Londres, esa vieja dama del Támesis, es como una caja de sorpresas que nunca terminas de abrir. Es una ciudad que te susurra secretos de siglos pasados mientras te guiña un ojo con sus rascacielos de cristal. Aquí, la tradición y la innovación bailan un vals eterno, y tú estás invitado a la fiesta.
Imagina pasear por calles donde Shakespeare pudo haber tropezado después de una noche de tragos, para luego encontrarte con un grafiti de Banksy en la esquina. O tomar el té como un lord victoriano y, minutos después, probar el curry más picante de tu vida en Brick Lane. Eso es Londres: un crisol de contradicciones que, de alguna manera, funciona a la perfección.
Si es tu primera vez en la ciudad o la vigésima, siempre hay algo nuevo por descubrir. Así que ponte tus zapatos más cómodos, carga tu Oyster card, y prepárate para explorar. Aquí te dejo 10 visitas que te ayudarán a sentir el verdadero pulso de Londres, más allá de las postales turísticas.
Un paseo por el East End #
El East End es como el primo rebelde de Londres, ese que siempre tiene las mejores historias en las reuniones familiares. Comenzamos nuestro recorrido en Liverpool Street Station, donde el ajetreo de los hombres de negocios contrasta con los edificios victorianos.
Mientras te adentras en Brick Lane, el aroma a especias te envuelve. Aquí, los restaurantes de curry compiten por tu atención con murales callejeros que parecen cambiar cada semana. No te sorprendas si te encuentras con un mercado de antigüedades en una esquina y una galería de arte de vanguardia en la siguiente.
Al final de Brick Lane, date una vuelta por el Old Spitalfields Market. Este mercado cubierto es un festín para los sentidos, con puestos de comida que ofrecen delicias de todo el mundo y vendedores de moda vintage que te harán desear haber guardado la ropa de tu abuela. Es el lugar perfecto para sentir cómo Londres abraza lo viejo y lo nuevo en un solo espacio.
Picnic en Primrose Hill #
Olvídate de la London Eye y sus colas interminables. Si quieres una vista panorámica de Londres que te quite el aliento (y no solo por la subida), Primrose Hill es tu destino. Este parque en el norte de Londres es como el balcón secreto de la ciudad.
La colina no es muy alta, pero la subida te hará sentir que te has ganado las vistas. Una vez en la cima, despliega tu manta de picnic y prepárate para un espectáculo. Ante ti se extiende el skyline de Londres en todo su esplendor. Puedes jugar a identificar edificios: "Mira, ¡ahí está el Shard! ¿Y esa es la cúpula de San Pablo?"
Lo mejor es venir al atardecer. Ver cómo el sol se pone detrás de los rascacielos, tiñendo el cielo de naranja y rosa, mientras las luces de la ciudad comienzan a parpadear, es una experiencia casi mágica. Y si traes una botella de vino (con discreción, claro), la magia está garantizada.
Mercadillo de Portobello Road #
Portobello Road es como el ático de tu abuela, pero a escala de toda una calle. Los sábados, este rincón de Notting Hill se transforma en un mercadillo que parece sacado de una novela de Dickens, pero con más color y menos niños trabajadores.
Empieza tu visita temprano, cuando los vendedores están desplegando sus tesoros. Aquí puedes encontrar de todo: desde antiguedades victorianas que parecen salidas de Downton Abbey, hasta vinilos raros que harían babear a cualquier hipster. Mi consejo: lleva efectivo y prepárate para regatear. Es parte del encanto.
Mientras recorres la calle, no olvides levantar la vista de los puestos de vez en cuando. Las casas de colores pastel que flanquean Portobello son dignas de una postal. Y si el hambre aprieta, los puestos de comida callejera ofrecen sabores de todo el mundo. Prueba un salt beef bagel, es tan londinense como el Big Ben.
Cuando tus pies (y tu cartera) pidan un descanso, refúgiate en uno de los acogedores pubs de la zona. Con una pinta en la mano, podrás examinar tus compras y preguntarte dónde demonios vas a poner esa lámpara art déco que no pudiste resistir.
Tarde de museos en South Kensington #
Si Londres fuera una universidad, South Kensington sería la facultad de ciencias. Aquí, en un radio de apenas 500 metros, tienes tres de los mejores museos del mundo. Y lo mejor de todo: son gratis.
