Tokio, la capital de Japón, es una ciudad que desafía las expectativas y fascina a cada paso. Esta megalópolis es un crisol donde la tradición milenaria se funde con la vanguardia tecnológica, creando un paisaje urbano único en el mundo.
Desde sus tranquilos jardines hasta sus bulliciosas calles repletas de neones, Tokio ofrece una experiencia inigualable que cautiva a todos los que la visitan.
1. Paseo por el barrio de Asakusa #
Asakusa es como viajar en el tiempo sin salir de Tokio. Este barrio tradicional te transporta al Japón de antaño, con sus callejuelas estrechas y sus tiendas de artesanía. El corazón de Asakusa es el templo Sensō-ji, el más antiguo de la ciudad.
Caminar por Nakamise, la calle comercial que lleva al templo, es una experiencia en sí misma. Aquí encontrarás desde dulces tradicionales hasta abanicos pintados a mano. No te pierdas la oportunidad de probar el "ningyo-yaki", unos pastelillos en forma de muñeco rellenos de pasta de judías dulces.
2. Contemplar el atardecer desde el mirador del Gobierno Metropolitano de Tokio #
¿Quieres ver Tokio desde las alturas sin gastar un yen? El edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio es tu respuesta. Sus dos torres cuentan con miradores gratuitos en el piso 45, a 202 metros de altura.
El atardecer es el momento mágico para visitar este lugar. Ver cómo el sol se pone tras el Monte Fuji (en días despejados) mientras la ciudad se enciende poco a poco es un espectáculo que no olvidarás. Si tienes suerte y el cielo está despejado, podrás ver hasta 100 km a la redonda.
3. Perderse en el cruce de Shibuya #
Shibuya Crossing es el cruce peatonal más famoso del mundo, y con razón. En cada cambio de semáforo, una marea humana de hasta 3.000 personas cruza en todas direcciones. Es el caos organizado en su máxima expresión.
Mi consejo es que primero lo observes desde arriba (el Starbucks del edificio Q-Front tiene una vista perfecta) y luego te sumerjas en la multitud. Cruzar aquí es toda una experiencia, como ser parte de una coreografía urbana perfectamente sincronizada. Y no te preocupes si te desorientas un poco, ¡es parte de la diversión!
4. Explorar el mercado de Tsukiji Outer #
Aunque el famoso mercado de pescado se trasladó a Toyosu, el área exterior de Tsukiji sigue siendo un hervidero de actividad y un paraíso para los amantes de la comida. Aquí encontrarás cientos de puestos que venden desde pescado fresco hasta utensilios de cocina tradicionales.
Pasear por sus calles estrechas es una experiencia sensorial única. El olor a pescado fresco, el bullicio de los vendedores y la vista de productos exóticos te transportarán al corazón de la cultura culinaria japonesa. No te vayas sin probar un cuenco de chirashi-zushi (sushi disperso) en alguno de los pequeños restaurantes de la zona.
5. Relajarse en los jardines del Palacio Imperial #
En pleno centro de Tokio, los jardines del Palacio Imperial ofrecen un remanso de paz y verdor. Aunque el palacio en sí no está abierto al público (excepto en ocasiones especiales), los jardines son de acceso libre y son un lugar perfecto para desconectar del ritmo frenético de la ciudad.
Pasear bajo los cerezos en primavera o contemplar el cambio de color de las hojas en otoño son experiencias típicamente tokiotas que no te puedes perder. Si te interesa la historia, no dejes de visitar los restos del castillo Edo, sobre el que se construyó el actual palacio.
6. Sumergirse en la cultura otaku en Akihabara #
Akihabara, también conocido como "Electric Town", es el paraíso de los amantes del anime, el manga y los videojuegos. Este barrio es un asalto a los sentidos, con sus edificios cubiertos de carteles de neón y sus tiendas repletas de merchandising.
Pero Akihabara es mucho más que tiendas. Aquí podrás experimentar algunas de las facetas más peculiares de la cultura pop japonesa. Desde los cafés de maids, donde las camareras visten como personajes de anime, hasta las salas de pachinko, una especie de pinball japonés. Incluso si no eres un otaku declarado, pasear por sus calles es una experiencia única.
7. Descubrir el arte contemporáneo en el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio #
Si eres amante del arte, no puedes perderte el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio (MOT). Ubicado en Koto, un área menos turística de la ciudad, este museo ofrece una mirada fascinante al arte japonés e internacional de los siglos XX y XXI.
Lo mejor es que la entrada a la colección permanente es gratuita, lo que te permite disfrutar de obras de artistas como Yayoi Kusama o Yoshitomo Nara sin gastar un yen. Además, el edificio en sí es una obra de arte, con su arquitectura moderna y sus espaciosos interiores. Es un lugar perfecto para escapar del bullicio de la ciudad y sumergirse en el mundo del arte contemporáneo.
8. Pasear por el parque Yoyogi y el santuario Meiji #
El parque Yoyogi es uno de los pulmones verdes de Tokio y un lugar de encuentro para los tokiotas. Los domingos, el parque se llena de vida con grupos de jóvenes practicando baile, músicos callejeros y familias haciendo picnic bajo los árboles.
Justo al lado del parque se encuentra el santuario Meiji, dedicado al emperador Meiji y su esposa. El camino hacia el santuario, flanqueado por enormes toriis (puertas tradicionales japonesas) y árboles centenarios, es una experiencia casi mística. Es un lugar perfecto para experimentar la espiritualidad japonesa y, si tienes suerte, podrías presenciar una boda tradicional.
9. Explorar el barrio de Shimokitazawa #
Si buscas el lado más hipster y alternativo de Tokio, Shimokitazawa es tu destino. Este barrio, menos conocido por los turistas, es un laberinto de callejuelas repletas de tiendas vintage, cafés acogedores y pequeños teatros.
Shimokitazawa es el lugar perfecto para pasar una tarde tranquila, explorando sus tiendas de ropa de segunda mano, disfrutando de un café en alguna de sus terrazas o simplemente observando el ir y venir de los locales. Por la noche, el barrio cobra vida con sus pequeños bares y salas de conciertos, donde podrás descubrir la escena musical independiente de Tokio.
10. Disfrutar de las vistas desde el Parque Rikugien #
Para terminar nuestro recorrido por Tokio, te propongo un lugar menos conocido pero igualmente hermoso: el Parque Rikugien. Este jardín japonés, construido en el siglo XVIII, es considerado uno de los más bellos de Tokio.
Pasear por sus senderos serpenteantes, cruzar sus puentes de madera y contemplar su lago central es como adentrarse en un cuadro tradicional japonés. El parque es especialmente hermoso en primavera, cuando los cerezos están en flor, y en otoño, cuando las hojas cambian de color. Subir a la pequeña colina artificial del parque te ofrecerá una vista panorámica de todo el jardín, una imagen perfecta para cerrar tu visita a esta fascinante ciudad.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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