El cuarto día amaneció con cielos despejados y una temperatura agradable, perfecto para explorar uno de los miradores más famosos de Europa. Después de tres días intensos conociendo la ciudad, había llegado el momento de visitar el icónico Bastión de los Pescadores, desde donde se obtienen las vistas más espectaculares de Budapest.
El Bastión de los Pescadores, balcón sobre el Danubio #
Llegué directamente al Bastión de los Pescadores (Halászbástya en húngaro) a primera hora de la mañana, aprovechando las mejores condiciones de luz y evitando las multitudes que suelen congregarse aquí durante el día. Este extraordinario mirador de estilo neogótico y neorrománico se construyó entre 1895 y 1902 bajo el diseño del arquitecto Frigyes Schulek, el mismo que restauró la cercana Iglesia de Matías.
El Bastión nunca tuvo función defensiva real, a pesar de su nombre. Se construyó como un elemento puramente decorativo y conmemorativo sobre las antiguas murallas medievales de Budapest. Su nombre honra al gremio de los pescadores que protegía esta parte del castillo fortificado durante la Edad Media, cuando la zona era responsabilidad de este gremio artesanal.
Las siete torres que componen el conjunto tienen un profundo simbolismo: representan a las siete tribus magiares que se establecieron en la cuenca de los Cárpatos en el año 896 bajo el liderazgo de Árpád. Cada torre está conectada por una serie de terrazas, escalinatas monumentales y pasadizos que crean un conjunto arquitectónico que recuerda efectivamente a un castillo de cuento de hadas.
En el centro del conjunto se alza la estatua ecuestre de San Esteban I, el primer rey de Hungría, erigida en 1906. El pedestal, construido por Alajos Stróbl siguiendo el proyecto de Schulek, está decorado con relieves que narran los episodios más importantes de la vida del monarca que cristianizó Hungría y la convirtió en reino.
Las vistas más célebres de Europa #
Desde cualquiera de las terrazas del Bastión de los Pescadores se obtiene la vista panorámica más famosa y fotografiada de Budapest. El Parlamento húngaro se despliega en todo su esplendor al otro lado del Danubio, creando una imagen que ha aparecido en millones de postales, guías de viaje y documentales sobre la capital húngara.
La posición elevada del bastión, situado en la colina de Buda a 70 metros sobre el nivel del río, permite abarcar con la mirada todo el centro histórico de Pest: el Parlamento con su inconfundible silueta neogótica, el Puente de las Cadenas con sus leones guardianes, la basílica de San Esteban con su cúpula dorada, y toda la ribera del Danubio salpicada de edificios históricos.
Pasé varias horas disfrutando de esta vista desde diferentes ángulos, aprovechando los diversos niveles y terrazas del bastión. Cada perspectiva ofrece un encuadre diferente de la ciudad, y la luz cambiante de la mañana iba modificando los colores y las sombras, creando un espectáculo visual en constante evolución.
Un viaje al pasado comunista: Memento Park #
Después de empaparme de las vistas desde el Bastión, decidí emprender una excursión que había planificado cuidadosamente: la visita al Memento Park, el parque de las estatuas comunistas situado en las afueras de Budapest. Era consciente de que implicaba desviarse considerablemente de las rutas turísticas habituales, pero la singularidad de este lugar lo hacía irresistible.
Memento Park se encuentra a unos 10 kilómetros al suroeste del centro de Budapest. Para llegar allí utilicé la combinación de metro línea 4 hasta la estación Kelenföldi pályaudvar y después el autobús 101E, un trayecto total de unos 45 minutos que me permitió ver barrios residenciales de Budapest alejados del centro turístico.
Este extraordinario museo al aire libre se inauguró el 27 de junio de 1993, exactamente dos años después de que el último soldado soviético abandonara territorio húngaro. Fue diseñado por el arquitecto Ákos Eleőd como respuesta a una cuestión compleja: qué hacer con las numerosas estatuas y monumentos del régimen comunista que habían sido retirados de espacios públicos tras la caída del sistema en 1989.
En lugar de destruir estas piezas, como ocurrió en otros países del antiguo bloque soviético, el Ayuntamiento de Budapest decidió crear un espacio de memoria histórica donde preservar 42 estatuas originales que representan el período comunista húngaro (1945-1989). Como expresó el propio arquitecto Eleőd, se trata de "un monumento sobre la tiranía que, precisamente por ser un espacio donde está permitido hablar de la tiranía, es también un monumento a la democracia".
Un recorrido por la propaganda totalitaria #
La entrada al Memento Park ya resulta impactante: flanqueada por las estatuas de Lenin (construida en bronce en 1965) y de Marx y Engels (de 1971, realizada con granito del campo de concentración de Mauthausen), establece inmediatamente el tono solemne y reflexivo de la visita.
Uno de los elementos más simbólicos del parque son las Botas de Stalin, una réplica de los zapatos de la colosal estatua de bronce de 8 metros que se alzaba en lo que hoy es la plaza Felvonulási tér. Durante la revolución húngara de 1956, los ciudadanos derribaron furiosamente esta estatua, símbolo odiado de la megalomanía dictatorial, dejando solo las botas ancladas al pedestal. Estas botas se convirtieron en un icono de la resistencia popular contra la opresión.
