La casa natal de Miguel de Unamuno
Un rincón desconocido escondido en el corazón del Casco Viejo
Hay rincones en Bilbao que pasan desapercibidos para la mayoría de transeúntes, pero que guardan historias extraordinarias entre sus muros. Uno de estos lugares especiales se encuentra en el número 16 de la calle Ronda, en pleno Casco Viejo, donde una discreta placa conmemorativa señala el lugar exacto donde nació uno de los intelectuales más brillantes de nuestra historia: Miguel de Unamuno y Jugo.
Un edificio con historia en la calle que nunca ve el sol #
La calle Ronda es conocida popularmente como "la calle en la que nunca da el sol" debido a su estrechez y orientación. Esta característica, lejos de restarle encanto, le otorga una atmósfera única que parece haber permanecido intacta desde los tiempos en que el pequeño Miguel corría por estos adoquines. El edificio donde nació el 29 de septiembre de 1864 forma parte de esa arquitectura tradicional del Casco Viejo que ha resistido el paso del tiempo, aunque no siempre con la dignidad que merecería.
Actualmente, la planta baja del inmueble alberga dos negocios: una frutería y una tienda de ropa, mientras que en las plantas superiores se mantiene como vivienda particular. Es precisamente esta naturaleza de propiedad privada la que complica cualquier intento de puesta en valor del lugar, quedando su mantenimiento en manos de los propios vecinos del portal.
La placa conmemorativa, colocada a una altura considerable, es fácil de pasar por alto para quien no sabe lo que busca. Su texto, grabado en letras mayúsculas sobre piedra gris, reza de manera solemne: "D. MIGUEL DE UNAMUNO Y JUGO NACIÓ EN ESTA CASA EL 29 DE SETIEMBRE DE 1864".
El contexto histórico de un nacimiento ilustre #
Para entender la importancia de este lugar, hay que transportarse al Bilbao de mediados del siglo XIX. La villa atravesaba una época de profundas transformaciones, con el desarrollo industrial como telón de fondo y las tensiones políticas que marcarían la infancia del futuro escritor. El Casco Viejo bullía de actividad comercial y social, siendo el corazón neurálgico de una ciudad que empezaba a mirar hacia el futuro sin renunciar a sus raíces.
La familia Unamuno vivía en este entorno vibrante donde se mezclaban comerciantes, artesanos y una incipiente burguesía ilustrada. El pequeño Miguel crecería rodeado de los sonidos y olores característicos de estas calles estrechas, donde cada portal tenía su historia y cada esquina guardaba secretos que más tarde alimentarían su imaginación literaria.
Miguel de Unamuno: el bilbaíno universal #
Aunque su obra le llevó a trascender fronteras, Unamuno nunca olvidó sus raíces bilbaínas. Su primera novela, "Paz en la guerra", publicada en 1897, es un testimonio vivo de su profundo conocimiento y amor por su ciudad natal. En ella retrata magistralmente el Bilbao de las guerras carlistas, describiendo con precisión los rincones que había recorrido durante su juventud.
El escritor cursó sus primeros estudios en el Instituto Vizcaíno, situado donde hoy se encuentra la plaza que lleva su nombre, a apenas unos metros de su casa natal. Sus domingos los pasaba escuchando misa en la iglesia de la Encarnación, y era habitual verle debatir con sus compañeros en la Plaza Nueva o paseando por El Arenal.
Esta estrecha relación con su entorno se refleja en numerosos pasajes de su obra, donde Bilbao aparece no como un simple escenario, sino como un personaje más de sus narraciones. Su famosa descripción del alma bilbaína como algo "hecho de hierro y niebla" revela la profundidad de su conexión emocional con la ciudad.
La realidad actual: un patrimonio que pide cuidado #
Lamentablemente, el estado actual del edificio dista mucho de honrar la memoria del ilustre bilbaíno que vio la luz entre sus muros. Las pintadas cubren regularmente la puerta del portal, y la fachada muestra signos evidentes de dejadez que contrastan dolorosamente con la importancia histórica del lugar.
Los vecinos del inmueble se enfrentan a una batalla constante contra el vandalismo, limpiando las pintadas una y otra vez sin que las autoridades municipales puedan intervenir al tratarse de propiedad privada. Esta situación genera una paradoja frustrante: uno de los lugares más significativos de la historia cultural de Bilbao se encuentra en un estado que dificulta su reconocimiento y valoración por parte de visitantes y bilbaínos.
La mayoría de quienes pasean por la calle Ronda ni siquiera reparan en la pequeña placa que señala este lugar histórico. Muchos turistas que recorren el Casco Viejo buscando los tesoros de la ciudad pasan de largo sin saber que están ante el lugar donde nació uno de los pensadores más influyentes de la España contemporánea.
Un legado que trasciende el tiempo #
A pesar de las dificultades para mantener en condiciones dignas su casa natal, el legado de Miguel de Unamuno sigue muy presente en Bilbao. Su busto preside la biblioteca Bidebarrieta, recordando su pasión por el conocimiento, y la plaza que lleva su nombre se ha convertido en un punto de encuentro para los amantes de la literatura.
El autor de "Niebla" y "La tía Tula" representa esa capacidad bilbaína de mirar al mundo desde la particularidad local, de ser universal sin renunciar a las raíces. Su obra filosófica y literaria continúa siendo estudiada en universidades de todo el mundo, llevando el nombre de Bilbao a los rincones más inesperados del planeta.
Reflexiones sobre la memoria y el patrimonio #
Caminar por la calle Ronda y detenerse ante el número 16 invita a reflexionar sobre cómo cuidamos nuestra memoria colectiva. Este edificio discreto, aprisionado entre dos comercios y marcado por las pintadas, nos recuerda que el patrimonio cultural no siempre lleva corona ni ocupa palacios. A veces, los lugares más importantes de nuestra historia se esconden en la cotidianidad de un portal de vecinos.
La figura de Unamuno, con todas sus contradicciones y complejidades, sigue siendo un espejo en el que mirarnos como sociedad. Su casa natal nos interpela sobre nuestra capacidad de valorar lo que realmente importa, de distinguir entre lo superficial y lo esencial, de cuidar esos tesoros que, una vez perdidos, ya no recuperamos.
Quizás sea hora de que Bilbao, tan orgullosa de su pasado industrial y de su presente cultural, encuentre la manera de dignificar este rincón especial donde todo comenzó para uno de sus hijos más ilustres.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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