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Día 2. Excursión a Carcassonne

21 marzo 2008

Día 2. Excursión a Carcassonne

El viernes amaneció con una expectación especial. Después del exitoso primer contacto con Toulouse el día anterior, nos esperaba la visita que más ilusión nos hacía de todo el viaje: Carcassonne. Habíamos leído sobre esta ciudad medieval, habíamos visto fotografías, pero nada es comparable a ver la ciudad en persona.

La salida desde Toulouse #

Después de desayunar en nuestro hotel de Toulouse, volvimos a subirnos a nuestro fiel Ford Fiesta y emprendimos el camino hacia Carcassonne. La distancia no era excesiva - aproximadamente una hora de viaje por la A61 - pero cada kilómetro que nos acercaba aumentaba nuestra expectación.

El paisaje del sur de Francia se extendía ante nosotros con esa belleza particular de la región de Occitania, con campos de viñedos que empezaban a despertar de su sueño invernal y colinas suaves que anunciaban la proximidad de nuestro destino.

La primera visión: un cuento de hadas #

Cuando finalmente apareció ante nuestros ojos la silueta de Carcassonne en lo alto de su colina, se produjo uno de esos momentos de silencio espontáneo que ocurren cuando la realidad supera todas las expectativas. La ciudadela medieval se alzaba imponente contra el cielo, con sus 52 torres y sus dos murallas concéntricas creando una imagen que parecía sacada directamente de un cuento de hadas.

La Cité es una fortaleza con doble muralla, torres fortificadas y matacanes, que desde lejos parece salida de un cuento. Impresiona desde cualquier lado por el que uno se acerque a este doble anillo de murallas, con 18 torres en el interior y 26 en el exterior.

Después de encontrar aparcamiento en uno de los parkings habilitados cerca de la entrada principal, nos dirigimos hacia la Puerta Narbonnaise, la entrada principal de la ciudadela.

Carcassonne Carcassonne Carcassonne Carcassonne
Carcassonne

Adentrándose en la Edad Media #

La puerta Narbonnaise y la Dama Carcas #

La Puerta Narbonnaise, de finales del siglo XIII, es la principal entrada de la ciudadela y cuenta con un foso y un puente levadizo. Está custodiada por dos enormes torres gemelas, con un espolón de 30 metros de altura.

Al cruzar el puente levadizo, nos recibió la estatua de la Dama Carcas, la heroína legendaria que según la tradición local defendió la ciudad de las tropas de Carlomagno y que dio nombre a Carcassonne. Era inevitable hacerse una foto con esta figura emblemática antes de adentrarse en las calles medievales.

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Carcassonne

Las Lices: entre las dos murallas #

Una vez atravesado el puente levadizo, nos encontramos en las famosas "Lices" o "Lizas", el inmenso espacio situado entre las dos murallas que rodean la ciudad, las exteriores y las interiores. Caminar por este espacio de unos 20 metros de anchura nos hizo comprender inmediatamente la magnitud de la ingeniería militar medieval y la importancia estratégica que tenía esta fortaleza.

La muralla medieval da a la ciudad: las torres redondas, cuadradas, puntiagudas, el campanario almenado de la basílica, el conjunto de tejados rosas de la Cité, y unas excepcionales vistas de la ciudad baja, la Montagne Noire, la cadena de los Pirineos. ¡Vistas de 360°!

Perdiéndose por las calles empedradas #

Lo que más nos impactó de Carcassonne fue precisamente lo que habíamos venido buscando: esa sensación única de caminar por calles empedradas en cuesta que nos transportaban directamente a la Edad Media. Continuamos nuestro paseo por las callejuelas pavimentadas y tortuosas del casco antiguo, entre establos y antiguas construcciones… De una calle a otra, se pasa de un ambiente animado con el grito alegre de los niños, a callejuelas en las que reina el silencio.

Era exactamente lo que habíamos imaginado y más. Cada esquina deparaba una nueva sorpresa: una placita solitaria presidida por un pozo medieval, un callejón que se perdía entre casas de piedra, una terraza desde donde contemplar el paisaje circundante.

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Carcassonne

El castillo Condal: fortaleza dentro de la fortaleza #

El castillo Condal es el monumento más importante que ver en Carcassonne. Podríamos decir que el castillo es una fortaleza dentro de la ciudadela que ya de por si era otra fortaleza.

Decidimos entrar al castillo para completar nuestra experiencia medieval. La visita nos llevó por las diferentes estancias del castillo construido en el siglo XII por los Trencavels, donde pudimos admirar frescos medievales, colecciones arqueológicas y conocer mejor la historia de esta impresionante fortaleza.

La subida a las murallas desde el castillo nos proporcionó las mejores vistas de toda la experiencia. Desde allí arriba podíamos contemplar no solo el interior de la ciudadela con sus tejados de pizarra roja, sino también el paisaje circundante, con campos de viñedos extendiéndose hasta el horizonte y las montañas de los Pirineos recortándose a lo lejos.

La basílica de Saint-Nazaire #

Entre nuestros descubrimientos del día, la Basílica de Saint-Nazaire ocupó un lugar especial. Con su aspecto típicamente medieval, la Cité ha sido escenario de numerosos rodajes, y esta iglesia con su campanario almenado formaba parte del skyline más fotografiado de la ciudadela.

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Carcassonne

La magia de la turistificación #

Es cierto que, como habíamos leído previamente, Carcassonne está bastante turistificada. Las calles principales bullían de visitantes, las tiendas de souvenirs medievales se sucedían una tras otra, y los restaurantes con terrazas ocupaban buena parte del espacio disponible. Pero lejos de restar encanto a la experiencia, esta turistificación bien gestionada contribuía a crear un ambiente animado que hacía aún más viva la ciudad.

Los niños jugaban con espadas de madera, las tiendas vendían armaduras en miniatura, y los restaurantes ofrecían menús "medievales". Todo ello, lejos de resultar artificial, contribuía a crear esa atmósfera mágica que hacía que realmente sintiéramos que habíamos viajado en el tiempo.

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Carcassonne

El regreso a Toulouse: mejillones y reflexiones #

Al caer la tarde, después de varias horas perdidos entre murallas, torres y callejuelas empedradas, emprendimos el regreso a Toulouse. El viaje de vuelta transcurrió en un ambiente de euforia contenida. Todos coincidíamos en que Carcassonne había superado ampliamente nuestras expectativas.

Una vez de vuelta en Toulouse, decidimos celebrar el día con una cena memorable. Encontramos un restaurante donde nos sirvieron unos mejillones con patatas fritas absolutamente deliciosos. Era la combinación perfecta después de un día de intensa actividad: buena comida, buena compañía y la satisfacción de haber vivido algo realmente especial.

Regresamos al hotel en Toulouse con esa sensación particular que se experimenta después de un día perfecto. Estábamos cansados pero tremendamente satisfechos. Habíamos cumplido uno de nuestros sueños viajeros: conocer una de las ciudades medievales más espectaculares de Europa.

Toulouse Toulouse
Toulouse
Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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