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Día 10. Descubriendo Reykjavík, la capital islandesa

28 agosto 2013

Día 10. Descubriendo Reykjavík, la capital islandesa

Nuestro décimo día en Islandia lo dedicamos íntegramente a explorar Reikiavik, la capital más septentrional del mundo. Después de haber recorrido durante días los impresionantes paisajes naturales islandeses, toca sumergirse en el ambiente urbano de esta peculiar ciudad que combina la modernidad nórdica con un encanto tradicional que la hace única.

El despertar en Reikiavik #

La mañana comenzó con un desayuno en nuestro alojamiento, situado cerca del centro. El clima hoy ha sido bastante benévolo para ser finales de agosto en Islandia, con temperaturas rondando los 12°C y un cielo parcialmente nublado que, como ya es habitual en esta isla, cambia constantemente.

El plan era sencillo pero ambicioso: recorrer a pie el centro histórico de Reikiavik y visitar los principales puntos de interés. Aunque ayer ya tuvimos nuestro primer contacto con la ciudad y visitamos la imponente Hallgrímskirkja, hoy queremos profundizar en el conocimiento de esta fascinante capital.

El centro histórico y sus casas de colores #

Empezamos nuestro recorrido por Laugavegur, la principal calle comercial de Reikiavik. Lo que más llama la atención es la arquitectura de las casas, con fachadas de metal ondulado pintadas en colores vivos. Rojos, azules, amarillos y verdes se suceden creando un paisaje urbano alegre que contrasta con la sobriedad del paisaje natural islandés. Estas construcciones, originalmente pensadas para resistir las duras condiciones climáticas, se han convertido en una de las señas de identidad de la ciudad.

El paseo nos llevó después hasta Tjörnin, un pequeño lago situado en pleno centro que los locales llaman "el estanque". Sus orillas están repletas de aves acuáticas, y muchos vecinos se acercan para alimentarlas. La vista del agua con las coloridas casas del centro al fondo es una de las postales más representativas de Reikiavik.

Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik Centro de Reikiavik
Centro de Reikiavik

La Catedral de Reikiavik #

Bordeando el lago Tjörnin, llegamos hasta la Catedral de Reikiavik (Dómkirkjan í Reykjavík), un edificio que sorprende por su sobriedad y elegancia. A diferencia de las grandes catedrales góticas europeas, esta iglesia luterana construida en 1796 destaca por su sencillez arquitectónica: paredes blancas, techo verde de cobre y una torre de reloj que se eleva con discreción sobre el centro histórico.

El edificio, de estilo neoclásico modesto, refleja perfectamente la filosofía luterana que predomina en Islandia, donde la fe se vive de manera más austera y directa, sin grandes ornamentaciones. El interior, que pudimos visitar brevemente, mantiene esa misma línea de sobriedad con bancos de madera pulcra, un altar sencillo y un órgano que, según nos informaron, es utilizado frecuentemente para conciertos.

Lo que más me impresionó fue saber que, a pesar de su apariencia discreta, esta catedral ha sido testigo de algunos de los momentos más importantes de la historia islandesa. Aquí se celebran tradicionalmente las ceremonias religiosas que marcan la apertura del Parlamento, y fue en este templo donde se celebró el servicio de acción de gracias cuando Islandia consiguió su independencia de Dinamarca en 1944.

Catedral luterana de Reikiavik Catedral luterana de Reikiavik
Catedral luterana de Reikiavik

La plaza Austurvöllur y el Parlamento islandés #

A pocos pasos de la catedral se encuentra la plaza de Austurvöllur, corazón político e histórico de Reikiavik. Aquí se ubica el imponente edificio del Parlamento islandés (Alþingishúsið), una construcción de 1881 en piedra volcánica gris oscura que destaca por su sobria elegancia.

El edificio, de estilo neoclásico, nos impresionó por su solidez y por el contraste entre su severa fachada de basalto y las delicadas ventanas arqueadas. En la parte superior de la fachada se puede ver la fecha "1881" inscrita con números separados por estrellas decorativas, y un escudo en la parte central superior añade un toque distintivo. Aunque no pudimos acceder al interior, nos detuvimos un buen rato para admirar esta joya arquitectónica que alberga una de las instituciones democráticas más antiguas del mundo, ya que el parlamento islandés (Althing) se estableció originalmente en el año 930.

