Skip to main content

La estatua vestida de la Musa Euterpe

Historia de un pudor impuesto

La estatua vestida de la Musa Euterpe

Pasear por Bilbao es adentrarse en un museo al aire libre donde cada rincón esconde historias fascinantes. Entre todos los elementos artísticos que adornan nuestra villa, hay uno que siempre me ha llamado poderosamente la atención cuando camino por el renovado paseo de Uribitarte: una elegante figura femenina que, en medio de una fuente, sostiene una lira contra su pecho.

Se trata de la Musa Euterpe vestida, obra del escultor Enrique Barros, cuya presencia en este lugar es el resultado de una de las polémicas más curiosas y reveladoras de la historia cultural de nuestra ciudad.

El origen: homenaje a un genio bilbaíno #

Para entender la historia de esta estatua, debemos remontarnos primero a la figura de Juan Crisóstomo de Arriaga, nacido el 27 de enero de 1806 en el número 12 de la calle Somera. Este prodigioso músico, bautizado en los Santos Juanes, fue conocido como "el Mozart vasco" por su extraordinaria precocidad musical. Con apenas doce años ya había compuesto su primera obra, la Obertura op.1, seguida rápidamente por una Marcha Militar para Banda, dos Himnos Patrióticos y una Romanza para Pianoforte. Su talento le llevó hasta París, donde desgraciadamente falleció el 16 de enero de 1826, apenas diez días antes de cumplir los veinte años, víctima probablemente de la tuberculosis y del agotamiento.

Un siglo después de su nacimiento, en marzo de 1905, el Ayuntamiento de Bilbao recibió una moción para erigir un monumento en homenaje a este ilustre bilbaíno. El proyecto seleccionado fue el del escultor Francisco Durrio, que curiosamente se había presentado fuera de plazo. El 13 de enero de 1907 se firmó el contrato con un compromiso de finalización para el 27 de enero de 1908, pero lo que vino después fue un proceso lleno de retrasos y complicaciones.

El tortuoso camino hacia la inauguración #

Lo que en principio parecía un simple proyecto artístico se convirtió en un auténtico "parto de los montes". Durrio marchó a París poco después de firmar el contrato y fue incapaz de cumplir con el plazo establecido. A pesar de que en 1911 presentó en París el pedestal y la figura, la obra siguió sin completarse, lo que provocó la impaciencia del Ayuntamiento bilbaíno.

Numerosos artistas de renombre como Aurelio Arteta, Quintín de Torre, Antonio de Guezala, Gustavo de Maeztu y Ángel Larroque salieron en defensa de Durrio, firmando un escrito conjunto en el que pedían al Consistorio que no apremiara al artista. Finalmente, en 1932, viendo que el monumento no acababa de materializarse, el Ayuntamiento decidió que fuera Valentín Dueñas, discípulo de Durrio, quien finalizara la obra según la concepción original.

La inauguración se produjo por fin el 13 de agosto de 1933, pero no en el lugar inicialmente previsto en Campo Volantín, que para entonces ya estaba ocupado por edificios, sino en el parque de Doña Casilda Iturrizar, concretamente en la zona de la Pérgola. El acto fue acompañado de diversos eventos culturales, incluido un concierto de la Orquesta Sinfónica de Bilbao en el Teatro Buenos Aires y actuaciones de la Banda Republicana de Madrid.

La polémica del desnudo: cuando la moral se impone al arte #

La obra original representaba a Euterpe, la musa de la música en la mitología griega, desnuda, elevada sobre la punta de los pies y con el rostro dirigido hacia el cielo, sosteniendo una lira de la que manaba agua como símbolo de las lágrimas por la temprana muerte de Arriaga. El nombre de la musa, cuya traducción es "la muy placentera", resultaba especialmente evocador y, para algunos, provocativo.

Lo que parecía un asunto resuelto tomó un giro inesperado en 1948, cuando el diario La Gaceta del Norte comenzó una campaña contra el monumento, argumentando que la desnudez de la figura "avivaba bajas pasiones". Diversos grupos sociales se sumaron a esta corriente censora y, finalmente, el Consistorio cedió a la presión, retirando la escultura de Euterpe y depositándola en los almacenes del cercano Museo de Bellas Artes.

