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Día 4. Del Jardín Botánico de Brooklyn a Coney Island

25 mayo 2018

Día 4. Del Jardín Botánico de Brooklyn a Coney Island

La cuarta jornada de mi viaje a Nueva York en mayo de 2018 comenzó con uno de esos lugares que, a pesar de no figurar en todas las guías turísticas, resulta ser un auténtico tesoro escondido. Un día intenso que me llevó desde la serenidad de un jardín botánico hasta la nostalgia vintage de una de las playas más emblemáticas de la ciudad.

El tesoro escondido de Brooklyn: su Jardín Botánico #

Aproveché que los viernes por la mañana la entrada es gratuita hasta las 10 am y me aventuré hacia Brooklyn para visitar su magnífico Jardín Botánico. Sin duda, una decisión acertada que recomendaría a cualquiera que busque una experiencia diferente en la ciudad.

El Brooklyn Botanic Garden es un oasis de 21 hectáreas en medio del bullicio urbano. Durante mi visita, pude recorrer el espectacular Jardín Japonés, con su estanque de carpas koi y el puente arqueado que invita a la contemplación. Uno de los grandes atractivos, especialmente en primavera, es el Camino de los Cerezos, donde decenas de árboles de sakura crean un espectáculo de color cuando están en flor.

El invernadero Steinhardt Conservatory alberga plantas de diversos climas, desde el desierto hasta los trópicos, mientras que el Jardín de Shakespeare presenta especies mencionadas en las obras del famoso dramaturgo. El Jardín de las Fragancias está diseñado específicamente para ser disfrutado a través del olfato, ideal para personas con discapacidad visual o para aquellos que quieran experimentar la naturaleza de una forma diferente.

Lo que hace especial a este jardín es su compromiso con la educación botánica y la forma en que cada rincón parece contar una historia diferente. Desde los bonsáis centenarios hasta las plantas medicinales, cada colección ofrece una mirada distinta a nuestra relación con la naturaleza.

El Jardín Botánico de Brooklyn El Jardín Botánico de Brooklyn El Jardín Botánico de Brooklyn El Jardín Botánico de Brooklyn El Jardín Botánico de Brooklyn El Jardín Botánico de Brooklyn
El Jardín Botánico de Brooklyn

El Empire State: un clásico que nunca defrauda #

Tras disfrutar de la tranquilidad del jardín, regresé a Manhattan para visitar el segundo mirador del viaje: el emblemático Empire State Building. Gracias a un crédito de 40$ que me regalaron al comprar la tarjeta Sightseeing FLEX Pass, pude acceder a este icono arquitectónico sin coste adicional.

Aunque no es el mirador más grande ni más alto de Nueva York, el Empire State posee un encanto especial. Era el único que ya había visitado en mi anterior viaje en 2005, y sigue siendo, a mi juicio, el más "romántico" de todos. Quizás sea por su presencia en tantas películas clásicas o por su estilo art déco, pero hay algo mágico en contemplar la ciudad desde su observatorio.

El recorrido comienza con una experiencia multimedia en la planta baja que cuenta la historia del edificio, desde su construcción en plena Gran Depresión (se completó en tan solo 13 meses, un hito de ingeniería para la época) hasta su papel como símbolo de resistencia y optimismo americano. Las fotografías de los trabajadores almorzando en las vigas a cientos de metros de altura sin ningún tipo de seguridad siguen provocando vértigo incluso antes de subir.

El sistema de ascensores del Empire State es en realidad un recorrido en dos etapas: primero se toma un ascensor que te lleva hasta un piso intermedio, y desde allí un segundo elevador te transporta finalmente hasta el observatorio del piso 86. Esta transición entre ascensores forma parte de la experiencia y está diseñada tanto por motivos técnicos como para gestionar el flujo de visitantes. La velocidad de estos ascensores y la sensación de presión en los oídos te hacen consciente de los casi 381 metros que estás ascendiendo en total. El observatorio principal, completamente renovado en los últimos años, mantiene ese equilibrio perfecto entre la modernidad de sus instalaciones y el respeto por la estética original de 1931.

