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Día 12. Cerrando el viaje con monumentos de ingeniería y despedidas luminosas

25 enero 2018

Día 12. Cerrando el viaje con monumentos de ingeniería y despedidas luminosas

El último día completo en una ciudad siempre tiene ese sabor agridulce. Por un lado, la urgencia de completar la lista de lugares pendientes; por otro, la nostalgia anticipada de lo que pronto dejaremos atrás. Así me encontraba yo en este duodécimo día en Singapur, con algunos puntos aún por descubrir y el deseo de despedirme adecuadamente de los lugares que ya habían conquistado mi corazón.

La Marina Barrage: mucho más que una presa #

Mi primera parada del día fue la Marina Barrage, una de esas grandes obras de ingeniería que, aunque no figuren en las rutas más turísticas, siempre despiertan mi fascinación. Esta impresionante estructura, inaugurada en 2008, cumple múltiples funciones vitales para Singapur.

La Marina Barrage es una presa construida en la desembocadura del río Marina que ha transformado radicalmente la gestión del agua en la ciudad-estado. Su función principal es triple: controlar las inundaciones, crear una reserva de agua dulce y proporcionar un espacio recreativo para los ciudadanos. En un país donde el agua es un recurso estratégico y que históricamente ha dependido de importaciones desde Malasia, esta estructura representa un paso decisivo hacia la autosuficiencia hídrica.

La presa separa las aguas salobres de la bahía de las aguas dulces del embalse, creando el Marina Reservoir, el quinceavo embalse de Singapur y el primero ubicado en el centro urbano. Un sistema de compuertas permite liberar agua durante las mareas bajas para prevenir inundaciones en las áreas bajas de la ciudad, especialmente importantes en un contexto de cambio climático y aumento del nivel del mar.

Marina Barrage Marina Barrage Marina Barrage Marina Barrage Marina Barrage
Marina Barrage

El Marina Barrage Green Roof: vuelo de cometas sobre la bahía #

Junto a la presa se encuentra un espacio que se ha convertido en uno de los favoritos de los habitantes de Singapur: el Green Roof. Esta enorme explanada verde coronando la instalación es un ejemplo brillante de cómo las infraestructuras pueden integrar funciones técnicas con espacios públicos de calidad.

Durante mi visita pude observar que este parque es especialmente popular para el vuelo de cometas, aunque ese día apenas vi un par surcando el cielo. Probablemente sea una actividad más concurrida en las horas de la tarde, cuando las familias acuden tras la jornada escolar o laboral.

Lo que más me impresionó fueron las monumentales rampas en forma de espiral que conectan el nivel superior del parque con la planta baja de la instalación. Estas no solo cumplen una función práctica sino que constituyen un elemento arquitectónico de gran belleza que invita a ser recorrido. La sensación de descender por esas curvas mientras se contemplan vistas panorámicas de la bahía es realmente placentera.

Marina Barrage Green Roof Marina Barrage Green Roof Marina Barrage Green Roof Marina Barrage Green Roof
Marina Barrage Green Roof

Chinese Garden: un remanso de tradición oriental #

Mi siguiente destino fueron los Chinese Garden, un espacio mucho más extenso de lo que había anticipado. Situados en el oeste de la isla, estos jardines fueron diseñados en 1975 por el arquitecto taiwanés Yuen-chen Yu, inspirándose en los jardines imperiales de la dinastía Song del norte de China.

Nada más entrar, me cautivaron las majestuosas pagodas de varios niveles que se reflejan en los lagos artificiales. La pagoda de los siete pisos, en particular, permite ascender para obtener vistas panorámicas del conjunto. La arquitectura tradicional china se expresa aquí en toda su esplendor: puentes zigzagueantes, pabellones con techos curvados y detalles ornamentales minuciosos.

Los jardines albergan además el Museo del Bonsái y la Colección de Suiseki (piedras naturales con formas evocadoras), donde pude apreciar algunos ejemplares centenarios de estos minituras arbóreas cultivadas con extraordinaria paciencia y precisión.

Durante mi recorrido también visité el Jardín del Zodíaco Chino, con estatuas representando los doce animales del horóscopo tradicional, y disfruté de la serenidad del Jardín de los Eruditos, diseñado como espacio para la contemplación y el estudio.

Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden Chinese Garden
Chinese Garden

Japanese Garden: la influencia nipona en Singapur #

Adyacente al Chinese Garden y conectado por un elegante puente blanco se encuentra el Japanese Garden, un contraste interesante que muestra las diferencias entre estas dos tradiciones paisajísticas orientales. Mientras los jardines chinos tienden a la grandiosidad y el dramatismo arquitectónico, el jardín japonés cultiva la sutileza y la armonía con la naturaleza.