Otra pieza destacada es la Tribuna de Stalin, una réplica a tamaño real de la tribuna utilizada para los desfiles comunistas, donde los líderes del partido saludaban a multitudes que mostraban un entusiasmo forzado. La tribuna original fue destruida durante los eventos de 1956, pero su recreación en el parque permite comprender la teatralidad del poder totalitario.
Entre las estatuas que más me impresionaron estaba el Monumento a las Brigadas Internacionales, que honra a los soviéticos que lucharon junto al ejército republicano durante la Guerra Civil española. En sus inscripciones aparecen los nombres de batallas como Jarama, Guadalajara, Belchite y Brunete, conectando la historia húngara con la española de una manera inesperada.
El Soldado Soviético Liberador, una imponente figura de bronce que originalmente se encontraba en el Monte Gellért, representa al ejército que "liberó" Hungría del nazismo para después someterla a cuatro décadas de dominación comunista. La ironía histórica de esta "liberación" que se convirtió en nueva ocupación es uno de los temas centrales del parque.
Reflexiones sobre la memoria histórica #
El Memento Park resultó ser una experiencia mucho más profunda de lo que había anticipado. No se trata simplemente de un museo de curiosidades políticas, sino de una reflexión compleja sobre cómo las sociedades procesan su pasado traumático. La decisión de preservar estas estatuas en lugar de destruirlas habla de una madurez democrática admirable.
El contraste entre la monumentalidad propagandística de las esculturas y su actual contexto museístico genera una sensación paradójica. Estas figuras que un día intimidaron a los ciudadanos con su tamaño y sus poses oficiales ahora parecen reliquias de una época que resulta casi incomprensible para las generaciones que no la vivieron.
La visita me llevó aproximadamente una hora, tiempo suficiente para recorrer las seis secciones circulares del parque y reflexionar sobre cada pieza. El lugar transmite una melancolía particular: no celebra ni condena explícitamente, sino que presenta los hechos históricos permitiendo que cada visitante extraiga sus propias conclusiones.
Los ruin pubs y la noche alternativa #
Al regresar al centro de Budapest, decidí explorar otro fenómeno único de la ciudad: los ruin pubs. Estos locales, situados en edificios abandonados o semi-derruidos, se han convertido en una de las señas de identidad de la vida nocturna budapestí.
Los ruin pubs surgieron a principios de los años 2000 como respuesta creativa a la abundancia de edificios en estado ruinoso que había dejado tanto la época comunista como la transición democrática. Emprendedores creativos comenzaron a alquilar estos espacios por precios irrisorios y los convirtieron en bares decorados con materiales reciclados, muebles encontrados, y elementos artísticos que aprovechaban las características arquitectónicas de los edificios en ruinas.
La atmósfera de estos locales es completamente diferente a la de los bares convencionales. Se trata de espacios multiculturales donde se mezclan turistas y locales, estudiantes y artistas, en un ambiente relajado donde la decoración estrafalaria invita a la conversación y a la creatividad.
Una última parada: la Isla Margarita #
La última visita del día fue a la Isla Margarita (Margit sziget), una lengua de tierra de 2,5 kilómetros de longitud situada en medio del Danubio, entre los puentes Margarita y Árpád. Accesible fácilmente desde el puente Margarita, esta isla es el mayor espacio verde de Budapest y uno de los pulmones de la ciudad.
La isla tiene una rica historia que se remonta al siglo XII. Originalmente conocida como Isla de los Conejos, albergó varios monasterios durante la Edad Media. Su nombre actual honra a la princesa Margarita, hija del rey Béla IV, quien vivió como monja dominicana en el convento que se alzaba en la isla hasta su muerte en 1270. Canonizada en 1943, sus restos fueron encontrados durante las excavaciones arqueológicas de los siglos XIX y XX.
Las ruinas del convento dominicano del siglo XIII, donde vivió la princesa Margarita, son uno de los puntos de interés histórico más importantes de la isla. También se conservan los restos de una iglesia franciscana de la misma época, destruida durante la conquista otomana en el siglo XVI.
El símbolo más reconocible de la isla es su Torre de Agua, construida en 1911 con hormigón armado (material revolucionario para la época) y una altura de 57 metros. Su forma octogonal la convierte en un landmark visible desde muchos puntos de Budapest.
La isla cuenta además con jardines botánicos, un pequeño zoo, instalaciones deportivas y las piscinas Palatinus, populares especialmente durante el verano. Los vehículos están prohibidos en la isla, lo que la convierte en un oasis de tranquilidad donde solo se permite caminar, correr o usar bicicletas de alquiler.
Balance de una jornada intensa #
El cuarto día había sido extraordinariamente variado: desde las vistas medievales del Bastión de los Pescadores hasta la reflexión histórica del Memento Park, pasando por la creatividad urbana de los ruin pubs y la tranquilidad natural de la Isla Margarita. Una combinación que ilustraba perfectamente la complejidad y riqueza de Budapest.
La visita al Memento Park había sido particularmente impactante. En una época en que la historia europea del siglo XX parece cada vez más lejana, encontrarse cara a cara con los símbolos de la dictadura comunista genera una reflexión inevitable sobre los peligros del totalitarismo y el valor de la democracia.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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