La plaza frente al parlamento, con su césped bien cuidado y plantaciones de flores blancas, es un lugar tranquilo donde locales y turistas se detienen a descansar. Me llamó la atención ver cómo este espacio, en apariencia tan sereno, ha sido escenario de importantes manifestaciones políticas a lo largo de la historia islandesa, especialmente durante la crisis económica de 2008-2009. Nuestro guía nos contó que aquí es donde los islandeses se reúnen para celebrar o protestar, manteniendo viva una tradición democrática milenaria.

El Parlamento islandés
El Parlamento islandés

La modernidad del Harpa Concert Hall #

Continuando nuestro paseo hacia el norte, nos dirigimos al puerto, donde nos encontramos con el impresionante Harpa Concert Hall. Este edificio de cristal, inaugurado en 2011, es un ejemplo perfecto de la arquitectura contemporánea islandesa. Su fachada de paneles de vidrio que cambian de color según la luz del día me ha dejado completamente fascinado. No pudimos asistir a ningún concierto, pero el simple hecho de pasear por su interior y contemplar el juego de luces y sombras ya valió la pena.

Harpa Concert Hall
Harpa Concert Hall

El puerto antiguo y el barco vikingo #

Desde Harpa, continuamos nuestro paseo por el puerto antiguo, donde se encuentra el famoso Sólfarið (El Viajero del Sol), una escultura de acero inoxidable que representa un barco vikingo. Esta obra de arte de Jon Gunnar Arnason simboliza un velero del sol, un barco mágico que nunca se hunde, y es una de las imágenes más fotografiadas de Reikiavik. El contraste entre la escultura plateada y el azul del mar con las montañas al fondo crea una estampa verdaderamente sublime.

El puerto, que históricamente ha sido el corazón económico de la ciudad, mantiene aún parte de su actividad pesquera tradicional, aunque cada vez más orientado al turismo. Resulta curioso ver cómo conviven los antiguos barcos pesqueros con los modernos catamaranes que ofrecen excursiones para avistamiento de ballenas.

El puerto y el famoso Sólfarið El puerto y el famoso Sólfarið El puerto y el famoso Sólfarið El puerto y el famoso Sólfarið El puerto y el famoso Sólfarið El puerto y el famoso Sólfarið
El puerto y el famoso Sólfarið

Arte público: la Lanza de Odín #

De regreso hacia el centro desde el puerto, nos detuvimos ante una impresionante escultura en forma de tridente o flecha vertical de color verde-azulado sobre un pedestal de piedra gris. Se trata de "Óðinn's Spear" (La Lanza de Odín), una obra del reconocido escultor islandés Sigurjón Ólafsson. La escultura, con su forma ascendente que parece querer alcanzar el cielo, constituye un homenaje a la mitología nórdica tan presente en la cultura islandesa.

Lo que más me llamó la atención fue el contraste entre esta pieza artística que evoca las antiguas leyendas vikingas y los modernos edificios de cristal y acero que la rodean, entre ellos la sede de Advania, una empresa tecnológica local. Este diálogo entre pasado y presente es una constante en toda la ciudad: mientras admirábamos la escultura, podíamos leer el cartel "Velkomin í verslun Advania" (Bienvenidos a la tienda Advania) en uno de los edificios cercanos, como si la antigua cultura nórdica diera la bienvenida a la modernidad.

La placa junto a la escultura explica su simbolismo relacionado con Odín, el dios principal del panteón nórdico, cuya lanza Gungnir siempre daba en el blanco y nunca fallaba. Para los islandeses, estas referencias a su pasado mitológico no son simples curiosidades turísticas, sino parte viva de una identidad cultural que han sabido preservar a lo largo de los siglos.# Un día completo en Reikiavik: Descubriendo la capital islandesa

La Lanza de Odín
La Lanza de Odín

La cultura en el Museo Nacional de Islandia #

Con las fuerzas renovadas, por la tarde nos dirigimos al Museo Nacional de Islandia (Þjóðminjasafn Íslands), una joya que no podíamos perdernos. La exposición permanente "Haciendo una nación" nos ha ofrecido un fascinante recorrido por la historia de Islandia desde los asentamientos vikingos hasta la época contemporánea. Los objetos más impresionantes son, sin duda, los relacionados con el período vikingo: joyas, armas y herramientas que nos transportan a esa época legendaria.

Me ha llamado especialmente la atención la parte dedicada a la cultura tradicional islandesa, con sus trajes típicos, utensilios domésticos y testimonios de la dura vida en esta isla durante los siglos pasados. Las explicaciones en inglés son excelentes y ayudan a comprender mejor la idiosincrasia de este pueblo que ha sobrevivido en condiciones tan extremas.

