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La Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella

Descubriendo los espacios ocultos en Open House Barcelona

La Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella

Entre los más de doscientos edificios que abrieron sus puertas durante Open House Barcelona 2025, la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella ocupaba un lugar especial en nuestro itinerario. No solo porque era el edificio donde ejerceríamos como voluntarios de control de acceso el sábado por la tarde, sino también porque prometía acceso a espacios que normalmente permanecen completamente cerrados al público. Espacios con historia, con leyenda, con ese aura de lo prohibido que tanto atrae en estos festivales de arquitectura.

Un monumento con más de un siglo de historia #

La Cascada Monumental es uno de esos elementos urbanos que forman parte del paisaje cotidiano de Barcelona pero que esconden mucho más de lo que se ve a simple vista. Construida entre 1875 y 1888, fue diseñada por Josep Fontseré como parte del proyecto de transformación de los antiguos terrenos de la ciudadela militar en el Parque de la Ciutadella, el primer gran parque público de Barcelona.

Fontseré se inspiró en el Palacio Longchamp de Marsella para crear este conjunto monumental que combina arquitectura, escultura y agua de una manera espectacular. El proyecto original contemplaba una fuente mucho más modesta, pero acabó monumentalizándose hasta convertirse en lo que conocemos hoy: una estructura central en forma de arco triunfal flanqueada por escalinatas simétricas, con un lago artificial a dos niveles y una profusión de elementos escultóricos.

En el diseño trabajó también un joven estudiante de arquitectura llamado Antoni Gaudí, que se encargó del proyecto hidráulico y de algunos elementos decorativos como las rocallas y los medallones con salamandras que flanquean la puerta de entrada al antiguo acuario. Gaudí aún era un desconocido, pero su participación en este proyecto ya mostraba su talento para integrar elementos naturales y artificiales de manera orgánica.

La inauguración en 1881 fue un fracaso de crítica. La prensa la consideró aburrida, sin gracia, demasiado sobria. Así que Fontseré tuvo que rediseñarla, añadiendo todo el conjunto escultórico que hoy la caracteriza: La Cuadriga de la Aurora de Rossend Nobas en lo alto, El Nacimiento de Venus de Venanci Vallmitjana en el centro, y toda una corte de dioses, ninfas, faunos y criaturas mitológicas obra de diversos escultores catalanes de finales del XIX. La versión definitiva se presentó en la Exposición Universal de 1888 y desde entonces no ha vuelto a ser rediseñada.

Lo que se ve y lo que no se ve #

Cualquier visitante del Parque de la Ciutadella puede disfrutar de la Cascada desde el exterior. Puede pasear por sus escalinatas laterales, fotografiar las esculturas, sentarse junto al lago a ver pasar las barcas de remo. Es uno de los puntos más fotografiados de Barcelona y con razón: el conjunto es espectacular, especialmente cuando el sol de la tarde ilumina la Cuadriga dorada que corona el arco.

Pero lo que la mayoría de visitantes no saben es que detrás y dentro de esa fachada monumental hay espacios fascinantes que permanecen cerrados todo el año. Espacios que solo se abren en ocasiones muy especiales, como Open House Barcelona.

Durante el festival, la Cascada ofrece acceso a dos espacios únicos que normalmente están vedados: la Gruta de Gaudí y el antiguo acuario con su terraza superior.

La Gruta de Gaudí: fragmentos de un sueño perdido #

La Cascada tuvo durante décadas un complemento muy singular que aprovechaba las estancias y cavidades del edificio. Se trataba de una gruta artificial diseñada por Antoni Gaudí, repleta de estalactitas y estalagmitas que creaban la ilusión de una cueva natural bajo el conjunto monumental. Los visitantes de finales del siglo XIX podían adentrarse bajo el arco posterior de la cascada y experimentar la sensación de caminar por una gruta profunda, con agua cayendo a ambos lados, en un espectáculo que combinaba arte y naturaleza de manera pionera.

Hoy, de aquella estructura tan elaborada solo quedan restos muy deteriorados en una de las estancias convertida en almacén del personal de Parques y Jardines. Tras una puerta metálica, en un espacio al que normalmente nadie tiene acceso, aún se pueden contemplar esas extrañas formas de hormigón que cuelgan del techo y las columnas. Son como fantasmas arquitectónicos, testimonios erosionados de lo que fue un proyecto visionario del joven Gaudí.

Durante nuestra visita en Open House pudimos entrar a este espacio. La sensación es agridulce. Por un lado, la fascinación de estar viendo restos de una obra de Gaudí prácticamente desconocida, fragmentos de ese mundo fantástico que el arquitecto creaba incluso en sus trabajos más tempranos. Por otro, cierta melancolía al ver el estado de deterioro, al imaginar lo que debió ser aquella gruta completa y funcionando, con el agua fluyendo y las luces creando sombras en las falsas estalactitas.

Aún así, poder acceder a este espacio normalmente clausurado fue uno de los grandes privilegios del festival. No todos los días puedes decir que has estado en un almacén municipal contemplando restos de Gaudí.

La gruta de la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella La gruta de la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella
La gruta de la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella

El antiguo acuario: de los peces a las vistas panorámicas #

El segundo espacio especial de la Cascada es el antiguo acuario, inaugurado en 1888 con motivo de la Exposición Universal. Fue el primer acuario de Barcelona, con 120 metros cuadrados dedicados a mostrar fauna de agua dulce y marina del Mediterráneo y los ríos catalanes.

