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Día 5. Aveiro, la controvertida "Venecia portuguesa"

02 junio 2022

Día 5. Aveiro, la controvertida

El jueves 2 de junio nos despertamos con ganas de explorar algo nuevo. Después de varios días empapándonos del ambiente portuense, habíamos decidido hacer una escapada a Aveiro, esa ciudad de la que tanto hablan las guías como la "Venecia portuguesa". Desde el primer momento, esa comparación me generaba curiosidad y cierto escepticismo a partes iguales.

El tren hacia el sur #

Tras un desayuno rápido en nuestro apartamento, nos dirigimos a São Bento. Me encanta esa estación, cada vez que paso por allí me quedo embobado contemplando los azulejos. Compramos los billetes y esperamos en el andén. El tren hacia Aveiro sale cada hora aproximadamente, así que no tuvimos que madrugar demasiado.

El viaje duró algo más de una hora. Durante buena parte del trayecto fuimos paralelos a la costa, aunque sin vistas al mar. Recuerdo estar mirando por la ventanilla y ver cómo el paisaje iba cambiando gradualmente: la densidad urbana de Oporto daba paso a zonas más rurales, campos de cultivo, pequeños pueblos, alguna que otra área industrial. Ese contraste me hizo pensar en lo parecido que es esto a nuestras escapadas por el País Vasco, esa mezcla de tradición y modernidad que caracteriza tanto a esta península nuestra.

Primeros pasos por Aveiro #

La estación está a unos quince minutos andando del centro, así que decidimos ir caminando. Las primeras impresiones fueron las de una ciudad tranquila, provincial, con edificios bajos y calles amplias. Nada que hiciera presagiar una "Venecia", la verdad.

Pero a medida que nos acercábamos al centro, empezaron a aparecer algunos edificios que llamaban la atención. Fachadas con motivos florales, balcones trabajados, azulejos de colores... Ese Art Nouveau que tanto caracteriza a Aveiro y que habla de tiempos de prosperidad, cuando la sal y las conservas daban para estos alardes arquitectónicos.

Estación de Aveiro y primer contacto con la ciudad Estación de Aveiro y primer contacto con la ciudad Estación de Aveiro y primer contacto con la ciudad Estación de Aveiro y primer contacto con la ciudad
Estación de Aveiro y primer contacto con la ciudad

El puente de los colores #

Lo primero que nos sorprendió al llegar al centro fue encontrarnos con el Forum Aveiro, ese centro comercial moderno que contrasta con el entorno histórico. Pero justo al lado había algo que nos dejó boquiabiertos: un puente completamente decorado con miles de trocitos de tela de colores atados a las barandillas. Era precioso, muy fotogénico, y le daba un aire festivo a toda la zona. Nos paramos un buen rato haciendo fotos y admirando ese detalle tan sencillo pero tan efectivo.

Forum Aveiro Forum Aveiro Forum Aveiro Forum Aveiro Forum Aveiro
Forum Aveiro

Explorando el sur de la ciudad #

Desde allí nos dirigimos hacia la zona sur, curioseando sin prisa. Pasamos por el Teatro Aveirense, un edificio elegante que me recordó a algunos teatros del País Vasco. La iglesia de São João nos llamó la atención por su fachada barroca, aunque no entramos.

El Museu de Aveiro, instalado en el antiguo Convento de Jesus, merece una parada aunque solo sea por contemplar su imponente fachada. No entramos porque queríamos aprovechar el día al aire libre, pero desde fuera ya se intuye la riqueza que debe albergar.

Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro
Paseando por Aveiro

El parque Infante Dom Pedro #

Siguiendo nuestro recorrido llegamos hasta el parque Infante Dom Pedro, y aquí sí que nos quedamos un buen rato. Casi una hora paseando por sus senderos, sentándonos en los bancos, disfrutando de la tranquilidad. Es un parque precioso, bien cuidado, con ese aire señorial que tienen los jardines portugueses. Mi pareja se relajó muchísimo aquí, creo que necesitábamos este respiro verde después de tanto asfalto y tanto monumento.

l parque Infante Dom Pedro l parque Infante Dom Pedro l parque Infante Dom Pedro l parque Infante Dom Pedro l parque Infante Dom Pedro l parque Infante Dom Pedro
l parque Infante Dom Pedro

Los famosos canales #

Después del parque fuimos a comer algo ligero y luego nos dirigimos hacia los canales, esa zona que justifica el apelativo de "Venecia portuguesa". El Canal Central atraviesa el corazón de la ciudad, flanqueado por edificios coloridos y pequeños puentes peatonales.

