Situada en la orilla del lago que lleva su nombre, Ohrid es una de las ciudades más fascinantes de Macedonia del Norte. Sus calles empedradas, iglesias medievales y casas tradicionales se entrelazan creando un ambiente único que transporta al visitante a través de los siglos.
La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conserva ese encanto especial de los lugares que, a pesar de su importancia histórica, todavía no han sucumbido al turismo masivo.
La Plaza del Puerto #
Cualquier visita a Ohrid comienza inevitablemente en su plaza principal, junto al puerto. Es el corazón de la ciudad y punto de encuentro tanto para locales como para visitantes. Durante mi visita en diciembre, el ambiente era tranquilo y relajado, muy diferente del bullicio que, según me contaron, se vive en los meses de verano.
Las cafeterías que rodean la plaza ofrecen un refugio perfecto para observar el ir y venir de la gente, mientras se disfruta de un café turco o una rakia, el aguardiente local. Los pescadores locales todavía amarran sus barcas en el pequeño puerto, manteniendo viva una tradición que se remonta a siglos atrás.
El Paseo del Lago #
Bordeando el lago encontramos uno de los paseos más agradables de la ciudad. Este camino, perfectamente acondicionado, permite recorrer varios kilómetros junto a las aguas cristalinas del lago Ohrid. Durante mi paseo matutino, el sol de invierno creaba reflejos dorados sobre el agua, mientras las montañas nevadas de Albania se dibujaban en el horizonte.
Me sorprendió especialmente la cantidad de pequeñas playas que se suceden a lo largo del paseo. Aunque en diciembre obviamente no eran aprovechables, no fue difícil imaginar lo animadas que deben estar durante el verano. El paseo está salpicado de bancos estratégicamente colocados que invitan a sentarse y contemplar el paisaje.
Iglesia de San Juan de Kaneo #
Probablemente el icono más fotografiado de Ohrid, esta pequeña iglesia del siglo XIII se alza sobre un acantilado con vistas al lago. El camino hasta ella, serpenteando entre casas tradicionales, es casi tan memorable como el destino final.
Cuando llegué, el sol del mediodía bañaba la iglesia con una luz dorada que contrastaba con el azul intenso del lago. Me senté en una de las rocas cercanas y pasé casi una hora contemplando cómo cambiaban los colores con el movimiento del sol. Es uno de esos lugares donde el tiempo parece detenerse.
El Mercado Viejo #
Adentrarse en el mercado viejo es como realizar un viaje en el tiempo. Las estrechas callejuelas están flanqueadas por pequeñas tiendas y talleres artesanales donde todavía se pueden encontrar artesanos trabajando el cuero, la plata y las perlas de Ohrid, famosas en toda la región.
Lo que más me llamó la atención fue el olor a especias que impregna el ambiente, mezclado con el aroma del café recién molido. Los comerciantes, aunque acostumbrados a los turistas, mantienen ese aire auténtico de quienes llevan generaciones dedicados al mismo oficio.
La Fortaleza del Zar Samuel #
Desde lo alto de la colina, la fortaleza del siglo X domina toda la ciudad. El ascenso, aunque empinado, merece la pena por las vistas panorámicas que ofrece tanto de la ciudad como del lago.
Las murallas están sorprendentemente bien conservadas y se puede recorrer gran parte de su perímetro. Al atardecer, cuando los últimos rayos de sol tiñen de naranja las piedras milenarias, el lugar adquiere una atmósfera casi mágica.
Iglesia de Santa Sofía #
La Iglesia de Santa Sofía es otra de las iglesias históricas de Ohrid que no te puedes perder. Situada en el casco antiguo, esta iglesia es conocida por sus impresionantes frescos y su arquitectura bizantina.
El interior de la iglesia es un verdadero tesoro de arte bizantino. Los frescos que cubren las paredes y el techo son impresionantes y cuentan historias bíblicas y escenas de la vida de los santos.
Una de las cosas que más me gustó de la Iglesia de Santa Sofía fue la tranquilidad que se respira en su interior. Es un lugar ideal para sentarse un rato y disfrutar de la paz y la espiritualidad del entorno.
Plaza Sveti Kliment #
Esta plaza, dedicada al patrón de la ciudad, es un espacio tranquilo rodeado de casas tradicionales. Lo que más me gustó fue descubrir que, a diferencia de otras zonas más turísticas, aquí todavía se puede observar la vida cotidiana de los habitantes de Ohrid.
Los ancianos se reúnen en los bancos para charlar, los niños juegan en las escaleras, y los gatos callejeros toman el sol como si fueran los verdaderos dueños del lugar. Es un rincón perfecto para hacer una pausa y observar el ritmo pausado de la vida local.
Teatro Antiguo de Ohrid #
El teatro romano de Ohrid es una sorpresa inesperada. Aunque más pequeño que otros teatros romanos que he visitado, su estado de conservación es excepcional. Lo más interesante es que todavía se utiliza para representaciones durante el festival de verano.
Ver cómo este espacio de más de 2000 años sigue vivo y en uso me pareció un ejemplo perfecto de cómo Ohrid ha sabido preservar su patrimonio sin convertirlo en un simple museo al aire libre.
Lago Ohrid #
El lago Ohrid es, sin duda, el protagonista indiscutible de la ciudad. Sus aguas cristalinas y su impresionante entorno natural hacen que sea un lugar ideal para pasear, relajarse y disfrutar de la tranquilidad. Durante mi visita en diciembre, el lago estaba rodeado de un paisaje invernal que le daba un toque mágico.
Recorrer el paseo marítimo es una experiencia maravillosa. Puedes sentarte en uno de los muchos bancos y simplemente contemplar el agua, o dar un paseo más largo hasta alguno de los pueblos cercanos. La calma del lago y el aire fresco hacen que sea un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la naturaleza.
Además, el lago Ohrid es uno de los lagos más antiguos y profundos de Europa, lo que le otorga un valor ecológico y científico inmenso. Es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza y la fotografía, ya que ofrece vistas impresionantes en cualquier época del año.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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