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Día 6. Versalles y el esplendor de la monarquía francesa

06 agosto 2022

Día 6. Versalles y el esplendor de la monarquía francesa

El sábado 6 de agosto lo dedicaríamos íntegramente a visitar el Château de Versalles, una de las excursiones más ambiciosas del viaje. Rafa y yo iríamos solos, ya que a su prima le habían salido ampollas en los pies durante los días anteriores y no se sentía preparada para la intensa jornada de caminata que nos esperaba. Prefirió descansar en París y reunirse con nosotros más tarde para la actividad nocturna que teníamos programada.

El viaje hasta Versalles #

El desplazamiento desde nuestro hotel hasta Versalles requería más de una hora utilizando el transporte público, pero las tarjetas Navigo cubrían todo el trayecto sin coste adicional. El tren nos llevó desde el bullicio metropolitano de París hasta la tranquila localidad de Versalles, un contraste que ya anticipaba la diferencia entre el ritmo urbano y la majestuosidad palaciega que nos esperaba.

Durante el viaje repasamos mentalmente lo que queríamos ver. Teníamos la entrada al palacio reservada para las 12:00, lo que nos daba tiempo suficiente para llegar sin prisas y comenzar la visita en condiciones óptimas. El picnic que habíamos preparado nos permitiría comer en los jardines y aprovechar al máximo la jornada.

Llegada al Palacio de Versalles
Llegada al Palacio de Versalles

El palacio: símbolo del poder absoluto #

Entramos puntualmente al palacio a las 12:00. Versalles no es simplemente un edificio, sino la materialización del poder absoluto de la monarquía francesa en su momento de máximo esplendor. Lo que comenzó como un modesto pabellón de caza construido por Luis XIII se transformó bajo Luis XIV en el símbolo más imponente del Antiguo Régimen.

La visita al interior del palacio permite comprender la magnificencia con la que vivía la corte francesa. La Galería de los Espejos, con sus 73 metros de longitud y sus 357 espejos que reflejan la luz de los jardines, constituye el espacio más espectacular del conjunto. Esta galería, diseñada por Jules Hardouin-Mansart entre 1678 y 1684, servía tanto para impresionar a los visitantes como para demostrar la riqueza y el poder del Rey Sol.

Los apartamentos reales conservan la decoración original y permiten imaginar la vida cotidiana de la realeza francesa. Los techos pintados por Charles Le Brun narran las gestas militares y políticas de Luis XIV, convirtiendo cada habitación en un mensaje propagandístico sobre la grandeza real. El dormitorio del rey, donde se desarrollaba el ceremonial del lever y del coucher, muestra hasta qué punto la vida privada del monarca se había convertido en espectáculo público.

La capilla real, construida entre 1699 y 1710, combina la solemnidad religiosa con la ostentación decorativa característica de Versalles. Sus dos niveles permitían separar físicamente a la familia real del resto de la corte durante las ceremonias religiosas, manteniendo la jerarquía social incluso en los momentos de oración.

El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles El Palacio de Versalles
El Palacio de Versalles

Los jardines: geometría y grandeza #

Tras la visita al palacio nos dirigimos a recorrer los jardines, diseñados por André Le Nôtre siguiendo los principios del jardín francés clásico. Estos 815 hectáreas de parque representan la naturaleza domesticada y puesta al servicio de la glorificación real. Cada partera, cada fuente, cada perspectiva había sido calculada para impresionar y demostrar el dominio humano sobre el paisaje.

Los jardines se estructuran mediante un sistema de ejes y perspectivas que guían la mirada hacia puntos focales específicos. La Gran Perspectiva, que se extiende desde el palacio hacia el horizonte, mide 1,67 kilómetros y crea una sensación de infinitud que simbolizaba el poder sin límites del monarca absoluto.

Aprovechamos para disfrutar de nuestro picnic en uno de los muchos espacios verdes que oferecen los jardines. Comer al aire libre rodeados de tanta belleza paisajística, bajo un clima perfecto y con la sensación de estar compartiendo el mismo espacio que había pisado la nobleza francesa durante siglos, creaba una experiencia casi surrealista.

Los jardines del Palacio de Versalles Los jardines del Palacio de Versalles Los jardines del Palacio de Versalles Los jardines del Palacio de Versalles Los jardines del Palacio de Versalles Los jardines del Palacio de Versalles
Los jardines del Palacio de Versalles

El Grand Trianon: refugio de la intimidad real #

Continuamos nuestro recorrido hacia el Grand Trianon, el palacio de mármol rosa construido por Jules Hardouin-Mansart entre 1687 y 1688. Luis XIV mandó construir este edificio como refugio de la etiqueta versallesca, un espacio donde la vida de la corte pudiera desarrollarse con menos protocolo y mayor intimidad.

El Grand Trianon, con su arquitectura más ligera y sus jardines menos formales, contrasta deliberadamente con la grandilocuencia del palacio principal. Sus galerías abiertas y sus salones decorados con muebles de época muestran una cara más humana de la realeza francesa, aunque sin renunciar completamente al lujo y la sofisticación.

El Grand Trianon
El Grand Trianon

El Petit Trianon y el sueño pastoral de María Antonieta #

Nuestro siguiente destino fue el Petit Trianon, el pequeño palacio neoclásico que Luis XV regaló a María Antonieta y que se convirtió en su refugio personal. Construido entre 1762 y 1768 por Ange-Jacques Gabriel, este edificio representa el gusto por la elegancia discreta que caracterizó los últimos años del Antiguo Régimen.