Disfrutando del Empire State Disfrutando del Empire State Disfrutando del Empire State Disfrutando del Empire State Disfrutando del Empire State
Disfrutando del Empire State

Lo que hace verdaderamente especial al Empire State es la panorámica de 360 grados que ofrece desde una posición privilegiada en mitad de Manhattan. A diferencia de otros miradores situados más al sur o al norte, desde aquí puedes apreciar perfectamente tanto el Downtown con sus rascacielos financieros como el Uptown con Central Park y los edificios residenciales. En un día claro, la visibilidad puede alcanzar hasta 130 kilómetros, permitiendo ver claramente Nueva Jersey, Connecticut, Massachusetts, Pensilvania y Delaware.

Durante aproximadamente una hora y media, disfruté de estas vistas incomparables, identificando iconos como el Flatiron Building, el Chrysler Building con su característica cúpula art déco, el One World Trade Center brillando al sur, o el puente de Brooklyn conectando Manhattan con su vecino borough. La perspectiva desde aquí permite apreciar perfectamente la cuadrícula urbana de la isla, con Central Park como un gran rectángulo verde en medio del cemento.

El Empire State sigue siendo el mirador con más encanto de Nueva York El Empire State sigue siendo el mirador con más encanto de Nueva York El Empire State sigue siendo el mirador con más encanto de Nueva York El Empire State sigue siendo el mirador con más encanto de Nueva York
El Empire State sigue siendo el mirador con más encanto de Nueva York

Macy's y sus peculiares escaleras mecánicas de madera #

A la salida del Empire, me dirigí a los cercanos grandes almacenes Macy's. Mi principal objetivo no era comprar, sino ver las curiosas escaleras mecánicas de madera que se conservan en el último piso. Las primeras escaleras mecánicas de madera que vi en mi vida estaban en Londres, y desde entonces me han fascinado estos tesoros de ingeniería del pasado, cada vez más escasos.

Estas escaleras, auténticas reliquias de principios del siglo XX, siguen funcionando a la perfección y ofrecen un contrapunto vintage a los modernos pisos de Macy's. Su crujido característico y el movimiento pausado invitan a un viaje en el tiempo. Es curioso cómo algo tan funcional como unas escaleras puede convertirse en un atractivo turístico por derecho propio.

Macy's y sus peculiares escaleras mecánicas de madera Macy's y sus peculiares escaleras mecánicas de madera Macy's y sus peculiares escaleras mecánicas de madera
Macy's y sus peculiares escaleras mecánicas de madera

Entre estaciones: Madison Square Garden y Penn Station #

Seguí caminando por la calle 33 hasta llegar al Madison Square Garden y la estación Penn. Me apetecía comerme un sándwich sentado en las míticas escaleras de la estación, observando el ir y venir de neoyorquinos y visitantes.

Penn Station es uno de esos lugares donde puedes sentir el pulso de la ciudad. A diferencia de la majestuosa Grand Central, Penn Station tiene un carácter más funcional, pero igualmente fascinante para observar la rutina diaria de millones de personas.

Picnic en las icónicas escaleras de  Penn Station Picnic en las icónicas escaleras de  Penn Station
Picnic en las icónicas escaleras de Penn Station

Un paseo por Chinatown y Little Italy #

Desde allí cogí el metro hacia Lower Manhattan y me dediqué a callejear por Chinatown y Little Italy, dos vecindarios emblemáticos que muestran la rica herencia multicultural de Nueva York.

Chinatown es un bullicioso barrio donde los carteles en mandarín, las tiendas de especias y los restaurantes auténticos te transportan instantáneamente a Asia. Sus calles estrechas están siempre llenas de vida, con vendedores ofreciendo todo tipo de productos, desde frutas exóticas hasta remedios tradicionales chinos. Canal Street, la arteria principal, es famosa por sus tiendas de souvenirs y falsificaciones, aunque mi consejo es adentrarse en las calles menos turísticas para descubrir joyitas gastronómicas como los dim sum de Nom Wah Tea Parlor o los dumplings de varios puestos callejeros.

