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Día 1. Una jornada en las nubes

14 enero 2018

Día 1. Una jornada en las nubes

Todo gran viaje empieza con pequeños pasos, y el mío a Singapur comenzó un lluvioso 14 de enero de 2018. Aunque podría parecer que un día dedicado únicamente a vuelos no tiene mucho que contar, la verdad es que estas horas formaron parte esencial de mi experiencia, marcando el inicio de una aventura que llevaba tiempo soñando.

La salida desde Bilbao bajo la lluvia #

Aquel domingo de enero amaneció gris y lluvioso en Bilbao, típico de nuestro invierno cantábrico. Resultaba extraño preparar la mochila con camisetas ligeras y pantalones cortos mientras la lluvia golpeaba contra la ventana. El contraste climático entre origen y destino no podía ser mayor.

Llegué al aeropuerto con tiempo suficiente, unas dos horas antes de la salida programada para las 12:05. Viajaba ligero, solo con una mochila como equipaje de mano, sin facturar nada. La idea era moverse con libertad y evitar esperas innecesarias. Pero nada más entrar al aeropuerto, me di cuenta del primer error del viaje: había dejado mi teléfono personal en casa y solo llevaba el del trabajo, con una cámara sensiblemente peor.

Dudé por un momento. ¿Volver a casa a por él? No, no había tiempo suficiente. Además, la SIM tampoco me serviría durante el viaje porque el roaming resultaría prohibitivamente caro. Tocaba asumir el error y conformarme con un teléfono de peor calidad para las fotos y mi portátil para el resto. Primera lección del viajero: siempre hay imprevistos, y la capacidad de adaptación es tu mejor aliada.

Despedida de un Bilbao lluvioso
Despedida de un Bilbao lluvioso

Mi conexión en Londres Heathrow #

El vuelo BA 467 de British Airways salió con puntualidad. Por 382,06€ había conseguido un billete ida y vuelta desde Bilbao hasta Singapur, un precio que consideré bastante razonable para la distancia. El pequeño Airbus A320 me llevó hasta Londres en aproximadamente dos horas, aterrizando en la Terminal 3 de Heathrow a la 13:05 hora local.

Me esperaba una escala de casi seis horas hasta mi siguiente vuelo. Cambié de la Terminal 3 a la 5 mediante el eficiente sistema de transporte interno del aeropuerto. Aproveché para comer algo más consistente que los refrigerios de pago que ofrecían en el corto vuelo desde Bilbao, estirar las piernas y mentalizarme para el largo trayecto que tenía por delante.

Aeropuerto de Londres Heathrow Aeropuerto de Londres Heathrow
Aeropuerto de Londres Heathrow

La travesía hacia el Sudeste Asiático #

Este viaje tenía un significado especial para mí. No era solo conocer un destino soñado como Singapur; representaba mi regreso a los grandes viajes después de varios años lidiando con problemas de salud que habían limitado mis aventuras. Era tanto un premio como un desafío personal, la confirmación de que mi cuerpo estaba nuevamente preparado para enfrentar largas travesías.

A las 19:05, el imponente Airbus A380-800 de British Airways comenzó a rugir en la pista. El vuelo BA 011 marcaba el inicio real de mi aventura asiática. Encontré mi asiento en clase económica, acomodé mi mochila y me preparé para las casi 13 horas de vuelo que me separaban de Singapur.

La vida durante el vuelo #

Las horas en el aire podrían haberse hecho eternas, pero la emoción por el viaje actuó como acelerador del tiempo. El A380, con su estabilidad característica, proporcionaba un entorno relativamente cómodo dentro de lo que cabe esperar en clase económica.

El tiempo transcurrió entre pequeñas siestas interrumpidas (dormir sentado nunca ha sido mi fuerte), algunas películas del sistema de entretenimiento a bordo, juegos y conversaciones improvisadas con un grupo de chicas sentadas al otro lado del pasillo que se dirigían a Malasia. Estos encuentros casuales siempre añaden un toque especial a los viajes largos; intercambiamos recomendaciones y experiencias que luego serían útiles.

El servicio de comidas cumplió con lo esperado para la clase turista: nada memorable pero suficiente para mantener el estómago ocupado durante el trayecto. Un detalle curioso es cómo, en los vuelos largos, las comidas se convierten en eventos que ayudan a estructurar el tiempo y romper la monotonía.

A pesar de la duración, las horas pasaron con relativa rapidez. La excitación por el destino que me esperaba hacía que cada minuto nos acercara a una aventura que llevaba tiempo deseando experimentar.

El Airbus A380-800 que me sirvió de transporte hasta Singapur El Airbus A380-800 que me sirvió de transporte hasta Singapur
El Airbus A380-800 que me sirvió de transporte hasta Singapur

Pensamientos a 10.000 metros de altura #

Durante esas horas suspendidas entre continentes, tuve tiempo para reflexionar sobre lo que significaba este viaje. Después de años en que mi salud había puesto límites a mis movimientos, estar en ese avión rumbo a Asia ya era en sí mismo un logro. Cada kilómetro recorrido era una pequeña victoria personal.

Los vuelos largos tienen esa curiosa cualidad de ser espacios liminales: no estás ni aquí ni allá, suspendido en un tiempo que parece no contar en el calendario normal. Sin embargo, forman parte integral de la experiencia viajera. Es el tiempo necesario para que la mente se desconecte de la rutina y se prepare para absorber lo nuevo.

Mientras sobrevolábamos distintos países y zonas horarias, mi reloj biológico empezaba a desorientarse, pero mi mente ya viajaba por las calles de Singapur que pronto recorrería. El vuelo avanzaba con un retraso mínimo, apenas 30 minutos, lo cual para un trayecto de casi 13 horas resultaba irrelevante.

En esos momentos de quietud forzada, el viaje cobra otra dimensión. No se trata solo del destino, sino del proceso completo, de ese paréntesis en la vida cotidiana que nos permite volver a ella con nuevas perspectivas.

Mientras el avión seguía su curso hacia Singapur, mi primer día de viaje tocaba a su fin. Había sido un día dedicado principalmente al transporte, pero que ya formaba parte esencial de la experiencia. La verdadera aventura de explorar la Ciudad del León comenzaría al día siguiente, con la llegada al aeropuerto de Changi.

Y así, entre nubes y continentes, con la excitación del viajero que se adentra en lo desconocido, terminaba mi primer día rumbo a Singapur. Un día aparentemente sin acontecimientos destacables, pero fundamental como punto de partida de la aventura que tanto tiempo llevaba esperando.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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