Carcassonne, ubicada en la región de Occitania, es una ciudad que parece sacada de un cuento medieval. Su famosa Cité, una fortaleza amurallada, es lo primero que atrae a los viajeros, pero la ciudad es mucho más que su fortificación.
Pasear por sus calles, cruzar sus puentes o simplemente contemplar el paisaje que rodea esta ciudad te permite conectar con siglos de historia, todo con el sol del sur de Francia como compañero. Carcassonne tiene ese toque especial donde el tiempo parece haberse detenido, y cada rincón cuenta una historia diferente.
Aquí te dejo algunas de mis visitas favoritas que muestran el verdadero carácter de Carcassonne:
1. Paseo por las Murallas de la Cité #
Nada más llegar, lo primero que hice fue perderme entre las impresionantes murallas de la Cité. Pasear por ellas es una experiencia única: te envuelve la sensación de estar en otro tiempo, en plena Edad Media. Las torres, las puertas fortificadas y los caminos empedrados parecen haber sido diseñados para impresionar tanto a visitantes como a enemigos.
Si subes a alguna de las torres, puedes disfrutar de unas vistas espectaculares de los alrededores. Ver los tejados de la ciudad desde arriba, con los Pirineos al fondo, es una imagen que se queda grabada en la memoria. Además, es un lugar perfecto para pasear sin prisas y dejar que la imaginación vuele, pensando en todas las historias que esas murallas han presenciado.
2. El Puente Viejo (Pont Vieux) #
El Puente Viejo conecta la ciudad baja con la Cité y es uno de esos rincones que tiene un encanto especial. Lo mejor es cruzarlo al atardecer, cuando el sol se refleja en las aguas del río Aude, creando una postal perfecta con la fortaleza al fondo. Es un puente peatonal, así que puedes caminar tranquilamente, sin el ruido de los coches.
Me encantó la paz que se respira aquí. No importa cuántos turistas haya en la Cité, el Pont Vieux siempre ofrece un respiro. Además, desde el puente tienes una de las mejores vistas para hacer fotos de la Cité al completo, con sus murallas imponentes recortadas contra el cielo.
3. Basílica de Saint-Nazaire #
Dentro de la Cité, la Basílica de Saint-Nazaire es una joya gótica que merece una visita pausada. Lo que más me impresionó fueron sus vitrales. Los colores que inundan el interior cuando la luz pasa a través de ellos crean un ambiente casi mágico. Aunque por fuera puede parecer modesta en comparación con otras catedrales francesas, el interior te sorprende por su serenidad y belleza.
Una de las cosas que más disfruté fue simplemente sentarme en uno de los bancos y observar el juego de luces y sombras en las paredes. Es un lugar perfecto para hacer una pausa y dejar que el espíritu del lugar te envuelva. Aunque la entrada es gratuita, la experiencia tiene un valor incalculable.
4. Paseo por el Canal du Midi #
Si te apetece un cambio de escenario, un paseo a lo largo del Canal du Midi es una excelente opción. Este canal, declarado Patrimonio de la Humanidad, atraviesa la región y ofrece un ambiente totalmente distinto al bullicio medieval de la Cité. Me encantó la tranquilidad que se respira aquí, con el agua fluyendo suavemente y los árboles bordeando el canal.
Caminar por el canal es una de esas actividades que puedes hacer sin un plan concreto. Te cruzas con ciclistas, barcas de recreo y, a veces, incluso algún pato. Es perfecto para un paseo relajado, especialmente si necesitas un descanso del ritmo turístico. Además, hay bancos a lo largo del canal donde puedes sentarte a disfrutar del paisaje.
5. El Mercado de Place Carnot #
Una de las mejores formas de conectar con el ambiente local es visitar el mercado de la Place Carnot. Este mercado se celebra varias veces a la semana y es un auténtico festín para los sentidos. Aquí encuentras desde frutas frescas hasta quesos locales, y lo mejor es el ambiente vibrante que crean tanto los vendedores como los compradores.
Recuerdo haberme pasado un buen rato curioseando entre los puestos, probando diferentes productos y charlando con los vendedores. Si te gustan los mercados, este es uno de esos que no puedes perderte. Además, está en el centro de la ciudad baja, así que es un buen punto de partida para explorar más zonas de Carcassonne.
6. Jardins de la Pech Marie #
Para un momento de tranquilidad en la naturaleza, los Jardins de la Pech Marie son una opción ideal. Este pequeño parque no es muy conocido por los turistas, lo que lo convierte en un lugar perfecto para escapar de las multitudes. Lo que más me gustó fue el silencio, solo roto por el canto de los pájaros y el susurro del viento entre los árboles.
Es un lugar ideal para pasear o simplemente sentarse en uno de los bancos y relajarse. Si buscas un rincón verde en medio de la ciudad, este es tu lugar. No es el típico parque con atracciones, sino más bien un espacio para desconectar y disfrutar de la calma.
7. La Calle de la Barbacane #
Esta calle pequeña y discreta se encuentra justo a las afueras de la Cité, y tiene un encanto especial. Lo que más me atrajo fue la mezcla de antiguas casas de piedra y pequeños comercios locales. Aquí puedes encontrar desde una boulangerie tradicional hasta pequeñas tiendas de artesanía, todo con ese aire tan típico del sur de Francia.
Es el tipo de lugar donde puedes perderte un rato, explorando sin rumbo fijo. La calma que se respira aquí es perfecta después de una mañana explorando la Cité. Además, al estar un poco alejada del núcleo turístico, puedes disfrutar de un ambiente más local y auténtico.
8. El Parque de la Ciudadela #
Justo al lado de la Cité se encuentra este parque, que aunque no es muy grande, ofrece unas vistas espectaculares de las murallas. Me encantó pasear por aquí al final del día, cuando el sol comienza a bajar y las sombras de las murallas se alargan sobre el césped. Es un lugar perfecto para hacer un picnic o simplemente descansar después de un día explorando la ciudad.
Lo mejor es que, al estar tan cerca de la Cité, puedes alternar entre las visitas históricas y un rato de descanso en el parque sin perder mucho tiempo. Además, el ambiente es muy relajado, con familias locales que también vienen a disfrutar del lugar.
9. Cementerio de Saint-Vincent #
Puede sonar un poco extraño incluir un cementerio en la lista, pero el Cementerio de Saint-Vincent tiene un encanto especial. Situado en una colina, ofrece unas vistas increíbles de la ciudad baja y del río Aude. Pasear entre sus antiguas tumbas y mausoleos es como hacer un viaje en el tiempo, y el ambiente aquí es de una paz absoluta.
Este lugar me sorprendió por la belleza y el respeto que se respira en cada rincón. Si te gustan los lugares tranquilos y llenos de historia, el Cementerio de Saint-Vincent es una visita diferente y muy interesante.
10. Las Puertas de la Cité #
No puedes visitar Carcassonne sin atravesar alguna de sus majestuosas puertas. La Porte Narbonnaise y la Porte d’Aude son las más imponentes. Cada una tiene su propio carácter, y cruzarlas te hace sentir como si estuvieras entrando en un mundo distinto. Me encantó caminar por los puentes levadizos, imaginando cómo debía ser la vida en la época medieval.
Estas puertas son el punto de entrada perfecto para comenzar tu exploración de la Cité. No importa cuántas veces las cruzas, siempre sientes un cosquilleo de emoción al entrar en este conjunto monumental tan bien conservado.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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