Este espacio se caracteriza por sus cuidados senderos de grava, estanques con carpas koi, linternas de piedra y arces japoneses. El diseño sigue los principios del "kaiyū-shiki" o jardín de paseo, invitando al visitante a descubrir nuevas perspectivas con cada giro del camino.

Particularmente memorable fue la casa de té, construida según el estilo tradicional japonés, donde pude imaginar las ceremonias que ocasionalmente se celebran aquí, aunque durante mi visita no coincidí con ninguna.

Últimas luces: despedida nocturna de la ciudad #

Con las visitas pendientes completadas, decidí regresar al centro de la ciudad. Era mi última noche en Singapur y quería despedirme de los espectáculos luminosos que tanto me habían maravillado.

Garden Rhapsody: un adiós desde el suelo #

Mi primera parada fue Gardens by the Bay para disfrutar por última vez de Garden Rhapsody, el espectáculo de luz y sonido de los Supertrees. A diferencia de mis visitas anteriores, en las que me había afanado en capturar el momento con cámaras y móviles, esta vez opté por una experiencia más inmersiva.

Llegué con suficiente antelación para situarme en el centro mismo de la arboleda. Me tumbé directamente sobre el suelo y, para mi sorpresa, poco a poco otras personas fueron imitando mi gesto, formándose un improvisado público recostado alrededor. Cuando comenzó el espectáculo, la perspectiva desde abajo, viendo cómo esas estructuras de 50 metros de altura se iluminaban al ritmo de la música, fue completamente distinta y más envolvente.

No sé si fueron los 15 minutos más felices de mi vida, pero sin duda estuvieron cerca. La magnificencia del espectáculo se mezclaba con la melancolía de ser consciente de que era la última vez que lo experimentaría, al menos en este viaje. La combinación creó un momento de especial intensidad emocional.

Disfrutando una última vez de Garden Rhapsody Disfrutando una última vez de Garden Rhapsody
Disfrutando una última vez de Garden Rhapsody

Cena de despedida en Satay by the Bay #

Tras el espectáculo, me dirigí a cenar a Satay by the Bay, uno de los hawker centers que más había disfrutado durante mi estancia. Estos centros gastronómicos son el alma culinaria de Singapur, donde la diversidad étnica del país se expresa a través de una increíble variedad de platos a precios accesibles.

El satay, esas brochetas de carne marinada a la parrilla con salsa de cacahuete que dan nombre al lugar, fue mi elección para esta última cena. El sabor intenso y especiado, acompañado del inevitable refresco bien frío, representaban a la perfección la fusión que caracteriza a la gastronomía singapurense.

Última cena en Singapur
Última cena en Singapur

Marina Bay: el skyline que ya era familia #

Con el estómago satisfecho, regresé a la zona de Marina Bay para un último paseo. Después de doce días, esos edificios icónicos —el Marina Bay Sands con su piscina infinita coronando los tres torres, el ArtScience Museum en forma de flor de loto, el Fullerton de estilo neoclásico— se habían vuelto extrañamente familiares.

Me senté junto a la orilla de la bahía, saqué unas últimas fotografías e intenté grabar en mi memoria uno de los skylines más impresionantes del planeta. Las luces de los rascacielos se reflejaban en las aguas oscuras y tranquilas, creando ese paisaje duplicado tan fotogénico.

Exprimiendo la última noche en Singapur Exprimiendo la última noche en Singapur
Exprimiendo la última noche en Singapur

Regreso al hostel y reflexiones finales #

Cerca de la medianoche, cuando el cansancio comenzaba a hacer mella tras un día intenso, emprendí el camino de regreso a mi hostel. Mientras caminaba por las calles inmaculadas de Singapur, no podía evitar hacer un balance mental de estos doce días.

Esta ciudad-estado había desafiado y superado mis expectativas. Detrás de su imagen de eficiencia y modernidad había descubierto una riqueza cultural y una diversidad humana fascinantes. Los contrastes entre lo ultramoderno y lo tradicional, entre lo natural y lo artificial, entre lo planificado y lo espontáneo, habían sido el hilo conductor de mi experiencia.

Mañana tocaría hacer las maletas y dirigirme al aeropuerto Changi, considerado por muchos como el mejor del mundo. Pero esa sería ya otra historia, el epílogo de este viaje que había comenzado doce días atrás y que ahora llegaba a su fin, dejándome con la sensación de haber descubierto un lugar único en el mundo: un experimento urbano en constante reinvención que, de alguna manera, parece anticipar el futuro de las ciudades.

Foto de perfir de Juanjo Marcos

Juanjo Marcos

Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.

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