Callejeando por Chinatown Callejeando por Chinatown Callejeando por Chinatown Callejeando por Chinatown
Callejeando por Chinatown

Little Italy, justo al lado, se ha ido reduciendo con los años, pero aún conserva su esencia en unas pocas manzanas alrededor de Mulberry Street. Aquí, los restaurantes con manteles a cuadros y luces de colores ofrecen pasta, pizza y otras delicias italianas.

Aunque estos barrios son cada vez más turísticos, todavía conservan vestigios de su autenticidad y son un testimonio vivo de la historia migratoria que ha forjado la identidad de Nueva York.

Disfrutanto Little Italy Disfrutanto Little Italy Disfrutanto Little Italy Disfrutanto Little Italy
Disfrutanto Little Italy

Coney Island: nostalgia y diversión a partes iguales #

La culminación de este intenso día fue una visita especial a Coney Island y su legendario parque de atracciones. Tras otro trayecto en metro, llegué a este rincón sur de Brooklyn donde el tiempo parece haberse detenido.

Coney Island es mucho más que una playa y un parque de atracciones; es un símbolo de la cultura popular americana. Pasear por su paseo marítimo (boardwalk) es transportarse a otra época, con su ambiente retro y sus atracciones clásicas.

El Luna Park, renovado pero fiel al espíritu del parque original de principios del siglo XX, ofrece atracciones para todos los gustos. La montaña rusa Cyclone, declarada monumento histórico, desafía a los más valientes desde 1927 con sus curvas pronunciadas y estructura de madera que cruje con cada giro. Para los amantes de la adrenalina, también está la Wonder Wheel, una noria de 1920 con cabinas que se deslizan por raíles mientras giran.

Además de las atracciones, Coney Island ofrece numerosos espectáculos callejeros y el famoso Coney Island Circus Sideshow, un auténtico show de rarezas al más puro estilo vintage. El Museo de Coney Island es otra parada obligatoria para los interesados en la historia de este peculiar lugar y su importancia en el desarrollo del ocio moderno.

La playa, amplia y accesible, es perfecta para descansar entre atracciones o simplemente disfrutar del sol. Durante mi visita, tuve la suerte de presenciar un atardecer espectacular que bañaba de tonos dorados toda la costa y daba al parque iluminado un aspecto casi mágico.

Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje
Coney Island fue sin duda una de las mejores experiencias de este viaje

La magia de Coney Island al anochecer #

Cuando cae la noche, Coney Island se transforma. Las luces de neón del parque crean una atmósfera especial que evoca la nostalgia de tiempos pasados. Los colores vivos, la música de las atracciones y el olor a comida callejera componen una experiencia sensorial única.

Para redondear la jornada, no podía irme sin probar un perrito caliente con aros de cebolla en el mítico Nathan's Famous. Este establecimiento, fundado en 1916, no solo es famoso por sus hot dogs, sino también por albergar el famoso concurso internacional de comedores de perritos calientes cada 4 de julio. El sabor particular de sus salchichas y el ambiente retro del local hacen que merezca la pena la visita.

Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche Coney Island despliega toda su magia al caer la noche
Coney Island despliega toda su magia al caer la noche

Regreso al hogar temporal #

Con el sabor del hot dog aún en el paladar y la retina llena de imágenes de un día intenso, emprendí el largo regreso hacia mi alojamiento en el norte del Bronx. El trayecto desde Coney Island implicaba casi dos horas de metro, pero me permitió reflexionar sobre todo lo vivido durante la jornada.

Este cuarto día en Nueva York me mostró las múltiples caras de la ciudad: desde la serenidad del jardín botánico hasta la nostalgia vintage de Coney Island, pasando por los iconos urbanos y la diversidad cultural de sus barrios étnicos. Una jornada perfecta que combinó atracciones turísticas populares con experiencias menos convencionales, demostrando que Nueva York siempre tiene algo nuevo que ofrecer, incluso al visitante recurrente.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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