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El Violinista en el Tejado en el Minskoff Theatre

Un clásico por descubrir

El Violinista en el Tejado en el Minskoff Theatre

Durante nuestro recorrido teatral por Broadway en octubre de 2005, Fiddler on the Roof ocupaba un lugar destacado en nuestra agenda. Se representaba en el imponente Minskoff Theatre de Times Square, y aunque mi conocimiento de la obra era bastante limitado, la curiosidad pudo más que la prudencia.

Reconozco que mi bagaje sobre esta producción se reducía a lo esencial: recuerdos difusos de haber visto la película de Norman Jewison en mi infancia y, como cualquier persona de mi generación, la melodía de "Si yo fuera rico" grabada a fuego en la memoria. Más allá de eso, poco más sabía de esta historia ambientada en la Rusia zarista.

La expectación era considerable. Se trataba, después de todo, de uno de los musicales más emblemáticos de Broadway, con una reputación que trasciende fronteras y generaciones.

Una producción impecable pero sin sobresaltos #

Hay que reconocer que el espectáculo es técnicamente irreprochable. La orquesta suena con una precisión que solo Broadway puede ofrecer, y las voces del coro crean esos momentos corales que ponen la piel de gallina. Números como "Tradition" y "To Life" funcionan exactamente como deben funcionar: con energía, colorido y esa capacidad de hacer participar emocionalmente al espectador.

El protagonista aporta carisma al personaje de Tevye, logrando momentos de verdadera complicidad con la audiencia, especialmente en esos diálogos íntimos con Dios que caracterizan al personaje. El reparto en general demuestra el nivel de profesionalidad que uno espera encontrar en Broadway.

Cuando el jet lag se convierte en enemigo #

Sin embargo, debo confesar que hubo momentos en los que la lucha contra el sueño fue épica. El vuelo transatlántico se cobraba su peaje, y la combinación del jet lag, la oscuridad del teatro y la temperatura agradable del interior creaban las condiciones perfectas para una siesta involuntaria. No ayudaba el hecho de que Fiddler on the Roof es un musical generoso en duración, con sus casi tres horas incluyendo el intermedio.

Algunas secuencias, especialmente en el segundo acto cuando la historia se vuelve más dramática con las persecuciones y el exilio, se me hicieron algo densas. La nostalgia y melancolía que impregnan gran parte de la obra, aunque apropiadas para la historia que se cuenta, no eran precisamente lo que mi cerebro jetlagueado necesitaba para mantenerse alerta.

La magia de los clásicos #

A pesar de estos momentos de somnolencia involuntaria, el espectáculo logró transmitirme esa sensación especial que solo los grandes clásicos pueden ofrecer. Canciones como "Matchmaker, Matchmaker" y especialmente "Sunrise, Sunset" poseen esa cualidad atemporal que trasciende barreras culturales y generacionales.

La historia de Tevye y sus hijas, enfrentadas a los cambios de una época convulsa, habla de temas universales: la tradición frente al progreso, el amor paternal, la supervivencia de una comunidad amenazada. Son temas que resuenan independientemente del contexto histórico específico.

Un final agridulce #

Al salir del Minskoff Theatre, caminando por un Times Square iluminado como un día artificial, mi sensación era ambivalente. No puedo decir que Fiddler on the Roof me haya impactado profundamente o que haya cambiado mi percepción del teatro musical. Es un espectáculo sólido, profesional, bien ejecutado, pero sin esos momentos de revelación que uno espera de una noche especial en Broadway.

Quizás mis expectativas eran demasiado altas, o quizás simplemente no era el momento adecuado. El cansancio del viaje y mi condición de espectador ocasional de teatro musical probablemente influyeron en mi experiencia.

Una experiencia que valió la pena #

Sin embargo, me alegro profundamente de haber dedicado esa noche a El violinista en el tejado. Forma parte de esas experiencias que enriquecen un viaje, que te permiten tocar, aunque sea superficialmente, una tradición cultural ajena. Broadway es una institución, y obras como esta son parte del patrimonio artístico de Nueva York tanto como el Empire State o el Central Park.

Para cualquier visitante que, como yo, no sea un especialista en teatro musical pero sienta curiosidad por vivir la experiencia Broadway, Fiddler on the Roof representa una opción segura. No esperen sorpresas o innovaciones revolucionarias, pero sí encontrarán un espectáculo que justifica su reputación y su permanencia en el repertorio teatral mundial.

Al fin y al cabo, no todos los días se tiene la oportunidad de escuchar "L'Chaim!" en vivo en el corazón de Manhattan.

Nota: La imagen de portada es ilustrativa y no corresponde a la producción específica del musical que se reseña en este artículo, ya que no dispongo de fotografías de dicha representación.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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