Enrique Barros: el autor del pudor impuesto #

Para sustituir la figura original de Durrio, se encargó al escultor Enrique Barros Fernández la creación de una nueva Euterpe. Nacido en Oimbra el 11 de julio de 1905 y trasladado a Bilbao con apenas seis meses, Barros había estudiado en la Escuela de Artes y Oficios durante los años 1923 y 1924, y había colaborado con Higinio Basterra en diversos monumentos.

Su Euterpe mantiene una pose similar a la original, sujetando también una lira contra su pecho, pero completamente vestida, acorde con la moral imperante en la sociedad de posguerra. Esta versión "decente" fue la que ocupó el pedestal diseñado por Durrio desde 1948 hasta 1975, simbolizando perfectamente las restricciones artísticas y morales de la época franquista.

La justicia poética: regreso de la desnudez y nueva vida para la estatua vestida #

La historia dio un nuevo giro en la primavera de 1975 cuando, por impulso del director del museo Javier de Bengoechea, el Ayuntamiento decidió devolver la figura desnuda original a su lugar, confinando esta vez a un sótano la versión vestida de Barros. Irónicamente, el mismo periódico que había iniciado la campaña contra el desnudo publicó entonces: "Después de tantos años de oscuridad la Musa del Arte de Paco Durrio va a tener su sitio en el parque".

En 1999, una restauración definitiva permitió que el monumento luciera tal y como lo había concebido Durrio originalmente, con el agua brotando a través de la lira de la musa, simbolizando las lágrimas por la muerte del insigne músico bilbaíno.

Mientras tanto, la estatua vestida de Barros fue cambiando de ubicación. Tras su retirada del pedestal de Durrio, pasó a adornar los jardines de La Casilla hasta 1985. Finalmente, desde el año 2000, ha encontrado su lugar en el paseo de Uribitarte, donde puede contemplarse actualmente en el centro de una fuente, como testigo pétreo de una época en la que el arte debía someterse a los dictados de la moral imperante.

Reflexión final: un símbolo de los tiempos cambiantes #

Contemplando hoy la estatua de Enrique Barros en el paseo de Uribitarte, no puedo evitar pensar en todo lo que representa. Más allá de su valor artístico, esta Euterpe vestida es un documento histórico que nos habla de la evolución de nuestra sociedad, de cómo los valores y la moral van transformándose con el paso del tiempo.

Lo que antes escandalizaba ahora forma parte de nuestro patrimonio cultural con pleno derecho. La coexistencia de ambas versiones de Euterpe en diferentes espacios de nuestra ciudad es quizás la mejor metáfora de la reconciliación con nuestro pasado y de la aceptación de la diversidad artística y cultural que caracteriza al Bilbao contemporáneo.

Cuando paseo junto a esta fuente, me gusta imaginar que la Musa vestida no está triste por haber sido relegada, sino orgullosa de formar parte de una historia apasionante que, como tantas otras en nuestra ciudad, merecía ser contada y recordada. Porque al final, tanto la Euterpe desnuda como la vestida son testimonios de un mismo homenaje a nuestro genial compositor Juan Crisóstomo de Arriaga, y ambas forman ya parte indisoluble del alma artística de Bilbao.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

La estatua vestida de la Musa Euterpe

Reflexiones Viajeras

Un espacio donde las experiencias de viaje inspiran pensamientos más allá de los destinos. Aquí exploramos temas diversos relacionados con el mundo del viajero, desde perspectivas únicas hasta ideas que nos hacen repensar nuestra forma de viajar.

Revisar todas las reflexiones
Singapur

Diario destacado

Singapur

Singapur es uno de los lugares más alucinantes que he tenido ocasión de visitar. Aúna el exotismo asiático a una arquitectura exuberante y a un entorno natural nada desdeñable. Además su mezcla de población y culturas lo convierten en un paraíso gastronómico único y una fuente casi incesante de sorpresas.

Leer el diario

Esenciales Urbanos

A lo largo de mis viajes, he descubierto que cada ciudad tiene un latido único, una esencia que la define. En 'Esenciales Urbanos', comparto contigo esos momentos y lugares que, para mí, capturan el alma de cada destino que he explorado.

Descubre todos mis Esenciales Urbanos