtieron en mi refugio perfecto durante los chubascos matutinos. Era mágico estar bajo esos techos curvos tradicionales mientras la lluvia creaba una sinfonía natural, añadiendo una banda sonora perfecta a la experiencia contemplativa.
Uno de los elementos más destacados es la Roca de Jade Exquisita (玉玲珑), una pieza porosa de 3.3 metros de altura y 5 toneladas de peso, considerada una de las tres rocas más famosas del sur de China. La leyenda cuenta que originalmente estaba destinada al jardín imperial del Emperador Huizong, pero fue rescatada del río Huangpu después de que el barco que la transportaba se hundiera.




El puente de los nueve giros y la casa de té flotante #
Especialmente memorable fue caminar por el famoso Puente de los Nueve Giros (Jiu Qu Bridge), que según la tradición china trae buena suerte, ya que el número nueve simboliza auspicio. Este puente zigzagueante conduce a la Casa de Té del Pabellón del Medio del Lago (Huxinting Teahouse), la casa de té más antigua de Shanghai.
La casa de té, con su arquitectura tradicional china, parece flotar sobre el estanque y ofrece vistas perfectas del jardín. Es exactamente el tipo de lugar que ves en películas y libros sobre la China antigua: auténtico, atemporal y lleno de esa serenidad que solo se encuentra en los espacios diseñados para la contemplación.


El Shanghai Times Square: contrastes urbanos #
Por la tarde, decidí cambiar completamente de ambiente y me dirigí hacia el Shanghai Times Square. El contraste no podía ser mayor: de la serenidad milenaria del jardín Yuyuan a la efervescencia comercial del siglo XXI.
El Times Square de Shanghai, aunque comparte nombre con su homónimo neoyorquino, tiene su propia personalidad. Es un hervidero de actividad comercial, con pantallas gigantes, centros comerciales y esa energía frenética que caracteriza las zonas comerciales de las grandes metrópolis asiáticas.


El Bund entre la niebla: un espectáculo surrealista #
Finalmente, volví a acercarme a la orilla del río frente al Bund, pero esta vez me esperaba una imagen completamente diferente a la del jueves. Los edificios se perdían entre la niebla, creando un paisaje casi fantasmagórico.
Era como si Shanghai hubiese decidido vestirse de misterio. Los rascacielos de Pudong aparecían y desaparecían entre la bruma como gigantes dormidos, y el skyline que tanto me había impresionado días atrás ahora se mostraba etéreo, difuso, casi onírico.
La Torre Perla Oriental se adivinaba más que se veía, la Jin Mao parecía un espejismo, y el World Financial Center se perdía completamente en las nubes bajas. Era una Shanghai completamente diferente, romántica y melancólica, que me recordaba que las ciudades, como las personas, tienen múltiples personalidades según el estado de ánimo del cielo.
Reflexiones de un domingo cambiante #
Mientras contemplaba este paisaje neblinoso, me di cuenta de que había vivido Shanghai desde múltiples perspectivas: bajo el sol resplandeciente, iluminada por la noche como una película de ciencia ficción, azotada por lluvias torrenciales, y ahora envuelta en niebla misteriosa.
Cada una de estas versiones de la ciudad tenía su propia belleza, su propio carácter. El jardín Yuyuan me había conectado con el pasado más tradicional, mientras que Times Square me había devuelto al presente comercial, y la niebla del Bund me había regalado una versión poética y contemplativa de la metrópoli.
Volví pronto al hotel porque sabía que al día siguiente me esperaba uno de los grandes momentos del viaje: la visita a la Expo 2010. Era momento de descansar y prepararme para lo que prometía ser una jornada intensa y memorable.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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