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Día 1. Llegada, reencuentros y primeras impresiones

04 diciembre 2021

Día 1. Llegada, reencuentros y primeras impresiones

Los primeros vuelos siempre tienen algo de épico. Cuando el despertador suena a las cinco de la mañana y aún es noche cerrada, sabes que el día va a ser especial. Ese sábado 4 de diciembre el madrugón merecía la pena: nos esperaba Barcelona y, más importante aún, nuestro primer viaje largo juntos.

De Bilbao a Barcelona: la ruta del ahorro inteligente #

El vuelo transcurrió sin incidencias. Una hora que se pasa volando cuando llevas la expectación del viaje por delante. Aterrizamos puntualmente a las 9:10 en la Terminal 1 del aeropuerto de Barcelona, y desde el primer momento pusimos en práctica uno de esos trucos de viajero experimentado que tanto me gusta compartir.

En lugar de coger directamente el metro desde la Terminal 1, que requiere pagar un suplemento aeroportuario bastante considerable, optamos por la estrategia más económica. Primero tomamos el autobús gratuito que conecta ambas terminales del aeropuerto. Desde la Terminal 2 cogimos el tren de Renfe, mucho más económico que las otras opciones.

Compramos una tarjeta T-familiar que nos daba ocho viajes para usar juntos, perfecta para movernos durante toda la estancia. Solo necesitaríamos dos de esos viajes para llegar hasta la zona donde viven nuestros amigos, ya que el transbordo del tren al metro en la estación de Sants está incluido en un solo billete. Estos pequeños detalles logísticos pueden parecer menores, pero cuando viajas con cierta frecuencia, conocer estos atajos marca la diferencia.

Reencuentros y segundo desayuno #

Nuestros amigos viven en las inmediaciones del Hospital de San Pau, una zona residencial tranquila y bien comunicada que me resulta muy familiar. Al llegar a la zona decidimos hacer un segundo desayuno en una cafetería de la zona. A las cinco de la mañana, antes de salir hacia el aeropuerto, habíamos tomado algo rápido en casa, pero después del vuelo y el trayecto hasta allí, el cuerpo pedía combustible de verdad.

Hay algo especial en esos primeros momentos en una ciudad que vas a explorar. El simple acto de sentarse en una terraza, pedir un café y observar el ritmo de la gente que pasa te va situando en el ambiente local. Para Rafa, que era su primera vez en Barcelona, todo era nuevo. Podía ver en su mirada esa curiosidad característica de quien está empezando a formar sus primeras impresiones de un lugar.

La calidez del hogar lejos de casa #

Llegar a casa de Idoia fue como sumergirse en una burbuja de calidez familiar. Los reencuentros con amigos queridos tienen esa magia particular de hacer que el tiempo transcurrido se desvanezca en cuestión de minutos. Abrazos, risas, puesta al día y, por supuesto, comida casera que sabe infinitamente mejor cuando la comparte alguien a quien aprecias.

La casa se llenó rápidamente de esa conversación atropellada típica de cuando hay mucho que contar y poco tiempo para hacerlo. Rafa se integró de forma natural en la dinámica, y pude comprobar con satisfacción cómo la química funcionaba bien entre él y mis amigos. Estos momentos de "presentación" siempre generan cierta expectación, pero todo fluyó con la naturalidad que esperaba.

Vistas del Hospital de San Pau desde la terraza de mis amigos
Vistas del Hospital de San Pau desde la terraza de mis amigos

Planes inesperados y música clásica #

Cuando llegó la hora de acompañar a Idoia a recoger a su hija del colegio, aprovechamos para dar un primer paseo por el barrio. Es curioso cómo Barcelona tiene esa capacidad de sorprenderte incluso en los recorridos más cotidianos. Las calles residenciales alrededor del Hospital de San Pau tienen su propio carácter, más tranquilo que el centro turístico pero igualmente auténtico.