Museo Nacional de Islandia Museo Nacional de Islandia
Museo Nacional de Islandia

El antiguo aeropuerto y la playa geotérmica #

Desde el museo, nos dirigimos hacia la zona del antiguo aeropuerto de Reikiavik. Este espacio, situado cerca del centro, funcionó como el principal aeropuerto de la ciudad hasta la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Keflavík. Actualmente, parte de sus instalaciones siguen utilizándose para vuelos domésticos y privados, mientras que el resto del área se ha reconvertido en espacios públicos y zonas residenciales.

El antiguo aeropuerto y vistas de Reikiavik El antiguo aeropuerto y vistas de Reikiavik El antiguo aeropuerto y vistas de Reikiavik El antiguo aeropuerto y vistas de Reikiavik
El antiguo aeropuerto y vistas de Reikiavik

Continuamos nuestro paseo hacia Nauthólsvík, una playa geotérmica artificial que sorprende encontrar en una latitud tan septentrional. Lo más destacable es que ostenta la prestigiosa bandera azul de la Unión Europea, que certifica la excelente calidad de sus aguas. Es fascinante ver cómo han creado este espacio único donde el agua caliente geotérmica se mezcla con el agua fría del Atlántico, creando una temperatura agradable para el baño incluso en verano. Aunque hoy no era día para bañarse, varios locales tomaban el sol en la arena dorada importada especialmente para crear este pequeño oasis. Me resultó curioso pensar que estábamos en una playa certificada por su calidad a apenas 2 kilómetros del centro de la capital islandesa.

Nauthólsvík Nauthólsvík
Nauthólsvík

Perlan: la joya en la colina #

Después de la playa, ascendimos por la colina Öskjuhlíð hasta llegar a Perlan (La Perla), un impresionante edificio construido sobre seis enormes tanques de agua caliente. Con su característica cúpula de cristal semiesférica, alberga un museo, restaurante y un mirador giratorio. Aunque no entramos al interior, desde la colina donde se ubica pudimos disfrutar de unas magníficas vistas panorámicas de toda la ciudad y la bahía.

Es impresionante ver cómo Reikiavik ha convertido lo que podría ser una simple instalación industrial (depósitos de agua caliente) en una atracción turística y un centro cultural. Este es otro ejemplo del ingenio y la creatividad que caracterizan a los islandeses, siempre dispuestos a sacar el máximo partido a sus recursos limitados.

Perlan
Perlan

El atardecer en la Hallgrímskirkja #

Como broche final del día, decidimos regresar a la Hallgrímskirkja para contemplar el atardecer. Aunque ya la habíamos visitado ayer, ver cómo la luz del sol poniente baña su peculiar arquitectura inspirada en las formaciones de lava basáltica ha sido una experiencia completamente diferente. La iglesia, con sus 74 metros de altura, destaca en el horizonte de la ciudad y sirve como punto de referencia visible desde casi cualquier punto.

A diferencia de la Catedral de Reikiavik, la Hallgrímskirkja es mucho más reciente (fue completada en 1986) y representa una visión más moderna y audaz de la arquitectura religiosa, aunque mantiene la esencia luterana en su interior relativamente austero. Su torre se ha convertido en un símbolo icónico de la ciudad, tan reconocible como la Ópera de Sídney o la Torre Eiffel en sus respectivas ciudades.

La plaza frente a la iglesia estaba animada con grupos de turistas y locales que, como nosotros, querían disfrutar de este momento mágico. El monumento a Leif Erikson, situado frente a la iglesia, parecía cobrar vida con la luz dorada del atardecer.

Atardecer en Reikiavik Atardecer en Reikiavik
Atardecer en Reikiavik

Reflexiones finales sobre Reikiavik #

Mientras caminábamos de regreso a nuestro hotel, no podía evitar reflexionar sobre esta ciudad tan peculiar. Reikiavik no es una metrópolis imponente como otras capitales europeas, pero tiene un encanto especial que la hace inolvidable. Es una ciudad a escala humana, donde la naturaleza nunca está lejos y donde la luz —sea la interminable del verano o la escasa del invierno— juega un papel fundamental en la vida cotidiana.

Lo que más me ha impresionado es el contraste entre tradición y modernidad. Por un lado, el respeto por su historia y sus raíces vikingas; por otro, una apuesta decidida por la innovación, la sostenibilidad y el diseño contemporáneo. Reikiavik es, sin duda, un reflejo perfecto del carácter islandés: resiliente, creativo y profundamente conectado con la naturaleza.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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