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Día 4. Curiosidades urbanas y despedida pausada

08 septiembre 2016

Día 4. Curiosidades urbanas y despedida pausada

El jueves 8 de septiembre se presentaba como mi última jornada completa en Berlín. Después de la intensidad emocional del día anterior, había decidido que esta jornada tuviera un carácter más relajado, más contemplativo. Era el momento de completar algunas visitas pendientes y, sobre todo, de despedirme pausadamente de una ciudad que una vez más había superado mis expectativas.

Berliner Dom: majestuosidad barroca en el corazón de la ciudad #

Comencé la jornada dirigiéndome hacia la Catedral de Berlín, el Berliner Dom, que se alza imponente en la Isla de los Museos. Este edificio había aparecido constantemente en mi campo visual durante los días anteriores, pero no había tenido ocasión de visitarlo con la tranquilidad que merecía.

La catedral actual es una reconstrucción bastante fiel del edificio original, que sufrió graves daños durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. La decisión de reconstruirla tal como era originalmente, en lugar de optar por un diseño más moderno, es otro ejemplo de esa determinación berlinesa de recuperar su patrimonio histórico sin concesiones al pragmatismo constructivo.

La fachada exterior ya impresiona por su monumentalidad. La cúpula central, flanqueada por cuatro torres más pequeñas, domina completamente esta zona de la ciudad. Los detalles decorativos, las esculturas, los relieves, muestran el nivel de refinamiento artístico que caracterizaba a la Berlín imperial de principios del siglo XX.

Berliner Dom Berliner Dom Berliner Dom Berliner Dom
Berliner Dom

El interior: un espectáculo de arte sacro #

El interior de la catedral es realmente espectacular. La nave central, con sus columnas de mármol y sus bóvedas decoradas, crea un espacio de una majestuosidad que quita el aliento. Pero lo que más impresiona es la decoración pictórica de la cúpula central, visible desde cualquier punto de la nave.

Los mosaicos que decoran las paredes narran episodios de la historia cristiana con una riqueza de detalles que invita a detenerse largo rato contemplándolos. La luz que se filtra a través de las vidrieras colorea todo el espacio interior, creando una atmósfera que cambia constantemente según la hora del día y las condiciones meteorológicas exteriores.

El órgano de la catedral merece mención especial. Con sus más de 7.000 tubos, es uno de los instrumentos más impresionantes de Europa. Incluso sin escucharlo funcionar, su presencia física domina completamente el coro de la catedral y añade una dimensión vertical al conjunto que resulta especialmente dramática.

La cripta imperial, situada en el nivel inferior, alberga los sarcófagos de miembros de la familia Hohenzollern. Es un espacio más recogido, más íntimo, que contrasta con la monumentalidad del nivel superior. Los sarcófagos, realizados en diferentes épocas y estilos, constituyen un pequeño museo de arte funerario que documenta los cambios de gusto estético a lo largo de varios siglos.

Berliner Dom Berliner Dom Berliner Dom Berliner Dom
Berliner Dom

La subida a la cúpula: Berlín desde las alturas #

Pero la experiencia más memorable de la visita fue la subida a la cúpula exterior. Son 270 escalones que se suben por una escalera de caracol bastante estrecha, pero el esfuerzo merece absolutamente la pena. Las vistas panorámicas que se obtienen desde la galería exterior de la cúpula son probablemente las mejores de todo Berlín.

Desde esta altura, la ciudad se despliega en todas las direcciones con una claridad que permite identificar perfectamente todos los monumentos principales. La Puerta de Brandeburgo, el Bundestag, la torre de la televisión en Alexanderplatz, los rascacielos de Potsdamer Platz, todo se ve con una nitidez que convierte la experiencia en una auténtica lección de geografía urbana.

Pero más allá de la identificación de monumentos concretos, lo que más me impresionó fue la comprensión global de la estructura urbana de Berlín. Desde la cúpula se aprecia perfectamente cómo el río Spree articula toda la ciudad, cómo los diferentes barrios se organizan alrededor de núcleos históricos, cómo las zonas verdes se distribuyen creando un equilibrio entre naturaleza y urbanización.

La experiencia de contemplar Berlín desde las alturas después de haberla recorrido durante días a pie añade una dimensión de comprensión que es difícil de obtener de otra manera. Es como pasar de leer un libro palabra por palabra a contemplar la estructura completa del texto desde una perspectiva superior.

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Berliner Dom

Trabi-Museum: curiosidad histórica de la RDA #

Después de la solemnidad de la catedral, decidí dirigirme hacia algo completamente diferente: el Trabi-Museum. Se trata de un pequeño museo dedicado al Trabant, el automóvil emblemático de la República Democrática Alemana.

Es una curiosidad museística que podría parecer anecdótica, pero que en realidad ofrece una perspectiva muy interesante sobre la vida cotidiana en la RDA. El Trabant no era solo un automóvil; era un símbolo de estatus, un objeto de deseo, y también una metáfora perfecta de las limitaciones y contradicciones del sistema socialista.

