Hay ciudades que llevas años queriendo visitar y que, por una razón u otra, siempre acaban quedando pendientes. Valencia era una de ellas para mí. Ya en una ocasión había planeado viajar allí, pero un imprevisto familiar me obligó a cancelar. Así que cuando surgió la posibilidad de hacer una pequeña escapada para desconectar de la rutina, no lo dudé.
Por qué Valencia #
La elección de Valencia respondía a varios criterios que teníamos claros: queríamos un destino relativamente cercano a Bilbao, con buenas conexiones y, sobre todo, que pudiéramos disfrutar con un presupuesto ajustado. El dinero siempre es limitado y preferimos gastarlo bien. Además, era una oportunidad perfecta para descubrir juntos un lugar nuevo, ya que mi pareja tampoco conocía la ciudad.
Entre las muchas virtudes que Valencia tiene sobre el papel, me atraía especialmente su combinación de historia, arquitectura vanguardista, gastronomía y esa joya natural que es la Albufera. Una ciudad que promete diversidad de experiencias en un espacio relativamente compacto y recorrible.
Los preparativos #
Nada más decidir el destino, busqué vuelos económicos y encontré una auténtica ganga: billetes de ida y vuelta para dos personas por apenas 54 euros en total. Volando con Volotea a la ida y Vueling a la vuelta, teníamos horarios muy convenientes para aprovechar al máximo los cuatro días.
Para el alojamiento optamos por una habitación privada en un Airbnb que nos costó menos de 94 euros en total por las cuatro noches. La ubicación parecía buena y el anfitrión, desde el primer contacto, se mostró flexible y amable, permitiéndonos dejar las mochilas a primera hora del lunes de llegada aunque la habitación no estuviera aún disponible.
La València Tourist Card #
Durante la planificación del viaje, descubrí una opción que podía facilitarnos la movilidad y las visitas: la València Tourist Card. Por 45 euros conseguimos dos tarjetas con validez de 72 horas que incluían transporte público ilimitado y entradas a varios museos y atracciones. Tras hacer cálculos, me pareció una buena inversión teniendo en cuenta todo lo que queríamos ver.
Lo cierto es que me hacía especial ilusión pisar por fin esa ciudad mediterránea que tantas veces había visto en fotografías. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Albufera, el casco antiguo... tenía muchas expectativas puestas en este viaje y estaba deseando comprobar si Valencia era realmente como la imaginaba.
Los cuatro días se presentaban intensos pero apasionantes. Con las mochilas prácticamente hechas y el itinerario perfilado, solo quedaba la emoción de la víspera. Al día siguiente, muy temprano, comenzaría nuestra aventura valenciana.
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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