Al regresar a casa, nuestros amigos nos presentaron el plan especial que habían preparado para esa noche. Una amiga de Idoia, violinista, tenía concierto en L'Auditori y habían conseguido entradas con descuento. No era algo que hubiéramos planificado inicialmente, pero estos planes improvisados suelen ser los que mejor resultado dan. La perspectiva de escuchar música clásica en vivo añadía una dimensión cultural inesperada a nuestro primer día.

Primer vistazo a la Sagrada Familia
Primer vistazo a la Sagrada Familia

Primera toma de contacto con la ciudad #

Mientras nuestros amigos se organizaban para llevar a la niña a casa de otros amigos donde pasaría la noche, Rafa y yo decidimos aprovechar para dar nuestro primer paseo real por Barcelona. Eran ya casi las cinco de la tarde y empezaba a oscurecer, pero queríamos tener ese primer contacto directo con la ciudad.

La primera parada era inevitable: la Sagrada Familia. Por mucho que la hayas visto en fotos o la conozcas de visitas anteriores, sigue teniendo esa capacidad de impresionar cuando aparece ante ti. Estar de nuevo frente a la Sagrada Familia me recordó por qué Barcelona sigue siendo una de esas ciudades que nunca decepciona, especialmente cuando la compartes con alguien que la está descubriendo por primera vez.

Desde aquí caminamos tranquilamente hacia L'Auditori. Es un paseo agradable que te permite ir empapándote del ambiente de la ciudad, observar el ritmo de la gente y empezar a situarte geográficamente. Barcelona es enorme y no siempre tienes la oportunidad de ir caminando al destino. Así que es este caso, una distancia a pie de unos 15 minutos era una experiencia que no se puede estropear tomando el transporte público.

El Auditorio - L'Auditori y el Teatro Nacional de Cataluña El Auditorio - L'Auditori y el Teatro Nacional de Cataluña
El Auditorio - L'Auditori y el Teatro Nacional de Cataluña

Música, sueño y paseos nocturnos #

El concierto en L'Auditori fue realmente impecable. La amiga de Idoia, y toda la orquesta, demostró un nivel técnico excelente, y el programa musical estaba muy bien seleccionado. Sin embargo, tengo que admitir que la combinación del madrugón de las cinco de la mañana, el calor agradable del auditorio y la comodidad de las butacas crearon las condiciones perfectas para una batalla épica contra el sueño. Hubo momentos en los que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para mantener los ojos abiertos, aunque la música era demasiado buena como para perdérsela.

Al terminar el concierto pudimos felicitar a la amiga de Idoia personalmente, lo que añadió ese toque personal que hace que una noche cualquiera se convierta en especial. Estos encuentros casuales con el talento local son uno de esos regalos que te da viajar con gente del lugar.

La noche barcelonesa nos recibió con esa temperatura suave característica del invierno mediterráneo. Decidimos dar un paseo nocturno por la zona de Glòries, que en esos años estaba viviendo una transformación urbanística importante. Caminamos tranquilamente hasta el Mercado dels Encants, que de noche tiene un aspecto completamente diferente al diurno, y continuamos hasta la Torre Glòries, anteriormente conocida como Torre Agbar.

Paseo nocturno por Glòries Paseo nocturno por Glòries Paseo nocturno por Glòries Paseo nocturno por Glòries
Paseo nocturno por Glòries

Ver Barcelona iluminada le da un toque realmente especial. La ciudad tiene esa magia nocturna que hace que los edificios más icónicos brillen con luz propia y que los paseos se conviertan en pequeños descubrimientos. Desde la Torre Glòries emprendimos el camino de regreso a casa, con la satisfacción de haber aprovechado bien nuestro primer día y con la expectación de todo lo que nos esperaba en los días siguientes.

El primer día había sido un éxito completo: vuelo puntual, reencuentros entrañables, planes inesperados y esa primera toma de contacto con la ciudad que auguraba muy buenas sensaciones para el resto del viaje.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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