El contraste entre dos capitales escandinavas puede ser fascinante, especialmente cuando se experimenta en un mismo viaje. Después de varios días explorando los encantos de Estocolmo, era el momento de embarcarme en una nueva aventura hacia Oslo, una transición que prometía ser tan enriquecedora como el propio destino.
El viaje en tren: Una experiencia panorámica a través de Escandinavia #
El trayecto en tren entre Estocolmo y Oslo es considerado uno de los viajes ferroviarios más pintorescos de Escandinavia. Nuestra aventura comenzó en la tarde del domingo 5 de agosto de 2018, cuando abordamos el tren en la estación central de Estocolmo alrededor de las 16:00 horas. Durante aproximadamente seis horas y media, el tren nos llevó a través de un paisaje que iba transformándose gradualmente, ofreciendo vistas espectaculares de los bosques suecos y los lagos que salpican el territorio.
La ruta, que cubre unos 572 kilómetros, atraviesa regiones históricas de ambos países y representa una de las conexiones más importantes entre Suecia y Noruega. El tren serpentea entre densos bosques de coníferas, bordeando lagos cristalinos y atravesando pequeños pueblos que parecen sacados de un cuento nórdico. La calidad del servicio ferroviario escandinavo se hace evidente en la puntualidad y la comodidad del viaje.
Primer encuentro con Oslo bajo el cielo nocturno #
Llegamos a Oslo un poco después de las 22:30, y la ciudad nos recibió con una luz tenue característica de las noches de verano en el norte de Europa. La decisión de caminar hasta nuestro alojamiento, a unos 20 minutos de la estación central, resultó ser un acierto total. Ese primer paseo nocturno nos permitió absorber la esencia de la ciudad de una manera íntima y personal.
Las calles de Oslo transmitían una sensación de seguridad absoluta, algo que como viajero experimentado he aprendido a valorar especialmente. El aire fresco de agosto era una delicia, creando un ambiente perfecto para caminar con el equipaje. La ciudad parecía desenvolverse con una tranquilidad natural, sin el bullicio típico de otras capitales europeas, pero manteniendo un pulso vital que se podía sentir incluso en esas horas.
Un refugio acogedor en el corazón de la ciudad #
Nuestro alojamiento resultó ser exactamente lo que necesitábamos después de un largo día de viaje. La pensión, equipada con una habitación confortable, un baño privado y una pequeña cocina, ofrecía todas las comodidades necesarias para sentirnos como en casa. La disposición del espacio, típicamente escandinava en su funcionalidad, prometía ser una base perfecta para nuestras futuras exploraciones de la ciudad.
Esta primera noche en Oslo, aunque breve, sentó las bases de lo que se convertiría en una experiencia memorable. El contraste con Estocolmo ya empezaba a hacerse evidente: mientras la capital sueca desprende una elegancia aristocrática, Oslo se presentaba con una personalidad más relajada y cercana, invitando a descubrir sus secretos a un ritmo más pausado.
La combinación del viaje en tren, el paseo nocturno y la llegada a nuestro acogedor alojamiento creó una introducción perfecta a lo que Oslo tenía reservado para nosotros. Era solo el principio de una nueva aventura en tierras nórdicas, y la ciudad ya nos había cautivado con su encanto particular.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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