El espacio estaba dividido en dos salas. La primera mostraba peces de río: anguilas, carpas, barbos, truchas, salmones. La segunda sala exhibía fauna marina mediterránea: sardinas, boquerones, salmonetes, junto con corales, esponjas, anémonas, estrellas de mar y erizos. Para los barceloneses de 1888, muchos de los cuales nunca habían visto estas criaturas fuera de las pescaderías, debió ser toda una revelación.

El acuario funcionó durante décadas, aunque en los años 30 las peceras fueron trasladadas al Museo de Zoología del Castillo de los Tres Dragones, también dentro del parque. Con la apertura del Zoo de Barcelona y posteriormente del delfinario, el antiguo acuario de la Cascada quedó finalmente clausurado.

Hoy el espacio está vacío de peces, pero conserva su encanto histórico. La palabra "Aquarium" todavía es visible sobre la puerta de entrada, flanqueada por esos dos medallones con salamandras que se atribuyen a Gaudí. Las salas vacías tienen ese eco especial de los lugares que alguna vez estuvieron llenos de vida y actividad.

La escalera de caracol y la terraza superior #

Pero lo realmente espectacular del antiguo acuario no son las salas en sí, sino el acceso a su terraza superior. Para llegar allí hay que subir por una escalera de caracol estrecha y empinada, tan estrecha que el Ayuntamiento exigía a todos los visitantes durante Open House que firmaran una exención de responsabilidad antes de permitirles el acceso.

Esta escalera era precisamente lo que hacía especial nuestra labor como voluntarios de control de acceso. Gran parte de nuestro trabajo consistía en gestionar ese documento de exención, asegurarnos de que la gente entendía las limitaciones de movilidad que implicaba la escalera, y controlar el flujo para que no se acumulara demasiada gente en un espacio tan reducido.

Pero el esfuerzo de subir por esa escalera claustrofóbica merece absolutamente la pena. Las vistas desde la terraza superior son magníficas. Desde allí se puede contemplar todo el Parque de la Ciutadella con una perspectiva única: el lago con sus barcas, el paseo arbolado, el edificio del Parlamento de Catalunya a lo lejos, y en el otro sentido, la ciudad de Barcelona extendiéndose hasta el mar.

Es uno de esos miradores secretos que existen en muchas ciudades pero que solo se descubren en ocasiones especiales. Un lugar privilegiado para entender la escala del parque, su relación con el tejido urbano circundante, y apreciar el diseño paisajístico de Fontseré desde una altura inusual.

La terraza de la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella La terraza de la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella
La terraza de la Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella

La experiencia de visita durante Open House #

Durante el fin de semana del festival, la Cascada Monumental fue uno de los edificios más visitados de Open House Barcelona. La afluencia fue constante desde la apertura hasta el cierre, con colas que en algunos momentos se extendían considerablemente por el parque.

Las visitas se realizaban en grupos guiados por voluntarios que explicaban la historia del edificio, los detalles arquitectónicos, las esculturas, la participación de Gaudí y el uso de los espacios a lo largo del tiempo. Primero se accedía a la gruta para ver los restos de las estalactitas y estalagmitas, luego a las salas del antiguo acuario, y finalmente la subida a la terraza superior.

El mayor desafío era gestionar el ritmo de las visitas. La escalera de caracol solo permitía el paso de una persona a la vez, lo que limitaba la velocidad a la que los grupos podían circular. Los guías hacían un trabajo excepcional explicando mientras esperaban a que todos los miembros del grupo completaran la subida y la bajada.

Durante las cinco horas que estuvimos como voluntarios el sábado por la tarde, cerca de ochocientas personas accedieron al edificio. Es una cifra impresionante que habla del interés que despiertan estos espacios normalmente cerrados. Gente de todas las edades, desde familias con niños hasta personas mayores que recordaban haber visitado el acuario cuando aún funcionaba, desde turistas curiosos hasta arquitectos profesionales que tomaban notas detalladas.

Por qué merece la pena visitarla en Open House #

Visitar la Cascada Monumental durante Open House Barcelona no es solo una oportunidad de ver espacios cerrados, aunque eso ya sería suficiente. Es sobre todo una forma de entender el edificio en toda su complejidad, de descubrir las capas de historia que se esconden tras la fachada monumental que todos conocemos.

Es poder conectar con el Barcelona de finales del XIX, cuando la ciudad se preparaba para mostrarse al mundo en la Exposición Universal de 1888. Es ver el trabajo temprano de Gaudí, antes de la Sagrada Familia y el Park Güell, cuando aún era un joven estudiante que colaboraba en proyectos ajenos. Es experimentar esa mezcla de arquitectura, ingeniería y espectáculo que caracterizó la época.

Y es también, simplemente, disfrutar de unas vistas panorámicas excepcionales desde un lugar al que normalmente no se puede acceder. A veces los mejores miradores no son los oficiales, los que aparecen en las guías, sino estos espacios secretos que solo se abren en ocasiones especiales.

La Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella es mucho más que una fuente bonita para fotografiar. Es un edificio con historia, con secretos, con espacios fascinantes que merecen ser descubiertos. Y Open House Barcelona ofrece esa oportunidad única de ir más allá de la superficie, de adentrarse en los rincones ocultos, de ver lo que normalmente permanece invisible.

Si participáis en futuras ediciones de Open House Barcelona, no dejéis de visitar la Cascada. Y si tenéis la oportunidad de ser voluntarios en este edificio, como nos ocurrió a nosotros, aceptad sin dudarlo. Es una experiencia que vale la pena.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

La Cascada Monumental del Parque de la Ciutadella

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