El museo expone diferentes modelos del vehículo, desde los primeros prototipos hasta las últimas versiones producidas antes de la reunificación. Pero lo más interesante son los documentos y testimonios que contextualizan lo que significaba poseer un Trabant en la Alemania Oriental. Las listas de espera de varios años para conseguir uno, las historias de familias que ahorraban durante décadas para poder comprarlo, las anécdotas sobre sus peculiaridades mecánicas.

También se documentan las modificaciones artesanales que los propietarios hacían a sus vehículos para personalizarlos o mejorar su funcionamiento. En una sociedad donde la individualización estaba limitada por el sistema político, el Trabant se convertía en uno de los pocos espacios donde la creatividad personal podía expresarse.

La colección incluye también carteles publicitarios, manuales de usuario, piezas de recambio, y todo tipo de objetos relacionados con este automóvil que se convirtió involuntariamente en uno de los símbolos más reconocibles de la Guerra Fría.

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Un último paseo por Unter den Linden #

Con la tarde libre y consciente de que era mi última oportunidad, decidí dedicar tiempo a un último paseo tranquilo por Unter den Linden. Ya no se trataba de descubrir lugares nuevos, sino de despedirme de una avenida que había recorrido varias veces durante estos días y que había llegado a sentir como familiar.

Caminar por Unter den Linden sin prisa, sin objetivos específicos que cumplir, permite apreciar detalles que se pasan por alto cuando se está en modo turístico intensivo. Los cafés con sus terrazas llenas de gente disfrutando del final del verano, las tiendas que mezclan lo tradicional con lo contemporáneo, los músicos callejeros que añaden banda sonora al ambiente urbano.

Me detuve en varios de estos cafés, no tanto por necesidad como por el placer de observar el ritmo de vida berlinés. Hay algo especial en la forma en que los berlineses utilizan sus espacios públicos. No es la prisa constante que caracteriza a otras grandes ciudades europeas, pero tampoco es la parsimonia excesiva que puede encontrarse en ciudades más pequeñas. Es un ritmo urbano equilibrado que invita a participar en él.

Desde las terrazas de estos cafés se puede observar perfectamente la mezcla de nacionalidades que caracteriza al Berlín contemporáneo. Turistas, obviamente, pero también residentes de múltiples procedencias que han hecho de esta ciudad su hogar. Esta diversidad cultural, que ya había notado en mi primera visita casi una década atrás, parecía haberse intensificado, convirtiendo a Berlín en una de las capitales más cosmopolitas de Europa.

Últimos paseos por Berlín Últimos paseos por Berlín Últimos paseos por Berlín Últimos paseos por Berlín
Últimos paseos por Berlín

Reflexiones sobre la evolución urbana #

Durante este paseo final tuve ocasión de reflexionar sobre los cambios que había observado respecto a mi visita anterior. Berlín es una ciudad en constante transformación, pero esa transformación no es caótica ni destructiva. Hay una planificación urbana cuidadosa que respeta el patrimonio histórico mientras permite la modernización necesaria.

Los proyectos de reconstrucción que en 2007 estaban en sus fases iniciales ahora mostraban resultados evidentes. Edificios que entonces eran esqueletos de hormigón ahora lucían fachadas cuidadosamente restauradas que respetan los diseños originales. Esta paciencia reconstructiva, esta determinación de hacer las cosas bien aunque requiera más tiempo y dinero, es una de las características que más admiro de la cultura alemana.

Al mismo tiempo, había notado la aparición de nuevos espacios comerciales, de restaurantes que ofrecen cocinas de múltiples nacionalidades, de galerías de arte contemporáneo que ocupan espacios que anteriormente tenían otros usos. Esta capacidad de reinvención sin perder la identidad es lo que mantiene a Berlín como una ciudad dinámica y atractiva para visitantes y residentes.

La Puerta de Brandeburgo
La Puerta de Brandeburgo

La despedida de la Puerta de Brandeburgo #

Como cierre simbólico de mi estancia, decidí terminar el día regresando una vez más a la Puerta de Brandeburgo. Era mi cuarta o quinta visita a este monumento durante estos pocos días, pero cada vez lo había visto en circunstancias diferentes: de día, de noche, desde diferentes ángulos, en diferentes estados de ánimo.

Esta última visita tenía un carácter claramente de despedida. Me senté en uno de los bancos de la Pariser Platz y dediqué tiempo simplemente a observar el monumento, a la gente que lo visitaba, al ambiente que se creaba a su alrededor. Era como hacer una fotografía mental que pudiera llevarse conmigo de regreso a Bilbao.

La Puerta de Brandeburgo funciona como símbolo perfecto de lo que representa Berlín para mí. Es un monumento histórico que ha vivido épocas muy diferentes, que ha sido testigo de momentos trágicos y momentos de celebración, que ha sobrevivido a destrucciones y reconstrucciones. Pero lo que más me atrae es su capacidad de seguir siendo relevante, de seguir significando algo importante para las generaciones actuales.

Durante mi tiempo de observación pasaron por delante de mis ojos turistas de todas las edades y nacionalidades, familias berlinesas que simplemente cruzaban la plaza camino a otros destinos, grupos de estudiantes que utilizaban el monumento como punto de encuentro. Esta capacidad de ser simultáneamente símbolo histórico y elemento de la vida cotidiana urbana es una de las claves del carácter especial de Berlín.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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