Empieza por el Museo de Historia Natural. El edificio, una catedral victoriana dedicada a la naturaleza, es impresionante por sí solo. Dentro, prepárate para encontrarte cara a cara con un T-Rex o para sentir un terremoto simulado. Es como Jurassic Park, pero sin el peligro de ser devorado.
Cruzando la calle está el Museo de Ciencias. Aquí puedes pilotear una nave espacial (bueno, un simulador, pero casi), ver el motor de cohete que llevó al hombre a la Luna, o jugar a ser James Bond con los gadgets de espionaje. Es el lugar perfecto para sacar a relucir tu niño interior.
Para terminar, date una vuelta por el Victoria & Albert Museum. Este es el patito feo convertido en cisne de los museos londinenses. Lo que empezó como una colección un poco random de objetos bonitos se ha convertido en el templo del diseño y las artes decorativas. Desde vestidos de alta costura hasta puertas renacentistas italianas, el V&A es un festín para los ojos.
Un paseo por el Támesis #
El Támesis es como la columna vertebral de Londres, y un paseo por sus orillas es como hojear las páginas de un libro de historia de la ciudad. Empieza tu recorrido en el London Eye (no hace falta que subas, a menos que quieras hacerte el selfie más turístico de la historia) y dirígete hacia el este.
Pasarás junto a las Casas del Parlamento y el Big Ben. Sí, es más pequeño de lo que pensabas, pero sigue siendo impresionante. Cruza el puente de Westminster y sigue por la orilla sur. Esta parte del paseo es como un parque de atracciones cultural: te encontrarás con artistas callejeros, el acuario Sea Life, y el terrorífico London Dungeon.
Sigue caminando y llegarás al Tate Modern, ese gigante de ladrillo que parece que se ha tragado todo el arte moderno del mundo. Si el arte contemporáneo no es lo tuyo, no te preocupes. La terraza de la 10ª planta ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad, y es gratis.
Termina tu paseo cruzando el Millennium Bridge, ese puente futurista que parece que va a despegar en cualquier momento. Al otro lado te espera la Catedral de San Pablo, majestuosa como siempre. Si tus piernas aún aguantan, sube a la cúpula. Las vistas desde allí hacen que todo el paseo haya valido la pena.
Afternoon tea en Hampstead Heath #
Olvídate de los afternoon teas caros y pretenciosos de los hoteles del centro. Para una experiencia más auténtica (y económica), dirígete a Hampstead Heath, el pulmón verde del norte de Londres.
Este enorme parque es como el jardín secreto de la ciudad. Colinas, bosques, lagunas... parece mentira que estés en Londres. Después de un buen paseo (te recomiendo subir a Parliament Hill para otra vista panorámica épica), dirígete a Kenwood House, una mansión del siglo XVII que parece sacada de una novela de Jane Austen.
En los jardines de Kenwood House encontrarás una tetería encantadora. Pide un cream tea: té, scones, mermelada y clotted cream. Mientras disfrutas de este ritual tan británico, observa a los londinenses en su hábitat natural: familias de picnic, parejas paseando perros, grupos de amigos jugando al frisbee...
Si te sientes aventurero, puedes probar las piscinas naturales de Hampstead Heath. Sí, los londinenses están lo suficientemente locos como para nadar aquí, incluso en invierno. Yo prefiero quedarme con mi té, gracias.
Noche de teatro en el West End #
El West End es a Londres lo que Broadway a Nueva York: el corazón palpitante de su escena teatral. Pero olvídate de reservar con meses de antelación y pagar una fortuna. Los londinenses tienen un secreto bien guardado: las taquillas de día.
Dirígete a Leicester Square por la mañana. Allí encontrarás el TKTS booth, donde venden entradas para las funciones del día con grandes descuentos. Sí, puede que no consigas ver el musical de moda, pero descubrirás joyas inesperadas. En una ocasión cogimos entradas para "Jerry Springer - The Opera", sin saber muy bien lo que íbamos a ver, y resultó ser una divertidísima locura musical
Antes de la función, date una vuelta por Covent Garden. Este antiguo mercado de frutas y verduras es ahora un hervidero de tiendas, restaurantes y actuaciones callejeras. Cena algo rápido (los restaurantes pre-teatro son una trampa para turistas) y disfruta del ambiente.
