El último día de nuestro viaje a Londres llegó más rápido de lo que hubiéramos deseado. A pesar de ser una jornada breve y dedicada principalmente al regreso, aún pudimos exprimir algunas horas más de esta fascinante ciudad antes de poner rumbo a casa.
Despedida de nuestra anfitriona #
La mañana comenzó con la inevitable despedida de Irma, nuestra estupenda anfitriona durante las cinco noches anteriores. Siempre resulta agridulce decir adiós a quienes hacen que te sientas como en casa cuando estás lejos de ella. Tras intercambiar contactos y promesas de mantenernos en comunicación, preparamos nuestro equipaje para la última aventura londinense antes de regresar a Bilbao.
El bullicioso mercado de Portobello: historia y encanto #
Con varias horas por delante hasta nuestro vuelo vespertino, decidimos aprovecharlas visitando el famoso mercado de Portobello. Este icónico lugar siempre tiene algo nuevo que ofrecer, sin importar cuántas veces lo hayas visitado anteriormente.
Orígenes y evolución del mercado #
El mercado de Portobello Road tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando comenzó como un modesto mercado de alimentos frescos para abastecer a los residentes locales. Su nombre proviene de Portobello Farm, una granja que existió en la zona hasta la década de 1860. Tras la Segunda Guerra Mundial, los comerciantes de antigüedades comenzaron a establecerse en la zona, transformando gradualmente su carácter y convirtiéndolo en el mercado de antigüedades más famoso del mundo.
Hoy en día, el mercado de Portobello combina distintas personalidades según el día de la semana. Los sábados son sin duda los más concurridos, cuando todos los puestos están abiertos y la calle se transforma en un bullicioso bazar al aire libre que se extiende por más de dos kilómetros. Entre semana, el mercado mantiene un ambiente más relajado, centrándose principalmente en frutas, verduras y otros productos frescos.
Notting Hill: de barrio marginal a icono cultural #
El mercado se encuentra en el corazón de Notting Hill, un barrio que ha experimentado una de las transformaciones más notables de Londres. Lo que una vez fue una zona marginal y empobrecida se ha convertido en uno de los distritos más codiciados y caros de la capital británica.
Esta metamorfosis comenzó en la década de 1950 con la llegada de inmigrantes caribeños, especialmente de Jamaica, quienes aportaron su vibrante cultura y sentaron las bases del famoso Carnaval de Notting Hill. Posteriormente, en los años 80 y 90, el barrio experimentó un proceso de gentrificación que elevó considerablemente su estatus.
La película "Notting Hill" de 1999, protagonizada por Julia Roberts y Hugh Grant, contribuyó enormemente a popularizar la zona entre los turistas internacionales, convirtiendo Portobello Road y sus coloridas casas victorianas en un destino imprescindible para los visitantes de Londres.


Nuestra experiencia en el mercado #
La afluencia de visitantes era realmente impresionante, incluso para ser un mercado tan popular. En ciertos momentos, resultaba verdaderamente complicado avanzar entre la multitud que se agolpaba frente a los puestos más atractivos. Pese a ello, la experiencia del mercado merece totalmente la pena: el ambiente, los colores, los olores y la mezcla de acentos conforman una experiencia sensorial única en pleno corazón de Notting Hill.
El mercado se divide en diferentes secciones, cada una con su propia especialidad. La parte norte alberga los puestos de antigüedades más prestigiosos y costosos, donde es posible encontrar desde joyería art déco hasta porcelana china del siglo XVIII. Avanzando hacia el sur, nos encontramos con la sección de ropa vintage y de segunda mano, seguida por puestos de artesanía, accesorios y recuerdos. Finalmente, cerca de Westbourne Grove, se concentran los puestos de alimentación con productos frescos y comida preparada de todo el mundo.
Recorrimos sin prisa los numerosos puestos, deteniéndonos especialmente en la zona de antigüedades donde los expertos vendedores compartían historias fascinantes sobre sus objetos más peculiares. Cada esquina escondía alguna sorpresa, algún objeto peculiar que capturaba inmediatamente nuestra atención. Es precisamente esa imprevisibilidad y la mezcla de lo antiguo con lo contemporáneo lo que convierte a Portobello en una visita obligada cada vez que pisamos Londres.
Delicias callejeras en el mercado #
La mañana se prolongó hasta bien entrada la hora de comer y, llegado el momento de reponer fuerzas, decidimos aprovechar los numerosos puestos de comida del propio mercado. La oferta gastronómica era tan variada como deliciosa: desde clásicos británicos hasta especialidades internacionales que reflejan a la perfección el carácter multicultural de la ciudad.
Degustamos algunas delicias callejeras mientras contemplábamos el ir y venir de londinenses y turistas, ese flujo constante de personas que da vida a Portobello. Comer así, de pie entre la multitud, forma parte indispensable de la experiencia auténtica del mercado.
Rumbo al aeropuerto entre huelgas ferroviarias #
Nuestro vuelo no estaba programado hasta las 19:40, pero la prudencia nos aconsejaba dirigirnos con tiempo suficiente hacia el aeropuerto de Gatwick. Precisamente ese día se había convocado una huelga en los ferrocarriles londinenses, lo que suponía una reducción considerable en la frecuencia de los servicios.
La previsión resultó acertada. Aunque encontramos menos trenes de lo habitual, pudimos llegar a Gatwick con varias horas de antelación, evitándonos así nervios innecesarios de última hora. El tiempo de espera transcurrió entre tiendas duty-free y una última taza de té inglés antes de embarcar.
El vuelo transcurrió sin incidencias dignas de mención y, finalmente, aterrizamos en Bilbao poniendo fin a nuestro viaje londinense.
Reflexiones finales sobre Londres #
Tras seis intensos días recorriendo la capital británica, es inevitable hacer balance de la experiencia. Londres sigue siendo, a mi entender, una ciudad en constante transformación donde siempre pasan cosas interesantes. Cada visita ofrece una perspectiva diferente, un rincón inexplorado o un evento único que justifica el retorno.
Su carácter profundamente cosmopolita y la infinita variedad de experiencias que ofrece la convierten en un destino perpetuamente atractivo para cualquier viajero curioso. Los museos de primer nivel, la escena cultural vibrante, la oferta gastronómica internacional y los contrastes entre tradición y modernidad configuran un escenario urbano difícilmente igualable.
Es cierto que, tras varias visitas, Londres ya no me provoca esa emoción desbordante de los primeros descubrimientos. La familiaridad va sustituyendo gradualmente a la sorpresa. Por eso mismo, mi espíritu aventurero me empuja a explorar nuevos destinos, a buscar esa sensación de asombro en ciudades y países aún no visitados.
Sin embargo, tengo la certeza absoluta de que, tarde o temprano, volveré a pisar las calles londinenses. Londres posee un magnetismo especial, una capacidad única para reinventarse y sorprender incluso a quienes creen conocerla bien. Y es precisamente esa cualidad la que la convierte en un destino al que siempre merece la pena regresar, por muchas veces que lo hayas visitado anteriormente.
Mientras tanto, guardo en la memoria los recuerdos de este viaje, esperando que pronto surja la oportunidad de emprender una nueva aventura, ya sea redescubriendo Londres o explorando algún rincón aún desconocido del planeta.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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