Y aquí están los famosos moliceiros, esas embarcaciones tradicionales convertidas ahora en atracción turística. Sus proas alzadas y decoradas con pinturas coloridas, muchas con motivos humorísticos, son realmente vistosas. Pero debo ser honesto: en cuanto vi todo esto, entendí por qué siempre me había parecido una osadía comparar esto con Venecia.

Sí, hay canales y barcos tradicionales, pero las similitudes terminan ahí. Los canales son más modestos, las embarcaciones completamente diferentes, el ambiente general muy distinto. Es como comparar una ría con el Gran Canal. No está mal, tiene su encanto, pero la comparación es injusta para ambas ciudades.

Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro
Paseando por Aveiro

Recorriendo el norte #

Después de contemplar los canales, nos fuimos hacia la zona norte de la ciudad. Aquí encontramos más edificios modernistas, algunos muy llamativos. El Museu de Arte Nova, la Casa dos Ovos Moles, el antiguo Hotel As Américas... Cada uno con sus detalles arquitectónicos que reflejan esa estética de principios del XX.

Me fijé especialmente en el uso de los azulejos en estas fachadas. Esa tradición tan portuguesa encuentra aquí algunas expresiones muy interesantes, combinando técnicas tradicionales con diseños más vanguardistas.

Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro Paseando por Aveiro
Paseando por Aveiro

Las salinas: amor y desamor #

La última parada del día fueron las salinas, y aquí tuvimos nuestras primeras "diferencias de opinión" del viaje. Llegamos caminando hasta el ecomuseo Marinha da Troncalhada, donde pudimos ver el proceso tradicional de extracción de sal.

A mí me fascinó ese paisaje geométrico, esas retículas rectangulares llenas de agua que reflejaban el cielo como un tablero de espejos. Los montículos de sal brillando bajo el sol de la tarde me parecieron preciosos, casi mágicos. Ese diálogo entre la mano del hombre y la naturaleza, construido a lo largo de siglos, me emocionó.

Mi pareja, sin embargo, no compartió en absoluto mi entusiasmo. Le pareció un paisaje desolado, industrial, y sobre todo le molestó muchísimo el olor. "Huele fatal", no paraba de repetir, y tenía razón. Pero a mí ese olor me parecía parte de la autenticidad del lugar, el aroma del trabajo de generaciones.

Las salinas de Aveiro Las salinas de Aveiro
Las salinas de Aveiro

Regreso a Oporto #

De vuelta al centro dimos un último paseo, hicimos algunas compras menores y nos dirigimos a la estación. Durante el viaje de vuelta iba pensando en la jornada. Aveiro me había gustado, pero con matices. Es una ciudad agradable, con puntos de interés suficientes para justificar la excursión, pero ese marketing de "Venecia portuguesa" le hace un flaco favor. Tiene personalidad propia y no necesita comparaciones grandilocuentes.

Noche en la Ribeira #

Llegamos a Oporto al atardecer. Después de dejar las cosas en el apartamento, nos acercamos a la Ribeira para disfrutar del ambiente nocturno. La zona estaba animada pero no agobiante, con esa mezcla perfecta de turistas y locales que hace que un lugar mantenga su autenticidad.

Terminamos la noche paseando junto al río, contemplando el puente Luis I iluminado y su reflejo perfecto en las aguas del Duero. Esa imagen resume para mí la belleza serena de Oporto al caer la noche, y me hizo valorar aún más nuestra base de operaciones.

Reflexiones de un día intenso #

Al llegar al apartamento hicimos balance del día. Aveiro había sido interesante, nos había permitido conocer otra cara de Portugal, más tranquila y provincial. Pero también nos había confirmado que a veces los lugares menos promocionados pueden resultar más gratificantes que aquellos que llegan precedidos de grandes expectativas.

Mañana nos esperaba otra aventura: la costa norte de Oporto, Matosinhos y sus playas. Otro horizonte por descubrir en este viaje que se estaba convirtiendo en un mosaico de experiencias muy diversas.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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