Si hay algo que caracteriza el norte de Islandia es su diversidad de paisajes y su riqueza cultural. En esta octava jornada de nuestro viaje, nos adentramos en una zona menos turística pero igualmente fascinante, donde encontramos desde iglesias tradicionales de turba hasta modernos templos de diseño vanguardista, sin olvidar los impresionantes paisajes naturales y la fauna local.
Último paseo por Akureyri y su catedral #
Comenzamos el día con un tranquilo paseo matutino por Akureyri, la capital del norte de Islandia donde habíamos pernoctado. El día anterior, al llegar a la ciudad, la catedral ya había cerrado sus puertas, así que aprovechamos la mañana para visitarla antes de continuar nuestro viaje.
La Catedral de Akureyri (Akureyrarkirkja) es uno de los símbolos de la ciudad, con su característica arquitectura y las escaleras que ascienden hasta su entrada principal. El interior, sobrio pero elegante como corresponde a la tradición luterana, alberga un órgano impresionante y unas vidrieras que crean una atmósfera especial cuando la luz atraviesa sus colores. Esta breve visita fue una excelente manera de despedirnos de la segunda ciudad más importante de Islandia antes de continuar con nuestra ruta hacia destinos menos urbanos.
El valle de Öxnadalur, un espectáculo montañoso #
Comenzamos la jornada atravesando el valle de Öxnadalur, una zona cercana al fiordo que ofrece unas vistas panorámicas realmente impresionantes de las montañas del norte islandés. La carretera serpentea por este valle y cuenta con varios miradores estratégicamente ubicados que permiten contemplar el paisaje en toda su magnitud.
Lo que hace especial a Öxnadalur es ese contraste entre el verde intenso del valle y las imponentes montañas que lo rodean, algunas con cumbres nevadas incluso en agosto. Recuerdo detenerme en uno de los miradores y sentir esa sensación de insignificancia ante la grandeza natural, algo que en Islandia es una constante, pero que en este valle se experimenta con especial intensidad.
Glaumbaer, un viaje al pasado islandés #
Nuestra siguiente parada fue Glaumbaer, una granja-museo que representa perfectamente la arquitectura tradicional islandesa. Lo más característico de este lugar son sus casas con tejados de césped, una técnica constructiva que los islandeses desarrollaron para protegerse del duro clima nórdico.
El complejo está formado por varias edificaciones que permiten entender cómo era la vida cotidiana en la Islandia rural de siglos pasados. Junto a las casas se encuentra una pequeña iglesia que completa este conjunto histórico. Aunque no es una visita imprescindible en un viaje a Islandia, tiene su encanto y ofrece una visión interesante de las tradiciones y el modo de vida islandés antiguo.
La ruta de las iglesias: tradición y modernidad #
Si algo caracterizó este día fue nuestra particular ruta por diferentes iglesias del norte de Islandia, cada una con su propio carácter y estilo arquitectónico.
Vídimýrikirkja, la iglesia de turba medieval #
Una de las más interesantes fue Vídimýrikirkja, una auténtica joya de la arquitectura tradicional islandesa. Esta iglesia de turba, que data de la época medieval, es un ejemplo perfecto de cómo los islandeses aprovechaban los materiales disponibles para crear estructuras duraderas y bien aisladas.
El interior de la iglesia es pequeño pero acogedor, con una decoración sencilla pero cargada de historia. En la parte posterior encontramos un pequeño cementerio que añade un toque de solemnidad al conjunto. Sin duda, uno de esos lugares menos conocidos pero que guardan la esencia más auténtica de la cultura islandesa.
La moderna iglesia de Blönduós #
Como contraste perfecto a la tradicional Vídimýrikirkja, visitamos la iglesia de Blönduós, un ejemplo de arquitectura contemporánea que no deja indiferente a nadie. Su diseño vanguardista rompe completamente con la idea tradicional de templo religioso, convirtiéndola en un punto de interés arquitectónico más allá de su función religiosa.
Su estructura, que parece querer emular las formaciones basálticas tan características de Islandia, genera opiniones encontradas. No podría decir con seguridad si es bonita en el sentido convencional, pero sin duda es "distinta" a cualquier otra iglesia que haya visitado, no solo en Islandia sino en cualquier parte del mundo.
