Han pasado ya algunas semanas desde nuestro regreso de Valencia, y con la perspectiva que da el tiempo, creo que es un buen momento para hacer balance de esta escapada. Cuatro días dan para mucho, pero Valencia es una ciudad con suficientes atractivos como para merecer más tiempo. Aun así, creo que conseguimos captar su esencia y disfrutar de sus principales encantos.
Lo mejor de Valencia #
Sin lugar a dudas, hay dos lugares que me dejaron completamente fascinado y que por sí solos ya merecen el viaje: la Ciudad de las Artes y las Ciencias y la Albufera.
La Ciudad de las Artes y las Ciencias es un complejo arquitectónico que redefine el concepto de belleza urbana. Santiago Calatrava y Félix Candela crearon un conjunto de edificios que parecen venidos del futuro, cuyas formas orgánicas y juegos de luz y agua crean un espectáculo visual incomparable. Tanto de día como de noche, pasear por este complejo fue una de las experiencias más impactantes de mi vida como viajero.
Por otro lado, la Albufera ofrece un contacto con la naturaleza que no esperaba encontrar tan cerca de una gran ciudad. El atardecer sobre el lago es uno de esos momentos mágicos que quedan grabados en la memoria para siempre. La combinación de agua, luz y silencio crea una atmósfera casi irreal, perfecta para desconectar y simplemente ser.
También tengo que destacar positivamente el sistema de transporte público de Valencia, que nos permitió movernos con facilidad por toda la ciudad y sus alrededores. La València Tourist Card fue una buena inversión que amortizamos completamente.
En cuanto a los museos y monumentos, el Museo Fallero me pareció absolutamente único y original. Es difícil encontrar en otras ciudades un museo que capture tan bien el espíritu y las tradiciones locales. Las Torres de Serranos y La Lonja de la Seda también merecen una mención especial por su importancia histórica y belleza arquitectónica.
Sensaciones encontradas #
Valencia me deja un sabor de boca un tanto contradictorio. He disfrutado enormemente estos cuatro días, pero al mismo tiempo, algunas de mis expectativas no se vieron completamente satisfechas.
El casco histórico, por ejemplo, aunque tiene rincones de gran belleza e interés, me pareció más pequeño y menos impactante de lo que esperaba para una ciudad con tanta historia. Comparado con otros centros históricos de ciudades españolas, el de Valencia me supo a poco. Quizás esperaba encontrar un conjunto monumental y medieval más cohesionado y extenso.
Los Jardines del Turia, aunque son un magnífico ejemplo de reconversión urbana y un espacio verde envidiable para los habitantes de la ciudad, no me parecieron especialmente atractivos desde un punto de vista turístico. Son agradables para pasear, pero carecen de ese factor "wow" que busco cuando viajo.
Valencia como lugar para vivir #
Una reflexión que me surgió durante el viaje es que Valencia parece ser una ciudad excepcional para vivir, más que para visitar como turista. Tiene todas las ventajas de una gran ciudad (oferta cultural, servicios, transporte) pero sin la masificación y el ritmo frenético de Barcelona o Madrid.
Su clima mediterráneo, la cercanía de la playa, la huerta que la rodea garantizando productos frescos, los Jardines del Turia como pulmón verde que atraviesa la ciudad, la combinación de patrimonio histórico y arquitectura vanguardista... Todo ello configura un entorno urbano muy atractivo para el día a día.
Me imaginé múltiples veces paseando por los Jardines del Turia con mi perro, corriendo junto al mar en la Malvarrosa, o disfrutando de un café en alguna de las plazas del centro histórico en un día soleado de invierno. Y en todas esas imágenes mentales, Valencia aparecía como un lugar donde la calidad de vida podría ser realmente alta.
¿Volvería a Valencia? #
Esta es quizás la pregunta más difícil de responder. Por un lado, hay lugares como la Ciudad de las Artes y las Ciencias o la Albufera que no me importaría volver a visitar. Por otro, siento que he visto ya lo principal que la ciudad tiene que ofrecer al turista.
Quizás volvería para explorar con más calma algunos barrios como El Cabanyal, que no tuvimos tiempo de visitar, o para disfrutar de la gastronomía valenciana con más detenimiento. O tal vez para conocer la ciudad durante las Fallas, que debe ser una experiencia completamente diferente.
Pero si tuviera que elegir un nuevo destino o repetir Valencia, probablemente me decantaría por descubrir un lugar nuevo. No porque Valencia no merezca una segunda visita, sino porque el mundo es muy grande y hay demasiados lugares esperando a ser descubiertos.
Balance final #
En definitiva, Valencia ha sido una escapada muy satisfactoria. Hemos aprovechado al máximo el tiempo y el presupuesto, hemos descubierto lugares extraordinarios y hemos disfrutado de momentos memorables. Si bien no ha superado todas mis expectativas (quizás demasiado elevadas), sin duda ha sido un viaje que ha valido la pena.
La combinación de patrimonio histórico, arquitectura vanguardista, naturaleza y gastronomía hace de Valencia un destino versátil y atractivo. Y aunque no me haya enamorado perdidamente de la ciudad como me ha ocurrido con otros destinos, me alegro enormemente de haberla visitado por fin y de haber podido tacharla de mi lista de deseos viajeros.
Valencia, gracias por estos cuatro días. Quién sabe si nuestros caminos volverán a cruzarse en el futuro.

Juanjo Marcos
Desarrollador y diseñador web actualmente afincado en Bilbao. Desde que tengo uso de razón viajar es una de mis grandes pasiones, junto a la tecnología, la fotografía y los largos paseos sin rumbo definido.
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