Después del espectáculo, si aún tienes energía, tómate una copa en uno de los pubs históricos de la zona. El Coach and Horses o el Lamb & Flag han servido pintas a actores y dramaturgos durante siglos. Quién sabe, puede que acabes tomando una cerveza junto a la próxima gran estrella de Hollywood.
Domingo en Columbia Road Flower Market #
Los domingos por la mañana en Londres tienen un nombre y un aroma: Columbia Road Flower Market. Este mercado de flores es como un oasis de color y fragancia en el este de Londres.
Llega temprano, sobre las 8 o 9 de la mañana. Sí, es domingo, sí, es temprano, pero confía en mí. A esta hora podrás ver a los vendedores montando sus puestos y tendrás la mejor selección de flores. El ambiente es eléctrico: los vendedores gritan ofertas como si estuvieran en la bolsa de valores, pero con petunias en lugar de acciones.
No hace falta que compres nada (aunque es difícil resistirse). El verdadero encanto está en perderse entre los puestos, dejarse embriagar por el aroma de las flores y escuchar el cockney de los vendedores. Es como un viaje en el tiempo a la Londres de Mary Poppins, pero con más tatuajes y cafés hipster.
Cuando te canses del gentío, explora las callejuelas adyacentes. Están llenas de tiendas vintage, galerías de arte y cafeterías encantadoras. Es el lugar perfecto para un brunch tardío y para observar a los londinenses en su versión más bohemia y dominguera.
Atardecer en el Sky Garden #
Reserva tu visita gratuita con antelación (sí, has leído bien, la entrada es gratis pero hay que reservar) y llega justo antes del atardecer. Mientras subes en el ascensor, sientes que te estás colando en la guarida de un villano de James Bond.
Una vez arriba, prepárate para quedarte boquiabierto. El espacio es como un invernadero futurista con vistas 360º de Londres. A un lado tienes el Támesis serpenteando entre edificios históricos, al otro la arquitectura de cristal y acero de la City. Y todo ello rodeado de jardines tropicales que parecen desafiar la gravedad.
Encuentra un buen sitio (te recomiendo la terraza oeste) y observa cómo el sol se pone sobre Londres. Ver cómo la ciudad se enciende gradualmente, con el Tower Bridge iluminado en primer plano, es una experiencia casi mística. Si quieres completar la experiencia, puedes tomar una copa en el bar, aunque los precios son tan elevados como las vistas.
Paseo nocturno por el Soho #
Cuando cae la noche, el Soho se despierta. Este barrio, antaño de mala reputación, es ahora el corazón bohemio y LGBTQ+ de Londres. Un paseo nocturno por sus calles es como una montaña rusa de sensaciones.
Empieza en Piccadilly Circus, con sus luces de neón y su energía frenética. Adéntrate en las callejuelas del Soho y déjate llevar. Pasarás junto a bares de jazz donde la música se derrama a la calle, restaurantes con comida de todos los rincones del mundo, y sex shops junto a elegantes boutiques de diseño. Es el Soho, nada tiene sentido y todo es posible.
Si te apetece una copa, opciones no te faltarán. Desde pubs tradicionales como el Coach & Horses hasta bares de cócteles clandestinos como el Experimental Cocktail Club. Mi recomendación: busca uno de los speakeasies ocultos del barrio. Son bares secretos, herencia de la época de la Ley Seca americana, escondidos tras fachadas anodinas o dentro de otros locales. Encontrarlos es parte de la diversión.
Termina la noche en Ronnie Scott's, uno de los clubs de jazz más famosos del mundo. Aunque no consigas entradas para un concierto, el bar de arriba suele tener música en directo y un ambiente increíble. Con un Manhattan en la mano y el sonido del saxo de fondo, sentirás que te has colado en la Londres más cool y cosmopolita.
Londres es una ciudad que nunca duerme, siempre cambiante pero eternamente fiel a sí misma. Estas diez experiencias son solo la punta del iceberg, una pequeña muestra de lo que la capital británica tiene para ofrecer. Así que ya sabes, la próxima vez que visites Londres, sal de las rutas turísticas, piérdete en sus calles y deja que la ciudad te sorprenda. Porque en Londres, como decía Samuel Johnson, "cuando un hombre está cansado de Londres, está cansado de la vida". ¡Buen viaje!
Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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