Hacienda Estatal

Situado en el número 3 de la emblemática Plaza Moyúa, el edificio de la Hacienda Estatal se alza como un imponente testigo de la historia y la arquitectura de Bilbao. Este majestuoso inmueble, sede actual de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, no solo cumple una función administrativa crucial, sino que también se ha convertido en un hito visual en el paisaje urbano de la capital vizcaína.

Una obra maestra del estilo nacional #

Concebido por el arquitecto Antonino Zobaran entre 1942 y 1953, el edificio de la Hacienda Estatal es un ejemplo sobresaliente del estilo nacional, característico de la primera fase del régimen franquista. Esta corriente arquitectónica, que se extendió desde 1939 hasta 1959, buscaba recuperar elementos de la arquitectura imperial española del siglo XVI y del clasicismo, creando así una estética monumental y grandiosa para los edificios oficiales.

La fachada principal es un verdadero escaparate de este estilo, con su acceso monumentalizado, un rico repertorio decorativo clasicista que incluye frontones partidos, ménsulas e impostas, y un balcón central destinado a actos públicos. Originalmente, la fachada estaba coronada por un escudo imperial, que incluía el águila de San Juan, símbolo del régimen franquista.

Un diseño funcional con toque clásico #

Zobaran logró un equilibrio magistral entre la monumentalidad exigida por el carácter institucional del edificio y la funcionalidad necesaria para un espacio de oficinas. Mientras la fachada principal exhibe toda la pompa del estilo oficial, los laterales adoptan un enfoque más pragmático, con un dominio de los vanos sobre los macizos, reminiscente del racionalismo local.

No obstante, incluso estas fachadas laterales mantienen un aire clásico, logrado mediante el uso de pilastras gigantes que recuerdan a la arquitectura de figuras como Albert Speer o Auguste Perret. El empleo de sillería de granito para los muros no solo aporta solidez, sino que también sirve como emblema del credo arquitectónico de la época.

Un interior a la altura de su exterior #

El interior del edificio no decepciona. Un impresionante hall circular, reminiscente de un patio de operaciones bancario, da la bienvenida a los visitantes. Este espacio, organizado alrededor de ocho columnas de estilo jónico y coronado por una gran vidriera, sirve como punto de partida para acceder a las distintas áreas administrativas.

Los interiores son grandiosos y monumentales, en consonancia con el carácter público del edificio. El uso de materiales de alta calidad, la decoración clasicista y la disposición de espacios jerárquicos con amplias perspectivas contribuyen a crear una atmósfera imponente y solemne.

Un edificio en evolución #

A lo largo de los años, el edificio ha experimentado cambios significativos, reflejando las transformaciones políticas y sociales de España. En 2002, se retiró la leyenda 'Una, Grande y Libre' de la fachada, un lema característico del franquismo. Sin embargo, el águila preconstitucional permaneció en su lugar hasta 2017, cuando finalmente fue retirada tras un intenso debate público y en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

La restauración, que duró cuatro meses y tuvo un coste de 136.500 euros, se llevó a cabo con sumo cuidado para eliminar únicamente el águila, manteniendo el escudo, las columnas de Hércules y la corona. Este proceso no solo restauró el edificio, sino que también lo adaptó a los valores democráticos actuales.

Un símbolo de Bilbao #

Hoy en día, el edificio de la Hacienda Estatal sigue siendo un punto de referencia en Bilbao. Su ubicación privilegiada en la Plaza Moyúa, junto a otros edificios emblemáticos como el Hotel Carlton y el Edificio La Aurora, lo convierte en una parada obligatoria para quienes deseen explorar la arquitectura y la historia de la ciudad.

A pesar de su pasado controvertido, o quizás debido a él, el edificio de la Hacienda Estatal se ha convertido en un símbolo de la capacidad de Bilbao para evolucionar y adaptarse, manteniendo al mismo tiempo su rico patrimonio arquitectónico. Es un testimonio tangible de cómo la arquitectura puede reflejar y, a la vez, trascender los cambios políticos y sociales de una nación.

Para los visitantes de Bilbao, este edificio ofrece no solo un espectáculo visual impresionante, sino también una lección de historia viva. Su fachada, sus interiores y su evolución a lo largo del tiempo cuentan la historia de una ciudad y un país en constante transformación. Sin duda, la Hacienda Estatal es mucho más que un simple edificio administrativo: es un capítulo fundamental en la narrativa arquitectónica y cultural de Bilbao.