Iglesia de Þingeyrar, entre rocas negras y vistas panorámicas #
Culminamos nuestra ruta de iglesias con la visita a Þingeyrar, una iglesia luterana construida con roca negra y ubicada en lo alto de un promontorio. Lo que hace especial a esta iglesia es tanto su ubicación como los materiales utilizados en su construcción.
Para llegar a ella hay que tomar una carretera que termina justamente allí, lo que ya le confiere un aire de exclusividad. El templo cuenta con un pequeño cementerio anexo donde algunas lápidas llaman la atención por su originalidad. Sin embargo, lo más impresionante son las vistas panorámicas que se disfrutan desde este enclave elevado, que por sí solas justifican la visita.
Kolugljufur, el pequeño cañón con cascada #
En nuestra ruta hacia la península de Vatnsnes, hicimos una parada en Kolugljufur, un pequeño cañón que alberga una bonita cascada. Aunque no se trata de uno de los atractivos más espectaculares de Islandia (difícil competir con lugares como Gullfoss o Dettifoss), resulta un lugar agradable para estirar las piernas y disfrutar de un entorno natural menos masificado.
El sendero que recorre parte del cañón es corto y accesible, lo que permite disfrutar de diferentes perspectivas de la cascada sin gran esfuerzo. Si tu ruta no te lleva hacia la península de Vatnsnes quizás no merezca un desvío específico, pero si vas en esa dirección, como era nuestro caso, es una parada que agradece el viajero.
La península de Vatnsnes: entre focas y carreteras sin asfaltar #
La última parte de nuestra jornada la dedicamos a recorrer la península de Vatnsnes, una zona con paisajes interesantes pero que presenta algunas dificultades logísticas. La carretera que rodea la península no está asfaltada, lo que hace que el recorrido resulte menos cómodo y, sobre todo, que el coche acabe completamente cubierto de polvo y barro.
El punto de avistamiento de focas #
El principal atractivo de esta península, y la razón por la que muchos viajeros se aventuran por sus carreteras sin asfaltar, es el punto de avistamiento de focas situado en la parte norte. Y debo decir que la experiencia no defraudó en cuanto a cantidad: había cientos de ejemplares descansando sobre las rocas que emergen durante la marea baja.
La única "decepción" fue comprobar que estos animales, al menos en tierra, no son precisamente los más activos o expresivos del reino animal. Permanecían inmóviles durante largos periodos, apenas moviéndose ocasionalmente, sin realizar ninguna acción que pudiera considerarse remotamente interesante. Aun así, el simple hecho de poder observar tantos ejemplares en su hábitat natural ya hace que merezca la pena el desvío.
Hvítserkur, el rinoceronte de piedra #
Otro de los puntos destacados de la península es Hvítserkur, una formación rocosa que emerge del mar y que, con algo de imaginación, recuerda a la figura de un rinoceronte. Se trata de uno de esos lugares ampliamente difundidos en las redes sociales y materiales promocionales de Islandia.
La realidad es que resulta una formación curiosa y fotogénica, pero conviene ajustar las expectativas: al final es una roca en el agua, interesante desde el punto de vista geológico y estético, pero que quizás no justifique por sí sola el recorrido por las incómodas carreteras de la península.
Descanso en Gauksmyri Lodge #
Tras una jornada intensa recorriendo iglesias, cañones y penínsulas, llegamos a nuestro alojamiento: Gauksmyri Lodge, ubicado cerca de Hvammstangi. Este establecimiento ofrece una ubicación estratégica para explorar la zona norte de Islandia y, después de un día recorriendo carreteras sin asfaltar, resultó un refugio perfecto para descansar y prepararnos para las aventuras del día siguiente.
La península de Vatnsnes, a pesar de las dificultades de su recorrido, compensa con experiencias únicas como el avistamiento de focas en su hábitat natural. Quizás no sea la zona más espectacular de Islandia, pero tiene ese encanto especial de los lugares menos masificados donde aún se puede disfrutar de una conexión más auténtica con el entorno natural y cultural.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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