María Antonieta transformó los alrededores del Petit Trianon según sus gustos personales, creando jardines ingleses que contrastaban con la geometría formal del resto de Versalles. Estos jardines "naturales", con sus senderos sinuosos y su vegetación aparentemente espontánea, reflejaban el cambio de sensibilidad estética que se estaba produciendo en Europa durante la segunda mitad del siglo XVIII.

El Petit Trianon El Petit Trianon
El Petit Trianon

La aldea de María Antonieta: fantasía rural #

El punto culminante de nuestro recorrido fue la aldea de María Antonieta, un conjunto de edificios construidos entre 1783 y 1787 que recreaban una aldea rural idealizada. Esta fantasía arquitectónica permitía a la reina y a su círculo íntimo jugar a ser pastores y campesinos, alejándose temporalmente de las obligaciones de la vida cortesana.

La aldea incluye doce casas de estilo normando, un molino, una lechería y una granja en funcionamiento. Cada edificio había sido diseñado para parecer auténticamente rústico, aunque equipado con todas las comodidades necesarias para la vida aristocrática. Esta contradicción entre apariencia campesina y realidad cortesana simboliza las tensiones sociales que acabarían llevando a la Revolución Francesa.

El contraste entre la magnificencia del palacio principal y la simplicidad fingida de la aldea ilustra perfectamente las contradicciones de una sociedad que estaba llegando a su fin. Mientras el pueblo francés sufría crisis económicas y sociales, la reina se entretenía jugando a ser campesina en un decorado de cartón piedra.

La aldea de María Antonieta La aldea de María Antonieta La aldea de María Antonieta La aldea de María Antonieta La aldea de María Antonieta
La aldea de María Antonieta

Las dimensiones del conjunto #

El recinto de Versalles es verdaderamente enorme y requiere caminar muchísimo para visitarlo completamente. Durante el día recorrimos varios kilómetros entre el palacio, los jardines, los Trianones y la aldea. Sin embargo, el clima acompañaba perfectamente, con una temperatura agradable y cielos despejados que hacían el ejercicio placentero en lugar de agotador.

Esta extensión territorial forma parte del impacto que Versalles pretendía causar en sus visitantes. La escala monumental del conjunto comunicaba un mensaje político claro: el poder real no tenía límites ni fronteras, podía transformar paisajes enteros y crear mundos artificiales donde la voluntad del monarca se convertía en realidad tangible.

El Palacio de Versalles
El Palacio de Versalles

Regreso a París y reencuentro #

Ya por la tarde regresamos a París, cansados pero satisfechos con una de las visitas más completas y gratificantes del viaje. Versalles había superado nuestras expectativas, no solo por la belleza de sus espacios sino también por la manera en que permite comprender un período crucial de la historia francesa.

Decidimos ir directamente al Trocadéro para tener una perspectiva diferente de la Torre Eiffel y hacer algunas fotografías desde este punto privilegiado. Las vistas desde la plaza del Trocadéro ofrecen la postal más clásica de la Torre Eiffel, con los jardines en primer plano y la estructura de hierro recortándose contra el cielo parisino.

Desde allí bajamos hasta el embarcadero del río donde habíamos quedado con la prima de Rafa, que había aprovechado el día para descansar y explorar París a su propio ritmo. El reencuentro fue cordial y nos pusimos al día de nuestras respectivas experiencias del día.

Trocadéro y bajada hacia el Sena Trocadéro y bajada hacia el Sena Trocadéro y bajada hacia el Sena Trocadéro y bajada hacia el Sena
Trocadéro y bajada hacia el Sena

El paseo en barco por el Sena #

La última actividad que teníamos reservada a través del Explorer Pass era un paseo en barco por el Sena. Subimos a bordo mientras el sol comenzaba a ocultarse, creando una iluminación perfecta para contemplar París desde una perspectiva completamente diferente.

Ver París iluminado desde el río tiene su encanto particular. Los monumentos se suceden a ambos lados del Sena creando un museo al aire libre que se puede contemplar cómodamente sentado. Notre Dame con sus andamios, el Louvre con su mezcla de estilos arquitectónicos, los puentes históricos que conectan las dos orillas, todo adquiere una dimensión diferente cuando se observa desde el agua.

Sin embargo, debo reconocer que la actividad me pareció completamente prescindible. Aunque resultó agradable y nos permitió descansar los pies después del día intenso en Versalles, no añadió gran valor a nuestra experiencia parisina. La copa de champán servida a bordo fue más anecdótica que memorable, y el recorrido se hacía algo repetitivo.

Paseo en barco por el Sena Paseo en barco por el Sena Paseo en barco por el Sena Paseo en barco por el Sena Paseo en barco por el Sena Paseo en barco por el Sena
Paseo en barco por el Sena

Final de jornada con cansancio acumulado #

Después del paseo tomamos algo en uno de los chiringitos situados junto a los embarcaderos, principalmente por insistencia de la prima de Rafa. Nosotros estábamos realmente agotados y deseando llegar al hotel para descansar después de un día que había combinado la intensidad cultural de Versalles con el largo desplazamiento de ida y vuelta.

El contraste entre nuestro cansancio y las ganas de prolongar la velada de nuestra compañera de viaje evidenciaba las diferentes maneras de afrontar el turismo. Mientras algunos prefieren exprimir cada momento del viaje, otros necesitan pausas para asimilar las experiencias vividas.

Finalmente conseguimos llegar al hotel ya bien entrada la noche, con la satisfacción de haber dedicado un día completo a uno de los conjuntos monumentales más impresionantes de Europa, pero también con la certeza de que necesitábamos una buena noche de descanso para afrontar las jornadas que nos quedaban en París.

Fin del día junto a la Torre Eiffel Fin del día junto a la Torre Eiffel
Fin del día junto a la Torre Eiffel
Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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